Las cooperativas agroalimentarias en Castilla-La Mancha son una pieza fundamental en la economía y el desarrollo rural de esta comunidad autónoma. Estas entidades, basadas en principios de cooperación y mutualismo, agrupan a productores agrícolas y ganaderos con el objetivo de mejorar su competitividad, eficiencia y sostenibilidad. El cooperativismo agroalimentario de la región se dispone a afrontar los retos de los próximos años: despoblación rural, industrialización, digitalización y sostenibilidad
Asimismo, las cooperativas permiten a los agricultores y ganaderos unir fuerzas, compartir recursos, reducir costos y acceder a mercados en mejores condiciones. La región concentra el 13,5% de las cooperativas españolas. En Castilla-La Mancha, las cooperativas agroalimentarias juegan un papel crucial en la producción y comercialización de productos típicos como el vino, el aceite de oliva, el queso manchego, el azafrán y muchos otros. Más allá de la economía local, las cooperativas fomentan la innovación, la calidad y la internacionalización de los productos regionales.

Por otra parte promueven el desarrollo rural, la generación de empleo y la cohesión social en áreas que, de otro modo, podrían enfrentar desafíos significativos. La diversificación de sus actividades permite a los agricultores y ganaderos de la provincia mejorar su sostenibilidad económica y adaptarse a las fluctuaciones del mercado.
En la provincia de Ciudad Real, existen 101 cooperativas agroalimentarias, lo que refleja la importancia de este modelo empresarial en la región. Estas cooperativas abarcan una amplia gama de sectores productivos, siendo el vitivinícola uno de los más destacados. Ciudad Real es una de las principales provincias productoras de vino en España y sus cooperativas desempeñan un papel esencial en la elaboración, comercialización y exportación de este producto. Además del vino, las cooperativas de Ciudad Real también se dedican a la producción de aceite de oliva, cereales, frutas y hortalizas, así como productos ganaderos.

Además del relevo generacional, el cooperativismo agroalimentario de Castilla-La Mancha afronta retos para los próximos años. El primero, quiere mejorar la competitividad en un mercado cada vez más globalizado y exigente. Por otro lado, la adopción de nuevas tecnologías y procesos innovadores es clave para mantenerse actualizado y eficiente en un sector en constante evolución, y en eso jugará un papel importante la industrialización y digitalización del sector primario.
El siguiente reto sería el de la sostenibilidad, para lograr promover prácticas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. Por último, abrirse a nuevos mercados y oportunidades internacionales puede ser un reto, pero también una oportunidad para el crecimiento y la diversificación de las cooperativas
La despoblación rural como gran reto
Según el Informe Ejecutivo de Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha, durante los últimos veinte años, la población en España ha aumentado en más de seis millones de personas. Sin embargo, en el mismo periodo, el 62,7% de los municipios españoles, especialmente aquellos situados en áreas rurales, ha experimentado una disminución constante en el número de habitantes. Esto es especialmente notable en los municipios con menos de 1.000 habitantes.
Las zonas rurales en la Unión Europea son una parte fundamental del estilo de vida europeo, siendo hogar de 137 millones de personas que constituyen cerca del 30% de la población total. En detalle, el 40,2% de los ciudadanos de la UE reside en ciudades, el 27,8% en áreas rurales y el 32% en zonas denominadas «intermedias».

La despoblación y el envejecimiento son dos fenómenos que avanzan juntos. De hecho, se puede afirmar que las áreas más envejecidas son también las más despobladas. Actualmente, el 19,3% de la población española tiene más de 64 años. Esta cifra aumenta al 24,5% cuando se refiere específicamente al medio rural, lo que significa que una de cada cuatro personas que vive en las zonas rurales de España es mayor de 64 años. Aún más preocupante es que cuatro de cada diez personas mayores de 65 años tienen más de 80 años.
Impacto económico del cooperativismo agroalimentario
Según el informe, las cooperativas agroalimentarias de Castilla-La Mancha facturaron 2.102,5 millones de euros en 2020, representando el 23,8% de la industria agroalimentaria regional y el 1,7% de la nacional. En 2021, el valor comercializado aumentó a 2.354,9 millones de euros, a pesar de la reducción en la producción causada por el cambio climático. Este crecimiento demuestra la resiliencia y adaptabilidad del sector cooperativo, fundamental para la economía regional.
Además, contribuyen significativamente al Valor Añadido Bruto (VAB) regional, aportando un 59% del mismo. La producción agraria en Castilla-La Mancha, con 5.437,2 millones de euros, representa el 10,5% de la producción nacional, situando a la región como un pilar esencial del sector agroalimentario español.

Desafíos demográficos y sociales
La despoblación es una amenaza palpable en Castilla-La Mancha, donde el 91,6% de los municipios tiene menos de 5.000 habitantes, y el 74,6% del territorio sufre problemas de despoblación, albergando solo al 22,6% de la población total. Las cooperativas, distribuidas en estas áreas rurales, juegan un papel crucial en mantener la vitalidad económica y social. El informe subraya que el 18,1% de las cooperativas están situadas en municipios con riesgo de despoblación, concentrando un 31,8% de la facturación cooperativa en zonas rurales con alto riesgo de despoblación.
Uno de los aspectos más preocupantes es el envejecimiento de la base social de las cooperativas. Sólo el 8,5% de los socios tienen entre 16 y 35 años, mientras que el 35% supera los 65 años, lo que plantea serios retos para el relevo generacional. Esta brecha generacional es especialmente crítica en zonas de intensa despoblación, donde la diferencia entre los mayores de 65 años y los menores de 35 años alcanza un 42,8%. Para el año 2030, seis de cada diez agricultores españoles se habrán jubilado. Actualmente, el 8,8% de propietarios de empresas agrícolas son jóvenes -menores de 41 años-, y este supone uno de los principales desafíos del sector.
Empleo, equidad de género y sostenibilidad
Asimismo, las cooperativas también son fundamentales para la generación de empleo en Castilla-La Mancha. Las zonas rurales intermedias concentran el 57% del empleo fijo en cooperativas, mientras que las áreas escasamente pobladas generan el 28,4% del empleo total cooperativo. No obstante, persiste una brecha de género significativa: en las zonas escasamente pobladas, el 67,2% del empleo cooperativo es ocupado por hombres y solo el 32,8% por mujeres.

El informe destaca que la sostenibilidad del medio rural en Castilla-La Mancha dependerá en gran medida de la fortaleza y adaptabilidad de las cooperativas agroalimentarias. Estas entidades no solo generan valor económico, sino que también juegan un papel vital en la cohesión social y en la mitigación de la despoblación. La agricultura de regadío, por ejemplo, es un motor económico clave, produciendo seis veces más que la agricultura de secano y representando el 70% del valor añadido de este tipo de agricultura.
Es por esto que las cooperativas agroalimentarias de Castilla-La Mancha son una columna vertebral de la economía regional, esenciales para enfrentar los desafíos demográficos y garantizar la sostenibilidad del medio rural. Su capacidad de generar empleo, adaptarse al cambio climático y promover la cohesión social puede resultar vital para el futuro de la región. Sin embargo, es crucial abordar la brecha generacional y la equidad de género para asegurar un desarrollo inclusivo y sostenible a largo plazo.