Una parroquia que había nacido, como comunidad cristiana, algunos meses antes, en torno a lo que fue la barriada del Padre Ayala, conocida popularmente como Vista Alegre y los barrios que rodeaban la nueva construcción: las viviendas del Grupo de Miguel de Cervantes o las de Aparicio Arce, enfrente de la parroquia, pasando por la barriada de la Plaza de los Toros y, por supuesto, las cientos de viviendas de la Comandancia de la Guardia Civil. Sin olvidar las viviendas nuevas de las Calles Pedrera Baja y Pedrera Alta.
El colegio de San Francisco de Asís, dirigido por las Franciscanas Hijas de la Misericordia, era un soporte importante ya que muchos de los alumnos del centro escolar, empezaban a formarse como creyentes en la nueva parroquia.

Pedro Jaramillo fue el primer párroco de San Juan de Ávila, con Miguel Díaz Salazar como vicario parroquial, después le siguieron Leandro López Ayuso, Rafael Villanueva, Jesús Sánchez Valiente, Tomás Villar y Pedro López de la Manzanara, junto a Julio Hernández, Bernardo Torres Escudero y, finalmente, Joaquín Gutiérrez Villar que junto a cientos de seglares y religiosas, así como la Acción Católica, el Movimiento Junior, el Instituto Secular ‘Vita et Pax’ y la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) han ido configurando una comunidad parroquial sencilla y de puertas abiertas.
San Juan de Ávila es el titular de la parroquia y este aniversario el motivo para empezar a celebrar este tiempo de Acción de Gracias por tantos dones recibidos. El pasado 8 de octubre, a las 11.30 horas, Juan Carlos Torres, párroco de Almodóvar del Campo, ofreció una interesante conferencia titulada ‘San Juan de Ávila, faro para la nueva evangelización’, que versó sobre la propuesta del santo, en este tiempo de ‘nueva evangelización’. En tiempo de San Juan de Ávila (1499-1569) el reto de la evangelización pasaba por “la oración, la identificación con el misterio de Cristo y la vivencia de los valores evangélicos para sentirse libre y disponible para la misión”, una propuesta que hoy, en momentos de importante secularización, se vuelven absolutamente actuales.

Tras la conferencia, se celebró la Eucaristía de Acción de Gracias, presidida por el actual párroco Jesús Navarro Ortiz cuya toma de posesión fue el pasado 9 de septiembre, acompañado por Juan Carlos Torres. Una entrañable celebración preparada con esmero y cuidado en la que se puso en la manos del Señor toda la historia vivida y, sobre todo, toda la esperanza de seguir siendo testigos de Jesús resucitado en medio de los vecinos de la parroquia.
Atribuido a San Juan de Ávila es el siguiente soneto que durante muchos años se recitaba en los viacrucis durante las Cuaresmas de finales de los años 80 del pasado siglo XX:
No me mueve, mi Dios, para quererte,
el Cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el Infierno tan temido,
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor. Muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas, y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que, aunque no hubiera Cielo, yo te amara,
y, aunque no hubiera Infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.