Durante el presente año de 2017, año tan especial para esta Hermandad de la Virgen, para la Catedral y para la Ciudad entera por conmemorarse el Cincuentenario de la Coronación Canónica Pontificia de la Imagen de la Virgen del Prado, Patrona de Ciudad Real, se ha procedido a la deseada restauración del Paso procesional o Carroza de nuestra Patrona, magnífica obra de orfebrería de la Casa Plata Meneses, construida entre los años 1953 y 1954 en Madrid, siendo copia muy fiel de la perdida en los acontecimientos de 1936, de la misma Casa.
Los orígenes
Los orígenes del Paso actual, como decimos, los encontramos en el año 1885, fecha en la que la Hermandad decidiría cambiar el viejo paso de plata de ley del siglo XVII (y que aparece en muchos de los cuadros de los siglos XVII y XVIII de la Virgen del Prado) por uno nuevo y más acorde a los estilos neohistoricistas de la época de la prestigiosa Casa de Madrid, proveedora oficial, por otra parte, de la Casa Real.
En un principio, la Carroza o Carro Triunfal presentaba una cupulilla sustentada por columnas a modo de templete bajo el cual se presentaba la vetusta Imagen de la Virgen del Prado, obra gótica de mediados del siglo XIII, y desaparecida igualmente durante las aciagas jornadas del verano del 36. Dicha estructura se reformaría en los años 20 convirtiéndose el templete en palio, empleando las mismas columnas de capiteles corintios.
Dicha obra, junto con casi la totalidad del rico patrimonio acumulado por los ciudadrealeños a lo largo de los siglos alrededor de su Patrona la Virgen del Prado, así como la Imagen gótica de la Virgen, fue perdida o destruida… Pero la estética de la devoción a la Morena del Prado no se perdió, y pasado el conflicto pronto trabajaría la Hermandad en recuperar o reconstruir en la medida de lo posible ese patrimonio perdido, herencia de sus mayores y parte inherente de la historia de la Ciudad. Así, se realizaría una Imagen nueva, que policromó el insigne ciudadrealeño señor D. Carlos Vázquez, uno de los más reputados pintores de la época, afincado en Barcelona, desde donde se ocuparía de las gestiones para la nueva adquisición y hechura; así como todo el ajuar: nuevas ráfagas, coronas, rostrillo, trono, etc., para conseguir rehacer esa imagen, ese icono representativo de la tradición de la Capital de La Mancha.
Con la Carroza sucedería algo similar. Una vez recuperados los tramos centrales de los varales, usados como barras de cortina en el Gobierno Civil, se incorporarían a un paso temporal realizado en madera, pero intentando imitar las formas de la desaparecida. De igual modo, y donados por un hermano, también se le dotaría de la tradicional balaustrada de plata con los Evangelistas que rodeaba a la Imagen en todas sus representaciones. Ambos elementos, una vez se realizó la actual, se incorporarían a la misma, hasta nuestros días.
La actual Carroza
Como decíamos, siempre estaría en la mente de los hermanos de la Virgen el recuperar y reconstruir la materialidad de esos cultos tradicionalmente relacionados con la Patrona de Ciudad Real, y así toda la Ciudad, pues por cuestación popular de todos los vecinos, además de las aportaciones extraordinarias de su Ilustre Hermandad, en 1953 ya se pudo acometer la ansiada construcción de la Carroza, copia en la misma Platería Meneses de la perdida, incluso mejorada. Las acciones que iniciadas bajo el mandato como Hermano Mayor de D. Julio Morales Malagón lograrían desembocar en la terminación de la nueva Carroza y su estreno el año siguiente, bajo el mandato de D. Benjamín Luis Fernández Malagón durante sus Fiestas de agosto.
Intervenciones pasadas
Varias han sido las intervenciones importantes que ha sufrido la Carroza de la Patrona a lo largo de su corta vida. Una de las más señaladas, y quizá la primera de importancia, sería la realizada en los talleres del también hermano Sr. Rivas, en la cual se hizo toda la instalación eléctrica nueva, se limpió y abrillantó, se hicieron seis querubines plateados y otros doce más pequeños dorados y la puerta de acceso trasera para facilitar las labores necesarias de mantenimiento de la misma.
Otra sería la llevada a cabo en 1998 en los Talleres Jogar de Madrid, sin ser del todo feliz los resultados estéticos, algunos de los cuales se han corregido en esta última realizada. De todas formas, todas estas grandes intervenciones o las pequeñas de mantenimiento realizadas cada año por hermanos anónimos muchas de ellas han conseguido que nos haya llegado hasta nuestros días la obra de arte que es el Paso procesional de nuestra Patrona.
La intervención actual
El Taller de Orovio de la Torre, en la cercana localidad de Torralba de Calatrava, fue el elegido para realizar la intervención, aparte de por su trayectoria profesional, por su cercanía, ya que esto posibilitaba un control de las labores realizadas y un examen directo de la situación a la hora de tomar decisiones.
Durante el presente año 2017, y realizado en dos fases, se ha venido restaurando el paso de nuestra Patrona la Virgen del Prado: primero el palio y los varales, que ya fueron estrenados en el pasado mes de mayo durante la celebración de los actos centrales conmemorativos del Cincuentenario de la Coronación Canónica Pontificia; y la Carroza propiamente dicha, o parte baja, desde entonces hasta ahora que podemos disfrutar del resultado durante estas Fiestas de agosto en honor a la Virgen del Prado. Siendo esta última intervención, en su conjunto, la más sumaria de todas las que ha sufrido la Carroza y la más respetuosa a la vez con la pieza original.
Más concretamente, y resumiendo mucho, las labores realizadas se han concretado en la parte del palio, en la reconstrucción de piezas desaparecidas o dañadas: construcción de una palmeta repujada, alas de un ángel tenante, unión de la cabeza de otro de los ángeles que sustentan el escudo de la Ciudad, reconstrucción de las bajantes de orfebrería del dosel, construcción de un nuevo bastidor de aluminio aligerando el mucho peso que soportaba y 3 ajustando los varales, reposición de asas a los perillones que rematan los varales, nueva tornillería para sustentar las piezas, algunas de ellas sueltas con peligro de pérdida…; como detalle curioso, se ha vuelto a ennoblecer el techo del palio con una tela de damasco blanco, tal como aparecen en los documentos gráficos que poseía en su origen.
Por otro lado, en su parte baja, la Carroza propiamente dicha, se ha desmontado por completo toda su orfebrería con el fin de de llevar a cabo una limpieza en profundidad de todas y cada una de las piezas que la componen, no habiendo recibido baño sino alguna pieza realizada nueva, o alguna muy deteriorada, tal como los querubines y las letanías, ambas bañadas en oro con el fin, teniendo siempre presente el conjunto de la obra. Esta intervención nos ha facilitado conocer con total certidumbre el estado del alma de madera que sustenta toda esta magnífica obra en metal, presentando un grado excelente de conservación.
Otro de los problemas que se han acometido y que podría haber hecho peligrar la integridad de la obra ha sido el cambio del suelo de la misma, quitando la tablazón de madera simple, ya que presentaba un alabeo o combamiento muy pronunciado, e instalando en su lugar un tablero de ocume, mucho más estable a la acción del tiempo y del uso. Para este trabajo se ha necesitado retirar la totalidad de las baldosas de orfebrería, y que es otro de esos detalles característicos que le dan empaque y personalidad a este Paso procesional. Más de setecientas baldosas componen este particular solado sobre el que se instala todos los años a la Imagen de la Patrona o a Jesús Sacramentado. Es por esto que se ha aprovechado para ajustar cada una de las baldosas (antes montadas unas sobre otras y completadas con trozos de las mismas, lo que le daba una imagen un tanto caótica y no bien resuelta): así, el resultado es más armónico, en la línea del equilibrio del diseño original completo.
Dos curiosidades: se ha recuperado la placa fundacional de la construcción de la Carroza, colocada en su origen en una viga de la estructura interna del Paso, y ahora puesta es su exterior como documento histórico relacionado con la obra. Y la otra, la incorporación de una mariquita de orfebrería, elemento incluido a modo de firma por D. Ramón Orovio, orfebre, en el único paño que se ha tenido que hacer nuevo, haciéndolo discernible de lo original.
Pero todo este gran trabajo no podría haberse llevado a cabo sin la generosidad de Dña. Luisa Calahorra Escobar, quien, en las últimas voluntades recogidas en su testamento, y tras de repartir la mayoría de su patrimonio entre los más necesitados, dejó para su dedicación a la reparación de la Carroza de la Virgen dicha cantidad, gracias a la cual hemos podido felizmente acometer la restauración de esta bellísima obra de arte, propiedad sentimental de todo el pueblo de Ciudad Real, y de la que debemos sentirnos orgullosos plenamente, garantizando la generación actual su perfecta conservación para su entrega a las generaciones futuras, depositarias de la historia, tradición y fe de esta secular Ciudad Real.
*Mayordomo Ilustre Hermandad de Nuestra Señora la Santísima Virgen del Prado Ciudad Real
