Las rastreadoras del Covid no dan abasto en una provincia con la incidencia disparada y con positivos que han tenido decenas de contactos directos. Así lo reconoce a Lanza una de las enfermeras de vigilancia epidemiológica de la gerencia de atención integrada del Hospital General Universitario de Ciudad Real, Pilar Ramiro.
Hace “dos o tres semanas” empezó el incremento de positivos, pero a día de hoy el número de llamadas que tienen que realizar se suman por cientos. Por ejemplo, este viernes por la mañana recibieron informes de “casi 100 positivos pendientes”. Cada persona ha estado “con un mínimo de 3 o 4 personas”, pero los hay que llegan “hasta 20”.
Solo hay que multiplicar cifras para darse cuenta de que los rastreadores del hospital de Ciudad Real, en estos momentos tan solo 7 personas, asumen cada día cientos y cientos de llamadas. Un expediente de una persona con 20 contactos les puede llevar horas. El fin de semana va a ser “largo”, aunque intentarán ponerse al día.
Playa, piscina y campamentos: el círculo de contactos se amplía
“El problema que tenemos en la actualidad es que los positivos, sobre todo gente joven, se han ido de vacaciones a la playa y de campamento, por lo que ampliamos la red de contactos estrechos muchísimo”, explica Pilar Ramiro.
Antes, los infectados por Covid solo tenían contacto directo con el “círculo familiar”, pero ahora el buen tiempo y la temporada de piscina ha dado rienda suelta a la vida social. La rastreadora confiesa que “es muy habitual que una persona haya tenido hasta 10 contactos”.
Los rastreadores tardan más en resolver los casos y como consecuencia llevan retraso. Ramiro apunta que están “al día en comunicar resultados y en el seguimiento de pacientes”, pero “un día de retraso en llamar a los positivos para que den los listados de contactos”. “La situación se está complicando”, apostilla.
La ‘quinta ola’ se ceba con jóvenes de entre 15 y 30 años
Entre los positivos de la ‘quinta ola’ en Ciudad Real, lo más llamativo ha sido el incremento “de gente muy joven”, insiste la enfermera. “Casi todos son personas desde los 15 hasta los 30”, la mayoría sin vacunar.
Por suerte, la mayor parte de los positivos desarrollan síntomas leves: sensación de resfriado, congestión nasal, algo de tos y algo de fiebre en algunos casos. “Casi todo el mundo está en su casa y la presión asistencial en el hospital es baja”, señala Pilar Ramiro.
Los detalles del aislamiento domiciliario
En coordinación con el laboratorio de microbiología de Ciudad Real, los rastreadores llaman a la persona contagiada, marcan las pautas a seguir y averiguan los nombres de los contactos directos. Una vez conseguida la lista, llaman a cada contacto, facilitan las citas para realizar las pruebas PCR y determinan si existirá aislamiento domiciliario.
Entre los contactos, la mayoría de las preguntas giran en torno al aislamiento. Ramiro señala que “las personas que están vacunadas a medias preguntan si tienen que confinarse” y también “los que pasaron el Covid el año pasado”. Hay que hacerlo si han superado los 6 meses desde que pasaron la enfermedad.
Todas las personas que hayan estado en contacto directo con un positivo 48 horas de que aparecieran los síntomas tienen que realizar 10 días de aislamiento domiciliario. Pilar Ramiro señala que “la persona vacunada no requiere aislamiento, según el último protocolo, pero sí sentido común”.
El consejo es que “restrinja sus contactos sociales al máximo, sobre todo entre personas vulnerables y no vacunadas, y que use la mascarilla”. Además, hay que tener en cuenta que se entiende que una persona está vacunada cuando ha recibido la pauta completa. “Si no, no nos vale”, añade.
Todos los contactos directos tienen que pasar un test de antígenos cuanto antes y luego 24 o 48 horas antes de salir del aislamiento les hacen una PCR, “para saber que no están en el periodo de incubación”. A los vacunados, aunque no aislados, también les hacen PCR de control.
Los que cumplen y los que recurren a la picaresca
Normalmente, los positivos cuando reciben la llamada del rastreador tienen la lista preparada de contactos, con nombres, apellidos y teléfonos. La mayoría cumplen con el confinamiento y a los rastreadores les tranquiliza que “muchas de las personas a las que llamamos, la mayoría, ya están aislados cuando nos ponemos en contacto”.
Eso sí, un número mínimo de personas recurren a la picaresca y no cogen el teléfono del Sescam. En estos casos, los rastreadores derivan los casos a Sanidad, que son los que “al final siempre contactan con la persona” y se los vuelven a rebotar. Eso sí, “la mayoría de la gente es prudente”, destaca esta rastreadora que lleva desde mayo de 2020 en su puesto.
Un mensaje de prudencia: el virus no se ha ido
El mensaje a la población en estos momentos es de “prudencia”. Pilar Ramiro insiste en que “es importante que sepamos que la vacuna no evita el contagio”, pues “se están dando positivos en personas vacunadas”. Muchos apenas tienen síntomas, hacen vida normal y expanden el virus.
“El virus no se ha ido, tenemos que seguir con las medidas y evitar las macroreuniones”, advierte la rastreadora, que considera que hay que dejar para más adelante “esos viajes de 20 niños de 15 años a la playa”. Pilar Ramiro subraya que “hay que tener mucho cuidado” y que “no hay que confiarse pese a que personas contagiadas desarrollen síntomas leves”.