El problema de la equiparación salarial de policías y guardias civiles no es ni la mitad de grave que el de cuarteles y bases militares de toda España, que han empezado a “jubilar” con 45 años a soldados de tropa y marinería –la gran mayoría-. Francisco Pérez Mena, militar ciudarrealeño del Ejército del Aire es uno de esos ‘reservistas de especial disponibilidad’ (jubilado a la fuerza con 618 euros de pensión que pierde si consigue un empleo público, aunque sea temporal) que salieron el año pasado afectados por la ley 8/2006, la última promulgada para regular las condiciones del Ejército español desde que se profesionalizó en 1999. En ella se recogían una serie de medidas y condiciones de reinserción civil que según denuncian los afectados no se han cumplido, por lo que han recurrido a la movilización vía plataforma, en su caso 45 Sin Despidos, en una institución sin derecho de sindicación ni huelga, y en la que impera el silencio.
“Para mí no ponerme el uniforme es traumático”, comenta Pérez Mena, que habla de su jubilación a los 45 como “el regalo más amargo que puedes recibir”. En su caso un día antes de cumplir esa edad, tras media vida dedicada al Ejército, en el que ingresó en el año 1990 por pura vocación. “Desde pequeño me llamó la atención la vida militar, aunque no soy de familia de militares, tengo otro hermano que probó en la milicia y ahora es guardia civil. Ahora mismo no sé ni qué hacer”, explica.
Que supiera que el empleo militar al que accedió en principio para ocho años (hasta 1999) y después hasta 2006 no ha mitigado el golpe. “Lo peor ha sido no poder acceder a un puesto fijo en todo este tiempo, pese a que lo he intentado en dos ocasiones, pero salen poquísimas plazas para tanto aspirante”.
120.000 personas, 80.000 de tropa y marinería
Las Fuerzas Armadas Españolas las forman 120.000 personas de las que alrededor de 80.000 pertenecen a la tropa y marinería unos empleos que se van renovando cada año según la oferta pública de empleo. “Nosotros queremos que cuando llegue la edad de jubilación, como en la Policía o en la Guardia Civil, se pase a la reserva, y que quien quiera se vaya pero con facilidades para su reinserción en la vida civil”.
Desde que el Ejército se profesionalizó en España en las plantillas subsisten militares de carrera y de empleo; el de carrera es aquel que ha adquirido unos derechos como funcionario y ha pasado por una oposición, por lo que tiene un puesto fijo hasta la edad de retiro o reserva (en el caso de la tropa es hasta los 58 años). “El problema es que las oposiciones que están saliendo ahora mismo son muy pocas. Hablamos de una ratio de una vacante por cada cien personas, aunque quieras no se puede consolidar el empleo”, argumenta.
Un problema que se arrastra desde 2006
Todo ha ido más o menos bien en estos diez años largos desde que se firmó la ley de 2006, el problema ha surgido con las primeras jubilaciones. Pérez Mena está entre los 700 que han salido en los dos últimos años pero la cifra crece de forma exponencial: “Este año saldrán 1.800, el siguiente más, y así hasta 70.000 en veinte años. Estamos hablando de que a cada persona que se vaya con esa edad le darán una pensión de 618,92 euros que significa que en veinte años el Ministerio de Defensa hará un gasto de 10.500 millones de euros por tenernos en casa sin hacer nada, eso más los dos años que nos corresponden de paro. En 45 Sin Despidos hemos hecho cálculos y hablamos de unos 1.500 millones con cargo a la Seguridad Social. España no está preparada para pagar esas jubilaciones, más las nóminas del personal que entre nuevo”.
Hay 300 militares de la provincia como Pérez Mena afectados por estas jubilaciones, la mitad de ellos destinados aquí, y todos con ganas y condiciones para quedarse. “Yo ingresé como escribiente y he trabajado veinticinco años como personal administrativo del Ejército del Aire, opino que es más rentable mantener a una persona con un perfil como el mío, con la experiencia que tengo en misiones internacionales, que formar a alguien para ocupar mi puesto. No todos los militares hacemos trabajo físico ni salimos a dar barrigazos por ahí, además tenemos que pasar pruebas físicas periódicas y nos cuidamos”, remata.
El reservista explica que el Ejército necesita a ocho personas de apoyo logístico por cada militar que destina a una misión internacional: vestuarios, pasaportes, “cada militar en el extranjero son ocho aquí en España, creemos que se nos puede reubicar en puestos que no tengan porqué ser de campo”.
Emulando el éxito de Jusapol
Esta problemática ha estado latiendo en los cuarteles estos años, pero según Pérez Mena las asociaciones profesionales de la milicia “no han hecho nada”, de modo que hace unos meses surgió la idea de crear una plataforma, una asociación civil de reservistas de especial disponibilidad y familiares, con el apoyo de Jusapol. “Estamos acompañando a Guardia Civil y Policía en sus protestas y ellos también nos están echando un cable”.
El militar ciudarrealeño forma parte de la organización de 45 Sin Despidos, con presencia en las redes sociales (él es el coordinador de las redes sociales), desde la que están empezando a difundir sus reivindicaciones. En algunas provincias incluso se han creado grupos específicos.
Lo que exige 45 Sin Despidos es el derecho a ser reconocidos como empleados públicos de la administración militar en la función de Defensa y como funcionarios de carretera, “algunos de nosotros hemos pasado tres concursos de oposición. En mi caso la oposición de acceso a las Fuerzas Armadas, a cabo y a cabo primero, aunque no he conseguido plaza permanente”.
La plataforma también reclama la reincorporación de los militares que se han jubilado con 45 años y que se facilite la reinserción de los que buscan una salida voluntaria. “El Ejército tiene firmados convenios con la Guardia Civil y la Policía Nacional para que nos podamos incorporar a estos cuerpos y casi siempre rechazan a personas que vienen del Ejército en la prueba psicológica, que es totalmente subjetiva”.
Discriminación por edad en tropa y marinería
También reclaman que se eliminen los límites de edad para acceder a determinados empleos, como el de suboficial (ahora es de 26 años). Estamos viendo que hay una discriminación por edad por ser personal de tropa y marinería, que no ocurre en otras escalas profesionales”.
Reengancharse al mercado laboral
Aterrizar en el mercado laboral español con 45 años, como exmilitar y con una serie de limitaciones (si acceden a un empleo público aunque sea de meses pierden la paga de 600 euros, incluso por entrar en bolsa) o a la empresa privada no es nada fácil. Pérez Mena sigue noqueado desde su salida a finales del año pasado, “en 45 Sin Despidos no contemplamos otra cosa que no se la readmisión pero sobre todo que cumplan con lo que se pactó en 2006”.
De momento según Pérez Mena ninguno de los principales grupos políticos les ha hecho caso, “hay abierta una subcomisión de Defensa en el Congreso de los Diputados pero no nos llegan perspectivas buenas”, remata.
Tampoco tienen la fuerza de movilización en la calle que ha demostrado Jusapol “que nos han ayudado mucho”, insiste, pero esperan conseguirla y constituirse como asociación profesional de las Fuerzas Armadas para poder entrar en el Consejo de Personal y al menos hacernos oír”.
Este reservista también ve con disgusto cómo otros ejércitos del entorno europeo hacen las cosas de una manera más digna, “incluso a nuestros vecinos portugueses se les facilita acceder a una administración pública, aquí vamos al revés de todo el mundo”.