El encuentro entre las imágenes de la Virgen de la Esperanza y el Cristo de Medinaceli la noche del Martes Santo es uno de los momentos más sobresalientes de la Semana Santa ciudarrealeña cuyos vecinos abarrotaban, desde horas antes, las tribunas y la plaza Mayor para no perderse este momento. El encuentro entre las dos hermandades, a través de las imágenes de sus titulares, se produjo poco antes de la medianoche, sobre las 23:45 horas, ante una gran expectación y silencio del público presente.
El paso de la Virgen de la Esperanza entraba en la plaza minutos antes de las 23:30 horas, mientras Medinaceli ya esperaba, situado delante del edificio del Ayuntamiento y de frente a la estatua del rey Alfonso XI el Sabio, fundador de la ciudad. Habían pasado más de cinco horas desde la salida procesional de las imágenes del barrio del Pilar y allí se encontraban, madre e hijo, frente a frente, ante la mirada fervorosa, y en silencio, de muchos ciudarrealeños y ciudarrealeñas.
Canto del “Ave María”
Tras un “Viva la Virgen de la Esperanza”, el canto del “Ave María” anticipaba el encuentro. Ya de frente, ambos pasos caminaron hasta encontrarse en el centro de la plaza, en silencio, y el corazón de la ciudad estalló en un aplauso. Abrazo entre hermanos e intercambio de claveles, rojo y blanco.
El paso de Medinaceli giró, ahora, hacia el Ayuntamiento para comenzar el recorrido de regreso al barrio del Pilar, mientras la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva interpretaba “El Cristo de los Gitanos”. Con la “levantá” de los costaleros de la Esperanza, el paso inició el recorrido de salida para tomar la calle Cuchillería y recorrer el camino de regreso.
Sobre las 22:45 horas habían llegado a la plaza Mayor los costaleros del Santísimo Niño del Remedio acompañados de la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús Nazareno de Calzada de Calatrava.
Espectacular salida procesional
Sobre las siete de la tarde de ayer, los costaleros de la Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza protagonizaron una espectacular salida procesional cuando, ante los cientos de vecinos del barrio del Pilar que abarrotaban las inmediaciones del guardapasos, giraron 360 grados para mostrar el estreno del paso de la Virgen. Minutos antes había comenzado la salida procesional del Cristo de Medinaceli en una radiante tarde que puso de bote en bote las calles del barrio y el recorrido posterior hacia el centro de la ciudad.