La hermana de la acusada de estafar de estafar más de 87.700 euros a su tía de 94 años ha dado una visión muy diferente de la situación en la segunda jornada del juicio que se está celebrando en la Sección Segunda Audiencia Provincial de Ciudad Real, a la dada por su primos y la otra hermana de la acusada en la primera sesión.
Su intervención en la sala se puede resumir en dos frases, que su tía «estuvo lúcida hasta el día que se murió» y que «allí no aparecía nadie», en referencia de que ninguno de los primos o tíos acudía a ver a la anciana en sus últimos años, a excepción de ella y su hermana, la acusada. Y que tampoco recibía llamada alguna.
Afirmaciones que ha argumentado en que desde que su madre se fue a vivir con su tía, ella y su marido acudían con frecuencia al domicilio que está tenía tanto en la capital como en Piedrabuena. Es más se quedaban allí porque ellos vivían en Madrid y ha asegurado que estaban todos los fines de semana y muchos festivos y periodos de vacaciones. Incluso cuando su madre finalmente la metieron en la residencia continuó ocupándose de su tía a excepción de los momentos en los que iba a ver a su madre.
Ha afirmado que su tía salía con frecuencia, por lo menos cuando ellos estaban por allí iban a comer, o ha hecho referencia a una comida familiar anual que pagaba su tía todos los años en el pueblo. Sólo el último año «estaba más desganada». Sobre las acusaciones de sus primos de ocultación tanto por ella como por su hermana de la enfermedad que padecía su tía a última hora (un cáncer de estomago), ha argumentado que ella misma les pidió que no dijeran nada.
«Se podían mantener con ella conversaciones normales»
Seguidamente su marido ha ratificado esta versión de los hechos añadiendo que cada vez que tenían ocasión «nos escapábamos» y venían a ocuparse primero de su suegra y de la tía y luego al ingresar su suegra en una residencia continuaron atendiendo a la tía de su mujer. Sobre el estado mental de la fallecida ha asegurado que se podía mantener con ella «conversaciones normales».

También han pasado este miércoles por la sala, la hija de los vecinos «de toda la vida» de la anciana, varias mujeres que se ocuparon de cuidarla como internas, la viuda de uno de los primos, una sobrina nieta de la fallecida, así como varios directores de las sucursales donde la anciana tenía cuentas o productos, el responsable de una empresa de albañilería que hizo una reparación en la casa del pueblo o incluso el dueño del bar donde se hacía la tradicional comida familiar que pagaba la fallecida, entre otros testigos de interés.
Destacable son los testimonios tanto de la vecina, como de las dos internas que tuvo la anciana. De la primera ha habido que ver el vídeo donde realizaba la declaración en instrucción ya que al sufrir actualmente una enfermedad tiene problemas cognitivos. Sobre la fallecida había comentado en esa primera declaración reproducida durante la sesión que era una mujer que era muy difícil cambiar de opinión, que tenía una memoria fantástica y que no era ahorrativa, más bien la consideraba esplendida. «Le gustaba la buena vida», afirmaba entonces.
«Eran las únicas que se preocupaban por ella»
Sobre la acusada y la hermana que declararía con posterioridad en la sesión de este miércoles ha afirmado que eran «las únicas que se preocupaban» por la anciana. «Iba por allí diariamente a ver a mis padres y raramente he visto a otros sobrinos».
Sobre el estado mental de la anciana ha asegurado que «no estaba para incapacitarla» y que no era cierto que no saliera. Pero ha admitido que el conocimiento que tenía de la anciana era anterior a 2015 y que desde ahí a su muerte en 2018 no tuvo contacto con la anciana por lo que desconoce su situación.
La primera en declarar de las mujeres empleadas para cuidar a la fallecida ha asegurado que la visitaban con frecuencia la acusada y su hermana, además de un hermano de la anciana. También ha aportado que la anciana salía poco «estaba siempre en su casa» esto era un problema, ha asegurado porque no quería ni ir al médico. La segunda de estas empleadas ha asegurado que no le consta que la visitaran sus sobrinos y que podía mantener una conversación, era «perfectamente consciente» y que «ejercía el dominio de su casa».
Esta previsto que este juicio finalice este jueves con la declaración de la acusada, tal y como se decidió en la primera sesión tras solicitarlo su defensa, previamente se realizará la prueba pericial.
La fiscalía pide 5 años de prisión
Según el escrito del fiscal, entre agosto de 2015 y septiembre de 2018, la acusada “con ánimo de ilícito enriquecimiento, aprovechándose de la avanzada edad de su tía, así como de su precario estado de salud”, realizó una serie de movimientos en dos cuentas, titularidad de su tía, por valor de 73.708,35 euros y 14.000 euros respectivamente.
La fiscalía pide 5 años de prisión para la acusada por un supuesto delito de estafa, además de una multa de 11 meses a 12 euros por día, así como el abono de una indemnización a los herederos de P.C.G. de 181.364,37 euros.