Comenzó el evento, presentado por el miembro de la asociación ciudadrealeña Basilio Higueras, con un breve espacio de tiempo dedicado a la oratoria de Ángela Marín, -en primer lugar-, secretaria de ésta, que aprovechó para presentar dicha Asociación de Amigos del Seminario, dando a conocer, una vez más, sus objetivos que no son otros que involucrarnos con el centro donde se forman los futuros sacerdotes, -que en su totalidad estaban presentes-, actividades diarias y extraordinarias, ayudar a los gastos que ha de afrontar,… etcétera. A continuación hizo uso de la palabra Manuel Pérez Tendero, actual rector del seminario y por ende presidente de dicha asociación, que comenzó con un agradecimiento para todos cuantos ayudaron a hacer realidad el espectáculo que a continuación había de comenzar, utilizando más adelante el símil de que por estar en buena tierra de vinos, en el seminario se forman futuros sacerdotes que habrán de bendecir y compartir el Vino de Dios.

Cabe decir que dicha asociación se funda en 1981, -acaba de cumplir 28 años de vida-, y que actualmente cuenta con unos trescientos «afiliados», tanto de la capital como de distintos puntos de la provincia, y que durante todo el curso desarrolla un amplio capítulo de actividades.
«Mira de Améscua»
La compañía teatral, amateur, «Mira de Améscua», que decidió en su momento inmortalizar el nombre del escritor granadino, nacido en Guadix en 1577 y fallecido en Madrid en 1636, está conformada por profesores, -hombres y mujeres-, de la Universidad de la «Ciudad de La Alhambra» y los varones, obviamente, en una buena parte ex-alumnos del seminario granadino.
«El pintor de su deshonra»
Haciendo una breve sinopsis de la obra, podemos decir que en la misma subyacen amores, pintura,… y otros ingredientes dramáticos llevados al mundo bíblico y teológico. Mientras el Mundo medita una posible complicidad con las fuerzas del mal, el Pintor, -que se ha hecho hombre-, para restaurar su obra más preciada, se acerca a la escena entre alegres sones navideños. Le acompaña el Amor, que le muestra el árbol con la cruz cómo único caballete adecuado para efectuar la pretendida restauración. Termina con una gran apoteosis sacramental, alcanzando entonces el auto un elevado tono teológico y notable intensidad dramática.
Dieron vida a los distintos personajes Antonio Pérez Casanova, «Lucero»; José López Ortiz, «Esbirro I»; José Banqueri Salas, «Esbirro II»; Antonio Serrano Jiménez, «Culpa»; José Macario Funes Tovar, «Pintor»; Adela Maldonado Jiménez, «Inocencia»; Remedios Higueras González, «Ciencia»; Sensi Martínez Yañez, «Gracia»; Esther Rodríguez Torres, «Naturaleza»; Juan A. Rodríguez Ruiz, «Albedrío»; Armando Ordoñez Ortiz, «Mundo», y J. Ramón Hidalgo Ortega, «Amor Divino».
Hay que decir, para terminar, que de cara al público que se dio cita en el Teatro Municipal Quijano, se calculan unos beneficios que pudieron sobrepasar los dos mil euros.