Comenzaba la jornada con un suculento desayuno a base de churros con chocolate para el disfrute de los residentes. Más tarde, a las diez y media de la mañana, participábamos, -ancianos, familiares de los mismos y amigos de éstos-, de la Eucaristía presidida por Isidro Martín Consuegra Montealegre, párroco “in solidum” de la de Santiago, de nuestra capital.
En su homilía comenzó recordando el celebrante que nos encontramos ya en el Tercer Domingo de Adviento, también llamado “Domingo Gaudete”, o “Domingo de la Alegría”. Alegría, decía Isidro, porque viene el Señor, que quiere estar en plenitud con nosotros para mitigar el mal, para ayudarnos,… hasta llegar, por Amor, a la Cruz.
En un momento de su plática nos hacía caer en el compromiso de vivir en Cristiano recordando los versos de San Juan de La Cruz: “…Del Verbo Divino/ la Virgen preñada/ viene de camino,/ si le dais posada…” La parte musical estuvo a cargo del solista Carlos Oraá.
Música Antigua
Al término de la celebración eucarística, y en la mima capilla, -profusamente engalanada ante las fiestas que se aproximan, al igual que la residencia en sí-, ha tenido lugar la actuación del Grupo de Música Antigua de la Escuela Municipal de Música y Danza “Guillermo Calero” de la Universidad Popular de Manzanares -fundada hace por ahora tres años-, que acompañados por instrumentos tan variados como guitarras, bandurrias, laudes, violín, flauta travesera y percusión han interpretado piezas de las Cantigas de Santa María; canciones tradicionales inglesas; y otras del llamado “Cancionero de Palacio”, haciendo las delicias de todos los presentes.
En un momento de la actuación irrumpió en la capilla un grupo de residentes, de ambos sexos, -entre ellos su directora-, que con sus bailes gratamente sorprendieron a todos.
Mercadillo del Trueque
Tras tan brillante actuación y en otra de las dependencias del centro residencial, se inauguraba la VI edición del llamado “Mercadillo del Trueque”, en el que pueden adquirirse, -hasta el próximo día 21, en que será clausurado-, productos elaborados por los mismos residentes, hombres y mujeres, además de contribuir, -de ahí lo del “trueque”-, con aportaciones al Banco de Alimentos, que preside Segundo Alcázar, quien nos comentaba, -en base a convocatorias anteriores-, que pueden contabilizarse, hasta su cierre, entre ochocientos y mil kilogramos, gracias a la generosidad de los visitantes.
Antes de la comida, que los residentes pueden compartir con sus familiares, se servía un espléndido aperitivo.