“Yo no sé por qué me detuvieron, yo no he hecho nada”. Así ha arrancado su testimonio M.A.E.G., la madre acusada de prostituir a su hija menor, discapacitada, durante años.
La mujer, que comparte banquillo con cinco de los presuntos abusadores, ha tardado en empezar su declaración porque supuestamente no entiende bien ni sabe a qué ha venido a la Audiencia, en la que se juzga el caso, pero cuando se ha puesto a declarar no ha perdido hilo y su testimonio ha sido contundente y exculpatorio: conoce a cuatro de los otros cinco acusados de vecindad o tratos con su marido, pastor de profesión, pero según ha dicho ninguno ha tocado a su hija ni ella se la ha ofrecido.
En cuanto a los graves hechos que le atribuyen, dice que es por su otra hija mayor: “No me quiere ni ver y quiere hundirme porque no quería que me separara de su padre”.
“No he hecho ninguna de esas monstruosidades”
También lo han negado todo los otros cinco acusados, aparte del testimonio de la víctima, la principal prueba que hay contra ellos es que hay llamadas suyas registradas en el teléfono de la menor, o bien de ellos a la chica o al revés.
En esa situación está J.C.G.R. Este hombre ha reconocido que en alguna ocasión fue a la casa en la que vivía la familia a hacer tratos comerciales relativos al ganado, y que les ayudaba porque pasaban apuros económicos, “pero no he hecho ninguna de las monstruosidades que me atribuye la policía”. En cuanto a que su número de teléfono aparezca en la investigación “es porque se ve que la niña le quitó el teléfono a la madre y me llamó dos veces para ir a la piscina”.
Asegura que el único contacto que ha tenido con la joven es alguna vez que se despidió de ella y de sus otros dos hermanos menores –ahora tutelados por la Junta-. Y ha declarado que en varias ocasiones que fue a la casa vio que la chica se abrazaba a otro de los acusados y lo besaba, en concreto a J.H.R., al que según este testigo la familia llamaba “el novio” de la menor.
El aludido, que también está en el banquillo como presunto abusador, ha negado cualquier contacto. “Yo no era su novio, no es cierto”, ha dicho. Este imputado, vecino de Puertollano que “siempre he querido ser pastor de ovejas y no lo he conseguido”, trabajaba esporádicamente para el padre con el ganado y en alguna ocasión durmió allí, pero no sabe nada de prostitución ni de abusos.
El tercero de los presuntos abusadores es F.R.G. que ha testificado que conoce a la familia porque iba por allí “a comprar conejos”, y si aparecen llamadas de la madre en su teléfono móvil es porque sufrió un infarto y esta familia se interesaba por su salud.
Se ha tenido que ir del pueblo
El cuarto acusado F.J.L.V. es un vecino del pueblo que mantiene que nunca ha estado en esa casa, y se queja de que a raíz de esta denuncia se ha tenido que ir de allí porque nadie le mira ni le habla.
“En posguerra te señalaban con el dedo y ahora se ve que ha vuelto”
D.G.G., a sus 82 años el más mayor de los presuntos abusadores, ha afirmado que nunca ha estado en casa de la discapacitada, y que el único conocimiento que tiene de esa familia es indirecto, porque frecuentaba un bar próximo a su casa. Natural de Puertollano, este acusado tiene un chalé por la zona del Valle de Alcudia en la que pasó todo. En sus explicaciones ante el tribunal ha hecho un alegato defensivo explicando que se siente víctima de una persecución injusta. “En la posguerra te señalaban con el dedo y ahora se ve que ha vuelto otra vez”.
La víctima y su tutora declararán mañana
En el juicio, que se está celebrando a puerta abierta pero no se permiten fotografías, la abogada de la Junta Carmen Delgado, que ejerce la acusación popular, ha solicitado que la declaración de la presunta víctima “se haga con las adaptaciones adecuadas a la discapacidad que padece” (será en la sesión de mañana jueves).
Con 20 años en estos momentos y tutelada por la hermana mayor que destapó el caso, la discapacidad se ha agravado a raíz de estos hechos denunciados en 2014, aunque se cree que venían ocurriendo desde 2010, cuando la niña sólo tenía 12 años.
A catorce años de cárcel
Los seis acusados se enfrentan a 14 años de cárcel por delitos de prostitución y agresión sexual. Ocurrió en una localidad de la comarca de Puertollano.
Fiscalía y acusación popular consideran probado que durante años la menor, con un 70% de discapacidad psíquica ahora, fue prostituida por su propia madre “que propiciaba los encuentros con el resto de acusados a cambio de cuantías monetarias o regalos tales como tabaco”.
El juicio continúa mañana tras la sesión de este miércoles en la que sólo han declarado los seis acusados. Uno de ellos sólo ha respondido a preguntas de su abogado.