Si bien el pasado jueves 15 de agosto fue festivo nacional por la Asunción, este jueves 22 la festividad fue local, “más íntima” de Ciudad Real con su Patrona, que estrenó para la ocasión medallas de la Corporación Municipal y la Guardia Civil.
Con el manto blanco y de oro de la coronación, su exorno floral se renovó con 150 rosas color champán y 400 nardos, y se pudo ver un anillo en el dedo anular de su mano derecha, sujetado al Niño Jesús para evitar que resbalase, como esposa del Espíritu Santo.
El párroco de Santiago, Rafael Melgar, presidió la procesión en la que se cuidó que fuera fluida y cohesionada, sin cortes ni parones entre los fieles y los hermanos; se pudo presenciar de nuevo por el centro de la ciudad el estreno del pasado 15 de agosto de las bambalinas delanteras del palio; y las damas y dulcineas realizaron una petalá de rosas a la Virgen en la Plaza Mayor.
También se instaló, ante la Casa de la Cultura, el altar al beato Narciso Estenaga, al cumplirse este jueves el 88 aniversario de su asesinato al poco de iniciarse la Guerra Civil. Su imagen, cedida por un particular, se situó en el altar del paso del Niño del Remedio del Cristo de Medinaceli, engalanado con rosas rojas y un paño de altar.
Histórica fue, una vez culminada la procesión, la recepción por parte de María del Prado Rivera Hernández del báculo como primera Hermana Mayor de la Hermandad de la Virgen del Prado tras su fusión con la Corte de Honor, convirtiéndose en la Hermandad más numerosa de Ciudad Real.
Con “mucho honor, alegría y orgullo” recibió de Miguel Ángel de la Osa Jiménez el cetro como nueva Hermana Mayor y “a las órdenes de la Virgen, la Hermandad y la Iglesia: a disposición entera de ellos”. Según indicó, se ha vivido con “entusiasmo” la fusión, la cual “era necesaria”, que fuéramos “todos juntos, como debe ser”.
Por orden de antigüedad, se situaron hermanos y hermanas en la procesión, tras los numerosos fieles que alumbraron el recorrido desde el Prado, aunque también hubo quienes se fueron incorporando durante el trayecto. A la Dulcinea y el Pandorgo, le siguió una representación de la Guardia Civil que se sumó a escoltar a la Virgen, la Junta de Gobierno de la Hermandad y los acólitos y, después del paso y Rafael Melgar, una quincena de concejales con Pau Beltrán portando el estandarte del municipio, representación de la Policía Local y Nacional, el ejército y la Guardia Civil, para cerrar la comitiva unos ochenta músicos de la Banda de la Agrupación Musical de Ciudad Real.
El recorrido culminó sobre las diez y cinco en la Catedral con fuegos artificiales, que dieron paso a la traca que iluminó el cielo desde la Plaza de los Mercedarios.