Javi Ceci recuerda el olor de los químicos y todo el material que usaba su padre. Con 48 años lleva toda una vida dedicada al mundo de la fotografía. Sonriente, explica que su familia es del tipo “Cuéntame”, la popular serie de TVE. “Mis padres emigraron, en los años 70, de Daimiel a Parla tras haber regentado una pequeña tienda de fotografía en Malagón. Mi padre tiene, y tuvo, una gran vista comercial y allí montó un estudio de fotografía por todo lo alto, con un laboratorio en blanco y negro y mis primeros pasos en este mundo fueron ayudándole a revelar”, indica en una entrevista concedida a Lanzadigital.

Otro de esos recuerdos de niño que tiene impregnado en la retina es ver como su madre retocaba los posters fotográficos a mano, con un pincel o un lápiz. “Todo lo que hoy hacemos con Phtoshop mi madre ya lo hacía con muchísima paciencia, con unas gafas grandes, con una lupa y con un pincel; hacía maquillaje digital para los retratos que se hacían por entonces, fue una combinación perfecta y un gran éxito”.
Todo ello sumado a la progresión económica que se vivió en España en los 70 hizo que su padre, y el negocio familiar, triunfara. “Él quería para nosotros algo mejor y se vino para Ciudad Real cuando yo tenía 8 años de edad y mis hermanos 11 y 12, respectivamente”.
Fue entonces cuando la familia se asentó en la capital. Abrió su primera tienda, “Fotografía Ceci”, en las navidades de 1981 en la calle Ramón y Cajal. Y su padre, “muy de la antigua usanza”, animó a sus hijos a trabajar, desde niños, en el negocio familiar desde el convencimiento de que era una actividad muy rentable.
Y así fue como Javi Ceci se inició el mundo de la fotografía. “Este oficio lo he mamado desde pequeño y en él he aprendido, también, a contender con el público, a entender lo que quiere de mí y de mi producto; esa empatía también se ejercita y es muy necesaria en un negocio como este”, explica.
Recuerda como cuando salía de entrenar al fútbol en el colegio Marianistas su padre le ponía a pegar recordatorios de Primera Comunión, a meter álbumes de boda, el olor de la reveladora… y, a pesar de que se inició muy joven, y obligado por su padre, es un enamorado de la profesión a la que pone ganas, empeño y profesionalidad todos los días.
En el año 1998, con apenas 25 años, Javi Ceci se hace cargo del estudio fotográfico y se traslada a la calle Ruíz Morote. No fueron años fáciles. El sector estaba viviendo uno de los grandes cambios de los últimos años: la reconversión de lo analógico a lo digital. “Tuve que adaptarme y ponerme las pilas; con muchísimo esfuerzo, haciendo reportajes de boda sin parar de viernes a domingo, había fines de semana que hacía cinco bodas, reportajes de estudio, de comuniones y con el trabajo de la tienda logré sacar todo adelante” hasta llegar a lo que es hoy en día Javi Ceci, un negocio moderno que no para de ampliar horizontes, en el que actualmente trabajan siete personas, pero por el que han pasado más de 200.
La actividad de Javi Ceci se ha ido diversificando y modernizando, atendiendo a las demandas de la sociedad, sin miedo a los cambios, apostando por el futuro. Así, además de lo que fue el germen de su actividad, lo que en el gremio llaman la “BBC”, bodas, bautizos y comuniones, en la actualidad cuenta con una división de drones que le permite, entre otras cuestiones, realizar fotografías 360º, muy demandadas en la actualidad por el mundo empresarial o inmobiliario, entre otros sectores, tour virtuales, en breve va a salir publicado el que ha realizado para el Ayuntamiento de Ciudad Real sobre el patrimonio histórico y cultural de la ciudad, fotografías de producto, videos corporativos para empresas…, etc, una diversificación enorme de su actividad que hacen de Javi

Ceci una empresa puntera en el sector
Acaba de incorporar, también, un nuevo servicio con drones térmicos con los que lleva a cabo trabajos de video vigilancia, anti vandalismo, que son cada vez más demandados por las grandes empresas y para los que cuenta con tres pilotos. También se utilizan en el rescate de personas.
Inquieto, exhaustivo, trabajador, Javi Ceci también ha sabido reinventarse con la pandemia del Covid-19 y cuenta con un equipo técnico y de expertos que les permite realizar emisiones en directo, se retrasmiten a través de Facebook o YouTube, de actos sociales y educativos, por ejemplo, graduaciones de alumnos, que por las restricciones sanitarias no permitían la presencia de público.
Hasta llegar a aquí ha habido muchas horas de trabajo, muchas alegrías y, también, muchos sinsabores. “La gente de Ciudad Real me reconoce como un currante”, añade Ceci, una persona reconocida, además de por su gran profesionalidad, por su amabilidad y simpatía y su excelente trato con el público.
Por su estudio han pasado, a lo largo de los años, miles de clientes, personalidades del mundo social, cultural y político no solo de Ciudad Real sino de buena parte de la provincia. “La foto especialísima está por llegar” responde cuando le pregunto por el trabajo de su vida, lo que deja entrever ese afán de superación y de dar lo mejor de sí mismo en todos y cada uno de los trabajos que realiza.
Condecorado con numerosos premios de fotografía en distintos ámbitos y concursos, Javi Ceci asegura que a él lo que le gusta es lo social. “Soy más de caras, de gentes, de personas, soy fotógrafo más de lo personal aunque hago de todo”, explica. Se ha adentrado, incluso, en el campo de la docencia impartiendo clases y cursos en varias escuelas de la región.
A través del objetivo de su cámara ha visto también la evolución de Ciudad Real que, asegura, ha cambiado a mejor, “y eso, a pesar de que no hemos podido congelar nuestro patrimonio; pero sí es más bonita, sí es más alegre, más ajardinada y es más atractiva, gracias también a inversiones como el AVE o la llegada de la universidad. Me siento orgulloso de Ciudad Real”.
Su rincón favorito es el de la plaza de la Cámara de Comercio que, desde niño, veía desde la venta de su casa. Y ese lugar que no se cansa de fotografiar es la Catedral, tanto por dentro como por fuera. “En la Basílica Catedral he podido hacer más de 500 bodas, y no me canso de recorrer las galerías sinuosas, las escaleras anchas, los ventanales altos, las pilastras a contraluz, el paseíto de las palmeras en su exterior… “.
“A mí me gusta mucho buscar la geometría dentro de la composición, la luz es todo en fotografía. En los primeros años me gustaban mucho los retratos de niños, ahora quizá con la edad me va gustando menos, pero me quedo con las fotografías de boda, al fin y al cabo, es donde empecé, son momentos de mucha felicidad y alegría, sin olvidarme de la fotografía de Semana Santa que es muy solemne y que es necesario descubrir, imágenes que enlazan con el sentimiento donde la luz juega un papel clave, en un marco bonito…”, explica.
Y respecto al futuro, Javi Ceci seguirá apostando por las tendencias con una base sólida de formación que ha sido, también, la clave de su éxito. Formarse, reciclarse, para ofrecer lo mejor a sus clientes. No cree que la digitalización vaya a acabar con las tiendas de fotografía como tales, aunque sí reconoce que esa reconversión se ha llevado a muchos locales por delante. Cree que es necesario subirse al carro de lo actual, y añade que el trabajo como creador, como asesor de imagen, como diseñador, marcando tendencias, aconsejando al cliente, tiene un futuro enorme.
Javi Ceci no cree que sea una persona hecha a sí misma sino, más bien, es el resultado de muchas tendencias y muchas influencias. “En el momento de tomar decisiones sí soy más yo, pero a nivel profesional he contado con muchas influencias a lo largo de mi vida: de mi primo Paco, de mi hermano, de mi hermana. Espiritualmente soy producto de mis profesores y mi educación cristiana, estudié en los Marianistas y eso me dio mucha base moral, mi suegro me ha ayudado mucho, y me da muchos consejos, y también soy producto de lo que no hay que hacer por parte de mucha gente con la que también me junto. Soy muy social, he tenido que tirar para adelante y tomar muchas decisiones en muchos momentos y he sabido aprender tanto de mis aciertos como de mis errores que también los ha habido”.
La suerte de llegar a donde quería y dedicarse a lo que quería le ha hecho ser una persona feliz en una profesión muy cambiante y que exige de él una permanente actualización que sigue dispuesto a afrontar, paso a paso, hasta llegar a la jubilación.
“La de fotógrafo es una profesión donde haces unas relaciones sociales impresionantes. Además, la satisfacción de que muchos me elijan para dejar un recuerdo de ese momento tan especial en sus vidas, y que estén muy satisfechos con el resultado, es, también una enorme satisfacción”, concluye.