Manolo Yébenes, autor del doble crimen machista de hace dos años en Daimiel, confesó a una vecina que había matado a su mujer y a su hijastra minutos después de darle muerte a ambas. Esa mujer, hermana de una de las vecinas del rellano de Manolo y Ana Belén Ledesma, estaba aquella mañana cuidando a su sobrina, un bebé de pocos meses, mientras su hermana llevaba a su otra sobrina más mayor al colegio, y fue a la primera persona a la que Yébenes le confesó el crimen.
El testimonio de M.D.R.F., que según ha explicado todavía está en tratamiento psiquiátrico desde aquello, ha sido muy esclarecedor. Aquel 13 de febrero, sobre las nueve de la mañana, estaba al cargo de su sobrina cuando escuchó ruidos en el piso de al lado, “era como si estuvieran colocando un sofá o algo así”. Ni gritos ni llamadas de socorro. A los pocos minutos picaron al timbre y sin mirar abrió la puerta, en ella se encontró a Ana Belén Ledesma, a la que apenas conocía, ensangrentada y cayéndose al suelo agonizando, y a su lado a su marido Manolo Yébenes, ‘Piti’, con un cuchillo en la mano izquierda.
Las he matado a las dos, a la madre y a la hija
La vecina, que temía por su sobrina, le preguntó que había pasado, a lo que ‘Piti’ respondió: “Me han hecho muchas y me han dejado sin un puto duro”. En ese momento, cuando esta mujer le pidió que dejara a Ana Belén, él, vestido solo con unos calzoncillos y el cuchillo en la mano, le dio una patada al cuerpo y le contestó: “¡Pero si está muerta!, las he matado a las dos, a la madre y a la hija”.
M.D.R.F., que no sabía ni siquiera que una chica joven vivía con esa pareja, tuvo el valor de acompañar al acusado hasta su casa (él le pidió que lo hiciera), solo echó un vistazo fugaz a lo que a ella le pareció un salón, “había otra mujer ensangrentada en el suelo y no miré más” [Ana María Pérez, la hija de Ana Belén, de solo 18 años].
Temió por su sobrina, un bebé, no por ella
Esta vecina asegura que mantuvo la calma porque en ningún momento se sintió directamente amenazada por el acusado, aunque si temió por el bebé de su hermana, tanto que cerró la puerta de su piso y se quedó en el rellano con el acusado. Desde allí le pidió a su hermana, que llegó al poco, que no subiera y que llamara a la Guardia Civil porque el vecino había matado a su mujer.
Al final, y antes las llamadas de su hermana, que le decía “chacha baja” dejó a ‘Piti’ solo. Enseguida llegó la Guardia Civil alertada por la Policía Local y otros vecinos, fue en ese momento cuando Manolo entregó el arma.