La joven de 13 años (ahora tiene 14) que fue víctima de una presunta agresión sexual a principios de 2020 por parte del utillero de un equipo de fútbol masculino de Bolaños de Calatrava que su padre entrenaba y presidía se ha derrumbado ante el tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia provincial de Ciudad Real al tener que revivir los hechos.
Ha sido en la primera sesión del juicio a puerta cerrada contra Antonio F.P., de 70 años, en la que la niña ha corroborado los hechos que denunció junto a su madre ante la Guardia Civil cinco meses después de que ocurrieran en los vestuarios de las infraestructuras deportivas durante una sesión de entrenamiento.
El victimario, que se enfrenta a 15 años de prisión, ha defendido su inocencia y ha negado que se valiera de la confianza que tenía con la joven y con su padre para engañarla y llevarla hasta las dependencias apartadas del campo y cometer los presuntos abusos, tal y como ha relatado la adolescente en un difícil momento del juicio.
La reacción de la revictimización ha hecho que se produjera un receso en la vista, que seguirá mañana con las pruebas periciales y la presentación de los informes de los abogados.
También han comparecido varios testigos como la madre y dos amigas menores de la víctima, que han confirmado la versión de la niña, dado que fue con quienes se desahogó al relacionar los hechos con la interrupción de la menstruación.
Concha Marín, la abogada del programa Revelas-m, que representa a la víctima, ha dicho que mañana preguntará a los forenses su hay una vinculación entre un episodio de estrés y la reacción física por la que la joven pensaba que podría estar embarazada.
“A sus amigas fue a las primeras que en julio les contó lo ocurrido en puertas de la pandemia, y le dijeron que era muy grave, que se lo dijera a sus padres y que denunciara”, ha señalado la letrada, que también ha comentado el miedo de la víctima ante la “reacción del presunto agresor”.
Marín ha señalado que la sesión ha transcurrido como se esperaban, “el acusado en su línea, negando todo, y la víctima, en la suya”, a la vez que ha comentado el nerviosismo de la niña porque “no es nada fácil enfrentarse a un acto solemne al que no está acostumbrada”.
Igualmente, la defensora ha manifestado que la niña era seguidora del equipo de fútbol y que habitualmente acompañada a su progenitor a los entrenamientos para “ayudar a recoger los balones”.
Ha testificado en la sesión uno de los instructores del atestado, un miembro del equipo territorial de la policía judicial de la Guardia Civil en Manzanares (de la sección Mujer-Menor -EMUME-), que participó en la toma de declaración de la víctima, testigos y acusado, a quien llamaron a testificar al cuartel. Completaron la investigación, según ha dicho, con la realización de pruebas oculares en el lugar de los hechos para así visualizar el escenario de la presunta agresión.
Defensa: no quedan acreditados los hechos
Por su parte, Jesús Manuel López Castro, el abogado defensor del turno de oficio de Antonio F.P., ha indicado que, según los testimonios escuchados este martes, “no quedan acreditados suficientemente los hechos”.
López Castro no ha querido entrar en el ataque ansioso de la menor, así como ha considerado “circunstanciales” las declaraciones de los testigos que ven creíble la agresión sexual, dado que “no son directos”. “Corroboran lo que le has manifestado la niña”, ha declarado a los periodistas.
Este letrado sí ha reconocido la relación de cercanía que mantenía el acusado con la familia de la joven y vulnerable víctima.
Tanto la acusación particular como la Fiscalía solicitan 15 años de prisión, la medida de libertad vigilada de ocho años y la prohibición de aproximación a menos de 500 metros y de comunicación por cualquier medio respecto de la menor durante ese tiempo, además de participar en programas de educación sexual.
