Los hermanos Ramón, José y Manuel de Cádiz tienen la misma responsabilidad en el asesinato en junio de 2014 de Diego Flores, muerto a tiros en una vía de servicio de la A-43, cerca de Ciudad Real.
Da igual quien disparara, el tribunal entiende que los tres son culpables de un delito de asesinato (el de Flores), otro de intento de homicidio (el de su mujer) y un tercero de tenencia ilítica de armas, y les impone penas superiores a treinta años.
La única diferencia con respecto a Ramón, el que apretó el gatillo y se autoinculpó en el juicio, es que se le condena a un año más de prisión porque es reincidente por tenencia ilícita de armas.
El fallo, en sintonía con las pretensiones de la acusación particular que ha ejercido la viuda del asesinado, ha dejado “satisfecha” a esta parte. “No podemos estar contentos, Carmen perdió a su marido y sus tres hijos, todos menores, se han quedado sin padre, es el mayor daño a una familia”, asegura Jesús Corella, abogado de la acusación, al que se le acaba de notificar la sentencia.
En el caso ha tenido especial relevancia el testimonio de la viuda, que acompañaba a su marido en el vehículo en el que fue abordado por los ya condenados y presenció el crimen.
La sección primera de la Audiencia Provincial, que juzgó el caso hace quince días, establece indemnizaciones millonarias que los acusados no podrán satisfacer (carecen de solvencia suficiente). Sin embargo la viuda será indemnizada por una de las aseguradoras del vehículo con el que los tres persiguieron a Diego Flores por la A-43 entre Torralba y Carrión, puesto que la lesiones más graves que sufrió la mujer fueron consencuencia del accidente intencionado.
Dos reyertas previas al crimen entre las familias
El fallo fija dos incidentes previos como antecedentes de este crimen. El primero del año 2011 en Ciudad Real. Por esas fechas Ramón de Cádiz se separó de una mujer de la familia Flores y se presentó en su casa para llevarse a las niñas que tienen en común, lo que provocó un grave conflicto entre los Flores y los Cádiz con cuchillos y armas de fuego (ese juicio se celebró en 2015, cuando ya Diego Flores había sido asesinado).
El segundo y más sonado fue el de enero de 2013. Los tres hermanos de este juicio y su padre, se supone que resentidos por la pelea de 2011, se liaron a tiros en una persecución en el barrio de Pío XII de Ciudad Real que terminó con un miembro de la familia Flores herido (la rápida intervención policial evitó una tragedia).
Un año después, en mayo de 2014, con el conflicto por las niñas en plena efervescencia se celebró el juicio por el tiroteo de Pío XII, también ante la Audiencia Provincial. Las familias no llegaron a sentarse en la sala, pactaron una condena de conformidad que en teoría resolvía los problemas.
La salta considera probado que un mes después, Ramón y sus hermanos planearon vengarse de los Flores y le hicieron una encerrona a Diego Flores, uno de los miembros más destacados de la familia de su exmujer, cuando volvía descuidado del mercadillo de Villacañas. Lo esperaron con un vehículo de gran cilindrada a la altura de Torralba, lo persiguieron por la autovía hasta echarlo de la carretera, y después le dispararon en la cabeza en presencia de su mujer, a la que le perdonaron la vida.
La sentencia todavía no es firme, puede ser recurrida ante el Tribunal Supremo. Ramón y sus hermamos José y Manuel están en prisión preventiva desde el 24 de junio de 2014, fueron detenidos al poco del crimen.