Enviada de Sevilla a Marruecos, de ahí fue trasladada, pasando de nuevo por Sevilla, a Madrid, desde donde también viajó por Valencia y Barcelona hasta Ginebra, para volver a la capital española. Así lo indicó el padre Benjamín, franciscano capuchino director espiritual de la Archicofradía del Cristo de Medinaceli, a cuya basílica en Madrid acuden a lo largo del año multitud de fieles de todo el mundo.
En una charla organizada con motivo del 75 aniversario de la imagen y la Hermandad del Cristo de Medinaceli de Ciudad Real, el padre Benjamín combinó las perspectivas devocional, artística e histórica en su descripción del devenir de esta talla de la primera mitad del siglo XVII que los padres capuchinos llevaron de Sevilla hasta la ciudad de La Mamora, actual Mehdía en Marruecos, cuando fue tomada por España. De manos cristianas pasó a musulmanas esta plaza, así como la imagen, que fue rescatada por los trinitarios, siendo muchas las leyendas en torno a su recuperación como que cerrándose el trato por lo que pesara pareció precisamente menguar su peso, que fue arrastrada por las calles, que fue echada a los leones y no la dañaron o que intentaron quemarla y no ardía.
De cedro la cabeza y las manos y el resto del cuerpo de pino, muy seguramente fue restaurada en su vuelta a Sevilla, conservándose las partes más artísticas de la talla, para ser trasladada a Madrid, donde fue custodiada primero por los trinitarios y posteriormente de nuevo por los padres capuchinos, describió el padre Benjamín, que relató cómo en la Guerra Civil formó parte del patrimonio artístico español que se salvó con su envío a Valencia y de ahí, pasando por Barcelona, hasta Ginebra, para regresar de nuevo en 1939.
Denominado Jesús Rescatado, por la intervención de los trinitarios en su recuperación tras ser “apresado”, y de Medinaceli, por la implicación de esta casa ducal en su custodia y conservación, se trata de la imagen de Jesús presentado al pueblo por Pilatos, tras interrogarle, como ‘aquí tenéis a vuestro hombre’, sirviendo la talla para “canalizar nuestros sentimientos religiosos” ante Jesús como “modelo de persona, vida y hombre”.
Es una imagen con “una mirada serena y que transmite paz, que es lo que la gente busca siempre”, resaltó el padre Benjamín, que habló, entre otros muchos aspectos, de la idea de desagravio con la que se impulsó su devoción, la fama milagrosa con la que llegó a Madrid y la gran tradición en torno al Cristo de Medinaceli no sólo en la zona de La Mancha, el Mediterráneo y Andalucía, sino en otras latitudes como Miami, Venezuela o Cuba, es decir, allí donde fueron los trinitarios y los capuchinos.
“Hay quien dice que hay que pedir tres deseos delante del Cristo y siempre cumple uno”, apuntó el sacerdote navarro, que subrayó los numerosos fieles que recibe en Madrid por motivos muy diversos como por ejemplo cuestiones de enfermedad, familiares y replanteamientos de vida, para exponerle sus angustias y, sobre todo, para darle las gracias.
Precisamente, desde Ciudad Real partirá el sábado 23 de noviembre un autobús de 57 personas, que ya está lleno y para el que hay lista de espera, en peregrinación hasta la basílica madrileña, comentó el hermano mayor de la Archicofradía ciudarrealeña, José Luis Burgos, que indicó que el sábado 16 de noviembre habrá otra charla sobre ‘Cofradía y parroquia’ en la iglesia del barrio del Pilar y se culminarán los actos del 75 aniversario el Día de la Inmaculada Concepción con la entrega de premios a los niños que van a hacer un dibujo sobre la imagen de Jesús de Medinaceli.
En el encuentro con el padre Benjamín, la Hermandad de Ciudad Real exhibió una muestra de fotografías antiguas, el primer cartel de Semana Santa con la imagen del Cristo de Medinaceli del año 1975 y su primera túnica, así como históricos estandartes dolorosos y gallardetes, además de ángeles del primer paso del Niño del Remedio, una corona de espinas hecha por una fiel, el libro de reglas, incensario, bacalao y palermo.