Se ha hecho realidad la idea de su equipo de capataces, su grupo de priostes,… y al filo de las siete de la tarde iniciaba su caminar el cortejo procesional desde la casa-hermandad de la Santa Cena, -con la que nos insisten en que dejemos claro que no tiene relación cofrade alguna-, en la calle Quevedo, para continuar por las de Lirio, Plaza de la Inmaculada Concepción, -o Terreras-, de nuevo Lirio, Jacinto, Plaza de Agustín Salido, de nuevo Jacinto, Rosa, Caballeros, Pasaje de La Merced, Toledo, Calatrava, Refugio, Progreso, Felipe II, Juan de Ávila, y de nuevo Quevedo, para retornar al punto de salida alrededor de las diez y media de la noche. Ni que decir tiene que el desfile ha supuesto la sorpresa para la práctica mayoría de las personas que lo han presenciado, dada la novedad y sobriedad del mismo.
El trono, sobre el que se izaba la Santa Cruz, -de madera-, ha sido portado por una cuadrilla mixta de dieciséis costaleros, intercambiándose a lo largo del itinerario, que han soportado sobre sus cervices el peso del mismo bajo cuatro trabajaderas sobre las que descansaba una parihuela metálica.
Una discreta iluminación, -en lo que a su forma se refiere-, consistente en diez cirios de cera natural, además de seis faroles de diferente tamaño, dos a dos, y un exorno floral a base de paniculata y rosas, en tono blanco, y violetas, se complementaban con respiraderos, bordados y otros elementos sufragados, en su importe, por la propia asociación. Precedían al mismo dos jóvenes señoritas responsables de crear, mediante el hábil manejo del incensario, una espiritual y olorosa atmósfera.
Lo hacemos por ellos
Eran las palabras de Fernando Gil, uno de sus cuatro capataces: “Lo hacemos por ellos, por los más jóvenes”, y es que dos son, podemos decir, los objetivos principales de esta asociación que casi acaba de nacer y que ya cuenta con casi medio centenar de chicos y chicas en su “nómina”.
De una parte, mantener viva la tradición secular de las “Cruces de Mayo”, y de otra crear una cantera de costaleros que, así lo deseamos, puedan suplir algún día la carencia de portadores en distintas cofradías y hermandades, siendo éste un fenómeno que se está produciendo en nuestro tiempo.
Desde estas líneas manifestamos nuestro apoyo y aliento, a la vez que nuestros deseos de una prolongada existencia, a los entusiastas promotores de esta nueva asociación juvenil “Sagrada Cena”.