La Comisión Mixta de Gestión de los Parques Nacionales de las Tablas de Daimiel y Cabañeros pide una nueva reactivación de los pozos de emergencia de las Tablas, para garantizar una mínima superficie encharcada que evite los incendios de turberas que amenazan al humedal, seco buena parte del año.
La solicitud a la Confederación Hidrográfica del Guadiana está en curso -se aprobó en la reunión de la comisión de la semana pasada- y la firma Susana Jara, directora general de Medio Natural y Biodiversidad del Gobierno de Castilla-La Mancha, en la presidencia rotatoria de la comisión mixta este año, el ente que cogestiona los dos espacios naturales, junto al Gobierno central a través del Organismo Autónomo Parques Nacionales.
El parque solo tiene 62 hectáreas inundadas
“El parque solo tiene 62 hectáreas encharcadas y de seguir así en poco tiempo volverían a humear las turbas en la zona de peligro de combustión. La situación es algo mejor que el año pasado, por lo que tenemos algo más de margen”, ha confirmado la directora de Medio Natural a Lanza.
El objetivo vuelve a ser garantizar la invernada y “darle otra oportunidad”, dice Jara, a este parque nacional degradado por la sobreexplotación de las aguas subterráneas y la sequía.
Las Tablas dieron una lección de resiliencia la primavera pasada
Las Tablas dieron una lección de resiliencia la pasada primavera cuando renacieron como consecuencia de las lluvias de marzo (llegaron a superar las 600 hectáreas encharcadas) y la batería de sondeos, “fue un esplendor de vida, se vio lo rápido que responde la vegetación y la avifauna, confiamos en que este año el invierno vaya mejor”, remata Jara.
La batería de sondeos de agua subterránea para inundar las Tablas de Daimiel se activa desde el año 2020. La última vez en el mes de diciembre de 2023, con el fin de mantener encharcada una parte del parque y evitar así que la turba bajo el suelo entre en combustión, como ocurrió en el verano de 2009, o que los ecosistemas desaparezcan por completo en los periodos más secos.
La situación de las Tablas de Daimiel sigue muy lejos del ideal a lo largo del año. El plan rector del parque contempla un objetivo mínimo de inundación de 1.400 hectáreas a comienzos de primavera y 600 hectáreas a finales de verano, que se ha cumplido un año o dos en más de una década.
Uno de los humedales más amenazados de Europa
El parque nacional de las Tablas de Daimiel, que cumplió el año pasado cincuenta años sin ninguna gran conmemoración oficial, está considerado uno de los humedales más amenazados de Europa.
Cuando se decidió proteger el ecosistema en los años setenta estaba formado por tablas fluviales generadas por la confluencia de los ríos Gigüela y Guadiana en un área de escasa pendiente, en la que se producía una importante descarga del extenso acuífero 23, ahora dividido en tres masas de agua declaradas sobreexplotadas, Mancha Occidental I (la más próxima al parque), Mancha Occidental II y Rus Valdelobos.
Al encharcamiento tradicional del humedal en el que han vivido de la pesca y el cangrejeo decenas de generaciones contribuían la escorrentía de los ríos Gigüela y Azuer, de carácter irregular, aunque la mayor parte del caudal se debía a las surgencias de agua de los Ojos del Guadiana, que dejaron de manar en los ochenta.
No obstante, intervenciones como la que se hizo en 2020 en la Isla del Pan han conseguido que las aguas de esta zona vuelvan a ser cristalinas y habitables para cercetas, porrones pardos, ovas, etc, según información recabada por Lanza del Organismo Autónomo Parques Nacionales. La retirada de sedimentos se hizo con fondos europeos.