Los comercios del centro de Ciudad Real se han visto afectados por el apagón que se ha producido este lunes poco después del mediodía. Un paseo por el centro de la ciudad ha servido para ver la dimensión de lo ocurrido. Negocios cerrados, otros en los que los empleados no se pueden marchar porque las puertas son automáticas, los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado por las calles controlando el tráfico (no funcionan los semáforos) o vigilando que todo se desarrolle con normalidad por las calles. Se han podido ver coches de Policía Nacional y Local por la Plaza Mayor. Todo en un clima de gran incertidumbre ya que nadie sabe muy bien que hacer.

En la Cafetería Roma situada en la calle Azucena, su dueña, María Muñoz ha comentado a Lanza que el primer problema que le ha generado este apagón es no va a poder cerrar su negocio porque las puertas son automáticas. “No voy a poder irme a casa porque no tengo modo de cerrar. Luego en lo que se refiere al producto ha explicado que las cámaras mantienen durante un tiempo así que aunque no se sabe cuánto va a durar esta situación está tranquila en este sentido. “Lo que tengo en las cámaras” ha añadido “si tardan mucho tiempo en restablecer se echará a perder pero no tengo mucha cosa porque es lunes y acabamos de comenzar la semana, es que la electricidad y el agua son cosas fundamentales. También ha apuntado que la gente parece que “ha entrado un poco en pánico porque yo a estas horas siempre tengo pan y hoy no me queda nada”.
En la cafetería también estaba Ana María Cuesta que es asesora fiscal y su oficina está próxima. Ha comentado que no puede trabajar. “Tengo documentación que presentar y no puedo hacerlo. Los seguros sociales no los puedo enviar a los bancos para que se paguen el día treinta y estamos a día 28 y no tengo acceso. Algunos organismo oficiales si funcionan y otros no, todo esto visto por el móvil y un portátil que tiene batería”.
«En cuanto venga la luz tendremos que trabajar»

En los bares la situación también era similar, Carmen Cruz, de Cervecería Cruz ha explicado que han cerrado porque la gente no concibe que le des una caña sin una tapa caliente. “Es agobiante y le he dicho a mi compañera que cerrábamos”. Ha confesado que se acaba de comprar una radio para poder informarse de lo que pasa. “No nos hemos ido porque estamos esperando a ver qué pasa, porque en cuanto venga la luz tendremos que trabajar”.
Siguiendo con el paseo se puede observar que las tiendas de ropa de cadena estaban todas cerradas, y como algunos se las ingeniaba para cerrar las puertas automáticas, este es el caso de la librería Serendipia en la calle Carlos Vázquez, cuyo gerente, Rafael Díaz Barral estaba cerrando de manera manual la verja automática de su negocio. Ha confesado que viven la situación con extrañeza, pero con naturalidad. “Menos mal que hay un plan B y hemos podido cerrar, no creemos que nadie entre a robar libros pero gracias a este plan B hemos podido cerrar”. Ha añadido que es cierto que “nos damos cuenta cuando no tenemos luz lo necesaria que es. Vamos a esperar que vuelva el suministro porque sin luz hoy en día no se puede vender, “mejor nos quedamos todos en casa y ya vendremos mañana con más ganas cuando haya luz”.