El referéndum del “brexit” en el Reino Unido en el que se impuso el sí el pasado 23 de junio de 2016 supuso un punto de inflexión para la Unión Europea. Este resultado ha alentado los movimientos euroescépticos que ya venían funcionando desde hacia tiempo, sobre todos en paises recién incorporados del Este de Europa, y dio alas a los partidos de extrema derecha que venían abogando en contra del proyecto comunitario, sobre todo a raíz de los importante movimientos migratorios de los últimos años.
Esto ha llevado a que se ponga en marcha un debate sobre el futuro de Europa que está empezando y en el que las autoridades europeas quieren que, además de las instituciones comunitarias, los gobiernos de cada país, participen también los ciudadanos.
En la búsqueda de la implicación de los ciudadanos en este debate vital para la continuidad de la Unión Europea se enmarca la visita que este jueves ha realizado a Ciudad Real el portavoz de la representación de la Comisión Europea (CE) en España, Dimitri Barau.
El portavoz considera que los ciu7dadanos, más allá de las capitales, no pueden estar alejados de este debate sobre el futuro de Europa, lo que justifica esa apertura a ciudades como Ciudad Real.
Se trata de “sembrar una semilla”, porque el futuro de Europa no es que se vaya a decidir ahora mismo.
Es algo que los gobiernos, los parlamentos nacionales tendrán que abordar a partir de 2019, cuando se acaba el actual período financiero y cuando se considera que las negociaciones para el “brexit” de Reino Unido deben estar resueltas.
Será a partir de entonces cuando se empiecen a tomar decisiones para abrir un horizonte de la Unión Europa, al menos, hasta el año 2025.
Sobre la mesa hay varios escenarios para saber hasta dónde se quiere ir. Lo básico sería seguir igual que ahora, con algo más de compromiso y voluntad política para resolver problemas. Otro escenario sería concentrarse en la vocación inicial de la UE, el mercando único –una opción que no gusta, pero que ahí está-.
Un tercer escenario sería la Europa a “varias velocidades”, ante el que surge responder a la pregunta de qué se quiere hacer y cuáles son los paises que van a ir más rápido.
Una cuarta opción sería ir “mucho más lejos”, con más profundidad en algunos ámbitos determinados –defensa, migraciones, unidad- y dejar de hacer otras cosas, lo que conllevaría una reorientación del proyecto europeo.
La quinta posibilidad llevaría a dar un “salto federal” para la Unión Europea, hacer más Europa en todos los frentes, con más Presupuesto y ampliando el ámbito de actuación como lo hace el Gobierno de Estados Unidos, por ejemplo.
Para elegir uno de estos caminos, señala Bakau, es precios lograr la financiación suficiente para hacerlo. Las diferentes opciones tienen sus consecuencias en este aspecto.
El futuro de Europa
La reflexión está abierta. Por un lado, porque está en juego el futuro de Europa. Por otro, porque ha tenido lugar el “brexti”. Reino Unido es un contribuidor nato. Su marcha hará que el conjunto de la UE deje de ingresar entre 10.000 y 12.000 millones de euros al año.
El “brexit” supondrá un cambio importante en la forma de funcionar de la Unión Europea. En todo caso, debe entenderse como una oportunidad para “consolidar” Europa.
La relación con Reino Unido va a ser diferente de la actual, aunque se intenten limitar los efectos, porque no se quiere que las empresas dejen de exportar a este país, un merado importante para los productos agrícolas en particular, aunque su marcha no se puede evitar.
Otra cuestión es que Reino Unido, a partir de 2019, ya no contribuirá con sus 12.000 millones anuales al fondo común. En este sentido, hay que paliar la repercusión. Algo que se deberá sustituir con más ingresos nacionales o a través de impuestos propios –ahora IVA y derechos de aduana-, a los que habrá que sumar otros que se podrían contemplar y sobre la mesa están la tasa sobre transacciones financieras, una parte de los impuestos de la energía, o los derechos emisiones en la lucha contra el cambio climático.