El autor de los dos disparos que acabaron con la vida de un director de la una sucursal bancaria en La Solana en noviembre de 2016 parecía estar tranquilo al declarar este lunes en el juicio con jurado que ha iniciado en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial: “Aquel día podría haber hecho cualquier cosa”, resumía A.S.C., empresario de Villanueva de la Fuente que se enfrenta a una pena que podría llegar a los 42 años de cárcel, si triunfa la postura la acusación particular ejercida por la familia de la víctima.
El hombre declaraba durante algo más de una hora a primera hora de la tarde, después de que, por la mañana, fuera el elegido el jurado que va a ver este caso y los abogados de las partes –fiscalía, defensa y tres acusaciones particulares- apuntaran sus primeras aportaciones.
El fiscal pide para el acusado, A.S.C., 22 años por asesinato, 8 años por intento de homicidio en la personas de otra empleada de la sucursal bancaria y 2 por amenazas a otra empleada del banco. La acusación particular ejercida por la familia pide 25 años por asesinato, 14 años y 11 meses por intento de asesinato y 2 años por asesinato.
El abogado de la defensa, José Antonio Rello Ohcaita, ya apuntaba por la mañana, la tesis de por dónde iba a ir la defensa, por los problemas mentales que tenía el acusado el acusado que le llevaron a tomar la decisiones que acabaron con la vida del director del banco.
El acusado, en su declaración, incidía en esta posición. Llevaba tiempo con depresión y varios médicos a los que había acudido en el tiempo de los hechos, el año 2016, no había dado con la solución a sus problemas.
A ello se unía, que había roto las relaciones comerciales que había mantenido con un primo y que le llevaron a partir la empresa que tenían a medias. A partir de ahí tuvo que iniciar un camino profesional en solitario, haciéndose cargo de un negocio familiar relacionado con maquinaria agrícola.
Esto le llevó a empezar relaciones con CaixaBank en La Solana. Primero pidió un crédito para adaptar una nave, luego el dinero no llegaba y necesitaba más para la compra de un camión. Este crédito, unido a sus problemas mentales, según su versión, dio paso a la tragedia.
El 21 de noviembre de 2016 firmaba un crédito de 43.000 euros y el no hacerse efectivo y retener una cantidad del mismo, se empezó a poner nervioso. Dos días después, el 23 de noviembre, la persona que le llevaba las cuentas en la empresa, le dijo que el dinero estaba bloqueado.
Sin pensárselo más, fue a su casa en Infantes, cogió una escopeta y se fue para la sucursal bancaria. En el juicio, de partida, ha dicho que no sabía lo que iba a hacer, que había pensado primero en suicidarse, una idea que ya le había rondado por la cabeza.
Pero, sobre las 11 horas acabó la sucrusal bancaria. Entró con la escopeta en la mano, se dirigió a una empleada, con la que también había negociado otros créditos y la conminó para que la acompañara al despacho del director.
Sacó del despacho a la persona que estaba con él y le pidió explicaciones. Cuando la víctima, A.M.D.P., le intentó explicar en su ordenador que no había problema con el crédito le disparó una primera vez. Luego, rodeo la mesa del despacho y la dio el tiro mortal.
No la amenace
La segunda testigo viva de los hechos, B.P.G.B., subdirectora de la sucursal, ha narrado la dureza de los hechos y ha llegado a mostrar su temor porque el acusado se encontrara a apenas dos metros de ella en la sala de vistas.
Ha ratificado como fue la entrada el acusado en el banco, como se fue a ella para que fuera con él al despacho del director, como la dio los dos tiros mientras el hombre intentaba explicarle que no había ningún problema con el crédito.
La mujer, que conocía al acusado de antes del director –este apenas llevaba seis meses en el banco de La Solana- ha insistido en su convencimiento de que el acusado también quería matarla a ella y que no sabe porque lo no hizo.
Una vez muerto el director tras el segundo disparo, la narrado con gran dureza cómo intentaba esconderse detrás de la mesa de dirección para evitar ser atacada por el hombre y cómo le veía a él también a él agachado apuntándola con la escopeta buscando un hueco entre una plancha de metal y los elementos complementarios de los ordenadores para dispararla.