El escritor asturiano Jordi Doce participó este lunes en el Aula de Poesía de la Facultad de Letras, donde recitó poemas de su libro ‘No estábamos allí’, de finales de 2016, y una selección de la antología que publicó en 2015 ‘Nada se pierde’, además de exponer interesantes claves de su producción poética.
Para Doce, la poesía es “un diálogo entre el mundo y la subjetividad, imaginación y memoria del autor, y en ese diálogo uno objetiva su subjetividad pero también tiñe de subjetividad, afectos y emociones el mundo. En ese diálogo, esos dos ámbitos se van fundiendo e influyendo mutuamente: El mundo se tiñe un poco de tus emociones y forma de verlo, pero también te das cuenta de que tus emociones y forma de ver el mundo no es sólo privativa de ti, sino que se puede compartir, objetivar y ser leída por los demás”.
A Doce, que también recitó dos poemas del estadounidense Charles Simic y el escocés John Burnside recogidos en ‘El libro de los otros’, de 2018, en el que traduce poemas de autores contemporáneos acompañados de comentarios, le atrae “la poesía donde hay un trabajo del lenguaje, la imaginación y la memoria”. Además de creador, traductor de poesía norteamericana e inglesa, dijo que lo que más le interesa últimamente es la poesía “más narrativa, que a veces puede ser de ficción, que cuenta historias, que habla de personajes y que hace hablar a la gente”. Hacia esa dirección estima que va, hacia una poesía no como una especie de emanación de un yo del poeta, sino como “un sitio donde también se pueden contar historias, entrar en la piel de otros personajes y recrear mundos imaginarios y ficticios, Ese elemento de ficción también puede estar presente en la poesía y me parece interesante”.
En su intervención en Letras, reparó que en su obra hay mucha negación, a menudo como punto de partida. “No, nada, nunca, nadie,….” aparecen como si abrieran el espacio en el que escribir, comentó Doce, que recordó que en la vida es muy importante decir que ‘no’ y la negación es “fundacional”. El propio niño “funda su libertad y autonomía respecto a sus padres diciendo ‘no’, y nunca dejamos de ser niños en relación con el mundo. A veces decimos que sí, pero también a veces hay que saber decir que no” en la relación constante con lo que te rodea, comentó Doce, que indicó que la poesía se arma “en el claro que surge frente al mundo al decir que no”.
“Vivimos en un mundo muy acelerado, con muchísimos estímulos exteriores que evitan que perdamos el tiempo, y creo que para un creador perder el tiempo es muy productivo, es la forma que tenemos de situarnos en relación al mundo de una forma un poco oblicua y distinta”, comentó. “Todo ahora mismo conduce a evitar que perdamos el tiempo, a tenernos siempre ocupados, siempre alerta, en tensión, teniendo que hacer algo. Y creo que es importante recuperar” ese tiempo, tener “la disponibilidad mental, disponer de ocio”, y propiciar “otra relación con el tiempo y el mundo” para crear, en lugar de la constante respuesta al bombardeo de estímulos.
Doce, que imparte talleres de poesía, aconsejó a quienes quieren escribir que lean mucho, no se apresuren en publicar, tener uno ó dos lectores de confianza que le digan con honestidad lo que no funciona del todo, y leer la creaciones en voz alta para que nada suene impostado respecto a su voz y conciencia.