La “expresión de fe” del barrio del Pilar a Jesús de Medinaceli y la Virgen de la Esperanza se extiende este Martes Santo por el centro de la ciudad con las calles llenas de ciudarrealeños y visitantes tanto con el sol radiante de la tarde como por la noche.
“Es la Esperanza de un barrio que baja a la ciudad a buscarte y a todo el que lo necesite darle ese aliento, ese empujón” para tirar hacia adelante, comentó Alberto Blanco, diputado mayor de gobierno de la Hermandad de la Virgen, en cuyo palio, con exorno floral de rosas blancas, luce, entre los estrenos, un nuevo broche dorado en el pecho con el lema ‘Spes Nostra’ y una medalla de la Virgen del Pilar, presente de la Guardia Civil.
Una treintena de niños y jóvenes preceden el avance del Niño del Remedio, con un manto de claveles blancos a su pies y arropado por las melodías de la Agrupación Musical Jesús Nazareno de Calzada de Calatrava que, en su tercera participación en esta procesión, incorpora nuevas marchas como ‘Nazareno y Gitano’ y ‘De los míos. Cuida Señor’.
Los cirios morados de los Hermanos de Medinaceli, con capillo también morado y túnica dorada, y más de una veintena de hermanas de mantilla, con clavel morado en el lado del corazón y rosario en la mano, alumbran la llegada de Jesús de Medinaceli, imagen con pelo natural por la que se siente gran fervor y cuyo paso presenta el avance en el tallado de su frontal y una parte de sus laterales. La imagen estrena túnica lisa de terciopelo color cardenal, donada por la Hermana Mayor, Ascensión París, y cuatro ramos de rosas rojas en las esquinas y una alfombra de claveles sangre de toro conforman el exorno floral del Misterio, portado por una cuadrilla mixta de 35 costaleros y tras el que se sitúan un buen número de fieles con velas siguiendo su recorrido procesional, alentado por la música cofrade de los más de noventa músicos de la Agrupación Santo Tomás de Villanueva.
De verde y blanco, unos cuarenta niños de la Virgen que reparten estampas y caramelos a otros niños y los hermanos con cirios blancos, además de una quincena de hermanas con mantilla y clavel blanco en el pecho, abren el camino del paso de la Esperanza, tras el que se situó el párroco del Pilar, Felipe Muñoz Maldonado, quien, cediendo el testigo, compartió la presidencia de la procesión con el también párroco, Juan Carlos Fernández.
Bastantes fieles alumbran tras el paso del palio cuyo recorrido y maniobras enaltece y describe con música la Agrupación Santa Cecilia de Calzada de Calatrava. Su trayecto por la ciudad sirve para sembrar “la esperanza” ante muy diversas situaciones por las que atraviesan aquéllos que acuden a su encuentro. “Una mirada a la Virgen les abre un horizonte nuevo para ir superando dificultades y problemas”, comentó Fernández, que destacó que las procesiones son peregrinaciones en las que se manifiesta “hoy en medio de la sociedad que somos cristianos y seguidores de Jesucristo”, así como el amor a la Virgen.
Como novedad, los hermanos se incorporaron al cortejo procesional desde la parroquia del Pilar y, entre los emocionantes momentos del recorrido, estuvo la gran petalá de flores en la calle Alonso Quijano, donde el herenciano Ángel Gómez Calcerrada cantó saetas. El trayecto por la Plaza de las Terreras, así como por la de Santiago, donde las Hermanas de la Cruz cantaron a Jesús ‘Tienes tantas cosas que perdonarme’ y a la Virgen ‘Te ofrecemos María’, también estuvieron entre los pasajes más emotivos, así como el de la Merced y los encuentros de Cristo con su Madre.
El primero fue en una Plaza Mayor llena de gente: el paso de Jesús de Medinaceli se giró y el ‘Rey y la Reina del Pilar’ se encontraron ‘alzados al cielo’ cara a cara. Y el segundo fue en el recogimiento de regreso al barrio del Pilar, donde volvieron a conectarse los desfiles procesionales de las dos Hermandades, tras intercalarse entre ambas en el inicio de la calle Mata la procesión de la Virgen del Mayor Dolor hasta que ésta giró por Compás de Santo Domingo. Ya en el barrio del Pilar, les cantaron saetas y el paso de Jesús de Medinaceli se encaminó por la calle Pedro Pardo García hasta las cocheras de la parroquia, mientras que el palio lo hizo por la calle Virgen de la Blanca, para coincidir de nuevo de frente ante la expectación de los numerosos fieles congregados.