Fue gracias especialmente a Fernández del Amo, el arquitecto más importante de colonización, que tuvo “la habilidad” para incorporar el arte más puntero e incluso abstracto dentro de estos nuevos pueblos, comentó este jueves el arquitecto José Rivero, en el marco de las conferencias organizadas en el antiguo Convento de la Merced por el Colegio de Arquitectos de Ciudad Real.

Estos pueblos plantean, sobre todo, “una reflexión sobre la arquitectura rural y la ordenación rural y, de rebote”, incorporan la obra de autores vanguardistas ligadas al arte religioso, apuntó Rivero, que realizó un amplio recorrido por los antecedentes y los estudios y publicaciones en torno a los pueblos de colonización, caracterizados por una planimetría muy orgánica, adaptada al terreno, siguiendo la topografía, a diferencia de otras propuestas previas de creación de nuevas localidades o urbes a cordel.
Sin un tratado o manual concreto, se llegaron a crear 292 pueblos, con 33.000 viviendas y en los que participaron setenta arquitectos, de tipología muy diversa y en los que destaca la potencia de los edificios religiosos y las insólitas imágenes y obras de arte relacionadas.

Dependiendo de su ubicación, el dinamismo de su población y adaptación a los requerimientos presentes de una agricultura que tiene actualmente mucho menos peso, el futuro de estos pueblos es muy desigual, apuntó Rivero, que destacó que esta arquitectura, en la que hubo experimentación teniendo en cuenta perspectivas agronómicas, hidráulicas y de construcción, es un campo de estudio abierto que cada vez se va colmatando de más investigaciones.