Editado por Serenpidia, el libro narra la historia de la ingeniería que ha buscado resolver “el problema del agua en una ciudad ubicada en un sitio complicado en este tema tanto para abastecerse como para desalojar la que nos cae del cielo, con problemas históricos de drenaje que se empezaron a resolver en 1500, así como con problemas de abastecimiento que se han estado resolviendo hasta hace casi cuatro días”.
“Cuando Alfonso X decidió poner la ciudad aquí no estaba pensando a lo mejor en una ciudad de 75.000 habitantes y con las demandas hídricas que tenemos hoy en día. En aquel momento, era una buena idea porque había pozos y era fácil encontrar el agua, pero cuando la ciudad fue creciendo lo que era una buena idea se fue convirtiendo en un gran problema, y a la ciudad le costó mucho esfuerzo y trabajo, y eso es lo que recoge el libro, dotarse de un abastecimiento de calidad y resolver el problema del drenaje y saneamiento”, apuntó Coronado Tordesillas, que abrió con las reflexiones de su libro las jornadas dedicadas al agua organizadas por la Asociación de Amigos del Museo de Ciudad Real y coordinadas por Serendipia y Aquona.

Concebido con el propósito de sensibilizar sobre un recurso escaso y “explicar a la gente que algo tan simple como abrir un grifo lleva detrás mucha historia, esfuerzo y gente que contribuyó a resolver ese problema”, el libro describe con imágenes históricas y busca poner orden a las actuaciones cometidas en un enclave situado más alto que los ríos que lo rodean, sin aprovechar con ello la conexión por gravedad, y con “una curva de nivel más baja” en la ciudad que hace que el agua de lluvia desemboque precisamente en lo que actualmente es el centro, la plaza del Pilar.
Ante los problemas sanitarios por el agua estancada, hubo que hacer una zanja y mina de desagüe con salida en dirección a Las Casas y se utilizaron pozos que hoy nombran calles como Concejo y Dulce, apuntó Coronado, que indicó que el primer intento de una traída de aguas fue en la Ilustración con búsqueda de agua en la Atalaya, haciendo un arca para recoger el agua del entorno, actuación de la que queda el nombre del Carril del Arca, siendo el primer abastecimiento “más serio” el de Salanier de en torno a 1850 que se resuelve con pozos en La Poblachuela y un tubo de barro que, con muy poquita pendiente, traía el agua a fuentes que se instalaron en las plazas de la Virgen de las Lágrimas, del Carmen y Pilar.
Incluso, para celebrarlo, aunque fuera un hilillo de agua el que llegaba, se instaló una fuente conmemorativa de este logro que se situó en la plaza del Pilar y hoy se encuentra en el parque de Gasset, apuntó Coronado, que indicó que, como el abastecimiento era precario y además de pago, en tiempos del alcalde Pérez Molina se construyó un pozo en la zona del Camino Viejo de Alarcos y un depósito cerca de la Puerta de Santa María.

Fotografías de aguadores, niños portando cántaros y colas en las fuentes de servicio público ilustraron las explicaciones de Coronado, que señaló que el siguiente paso para dotar de más agua a la ciudad fueron las infraestructuras propuestas por el empresario vasco Picavea que traían el agua del Valle de los Molinos de Malagón, con depósito en la Atalaya, lo que mejoró un abastecimiento que, no obstante, en los veranos escaseaba, lo que llevó al Ayuntamiento a hacer una tubería desde el Gasset, de manera que “lo que empezó como una solución de emergencia en una sequía se acabó quedando como una solución definitiva” con las posteriores mejoras de las infraestructuras, al igual que en relación con el emisario de aguas residuales.
A la presentación del libro, acudió la directora ejecutiva de Aquona en CLM, Marta Nieto, que felicitó a Coronado por su estudio histórico e indicó que, si bien el gran desafío de tiempos anteriores eran las infraestructuras, hoy en día es la sequía. Nieto expuso que se está apostando por la renovación de las infraestructuras y digitalización, al tiempo que por la concienciación de la gente para “ser más sostenibles, porque sin agua no hay desarrollo”.
Coincidió la presentación del libro precisamente con un atasco en la red de saneamiento en la confluencia de las calles Toledo y Calatrava. A este respecto, Nieto incidió en la sensibilización de los ciudadanos en cuanto a artículos como las toallitas, cuyo uso no es muy sostenible en cuestiones de biodegradabilidad.

También acudió el alcalde, Francisco Cañizares, junto a la concejal de Urbanismo, Yolanda Torres, quien abogó por un uso responsable y eficaz del agua y destacó las mejoras continuas de renovación en infraestructuras de agua que acomete el Ayuntamiento para velar y no desperdiciar este recurso tan escaso.
Número dieciséis de la colección ‘Ciudad Real Ensayo’ de Serendipia, que prevé sacar otros cinco títulos más este año según su responsable, José Luis Sobrino, el libro de Coronado Tordesillas abrió la programación de actos previstos en La Merced por el Día Internacional del Agua. La siguiente cita será el jueves 3 de abril con la conferencia ‘El legado patrimonial del agua en Ciudad Real: el pozo de la Motilla del Azuer y otros mecanismos para la gestión de este bien crítico en la prehistoria’, a cargo de Miguel Torres Mas, doctor en Arqueología y director del yacimiento de Motilla del Azuer.
Además, el jueves 10 de abril se celebrará la conferencia ‘Del hierro al saber: Las infraestructuras hidráulicas de la Antigua Fábrica de Armas de Toledo’, por Álvaro Galán Alguacil, profesor de Ingeniería Hidráulica de la ETS de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos de la UCLM; y el 24 de abril la intervención ‘Innovación y digitalización del ciclo sostenible del agua en Ciudad Real’, por Julián Javier Martínez Ruiz, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y director de Aquona Zona Este Castilla-La Mancha.