La joven de Ciudad Real que acusa a un inmigrante al que conoció en un bar de haberla drogado para abusar de ella ha mantenido la acusación ante la sección segunda de la Audiencia Provincial que juzga el caso. “En el taxi dejé de estar”, ha explicado.
A partir de subir al vehículo, que compartió con el acusado no sabe muy bien por qué, solo sabe que acabó en una habitación de hotel y mantuvo relaciones sexuales en condiciones de semiconsciencia de las que apenas recuerda nada, solo el miedo que pasó cuando su agresor acabó y las ganas de salir de allí, lo que consiguió poco antes de las ocho de la mañana desde las tres de la madrugada de 16 de diciembre de 2018.
“Me drogó e hizo lo que quiso”
“Me drogó e hizo conmigo lo que quiso, lo tengo claro”, ha testificado en el juicio en el que ejerce la acusación particular representada por la abogada María Rico y reclama siete años de prisión para el investigado.
“Yo no tengo que drogar a nadie”
El acusado, un hombre de 42 años de iniciales P.N., originario de Senegal (en su documento de extranjería aparece filiado en Gambia), que lleva dieciséis años en España y está en trámites de conseguir el permiso de residencia, lo ha negado. “Yo no tengo que drogar a una mujer para tener relaciones sexuales. He venido aquí para trabajar, no quiero problemas”, ha insistido ante el tribunal.
Ella lo confundió con otra persona en un bar
La joven y P.N. se conocieron en un pub del Torreón. Había vuelto a Ciudad Real después de vivir un tiempo fuera, salió a cenar con su hermana y unas amigas y acabó tomando algo en ese bar en el que ha reconocido que fue ella la que se dirigió primero al acusado, “lo confundí con una persona que había conocido en un evento relacionado con la inmigración”, ha explicado (ella misma trabaja en una ONG en integración de inmigrantes).
La invitó a una cerveza
En el pub charlaron unos diez minutos en los que el acusado la invitó a una cerveza y es en esa bebida (no existen pruebas de toxicología que lo acrediten), en la que cree que pudo echarle algo que la aturdió hasta doblegar su voluntad un rato después.
Pero los efectos de la droga no fueron inmediatos. La joven se quedó un poco más con unas amigas del instituto que se encontró allí (su hermana y sus amigas se fueron antes) y sobre las tres de la mañana salió para coger un taxi y volver a casa.
A partir de aquí el relato de víctima y acusado difieren, ella dice que empezó a perder la consciencia en el taxi, ni siquiera recuerda quién lo pagó y porqué subieron juntos (supone que él la siguió). De las horas siguientes solo tiene pequeños momentos de consciencia, recuerda la pared del hotel Almanzor en el que él hombre estaba alojado con un nombre falso (para no ser expulsado del país), y momentos puntuales de las relaciones sexuales que ha insistido tuvo contra su voluntad.
“Me sentía como ausente”
“Me sentía como ausente, llegué a sentir una presión muy fuerte en la cabeza y pensé vaya pedo más tonto que llevó, cuando no había bebido más que unos vinos y la cerveza”. Cuando recuperó algo de consciencia del aturdimiento pasó al miedo por estar sola con el acusado y se le vino a la cabeza la cerveza del pub.
Al final, con la artimaña de salir a desayunar algo, logró salir a la calle con el acusado antes de las ocho de la mañana, despedirse e irse a su casa. Solo un rato después fue plenamente consciente de que había sido víctima de un abuso sexual (siempre según su versión), miró en internet páginas sobre “cómo saber que te han drogado”, llamó a una amiga y se fue al hospital. Pero ya no quedaba rastro en su cuerpo de ninguna droga, solo cannabis (dos caladas de un porro) que según dijo consumió al principio de la noche con sus amigas.
Él dice que las relaciones fueron consentidas
El acusado mantiene que las relaciones fueron consentidas, que el jamás forzaría a una chica y que ella no dio ninguna muestra de irse con él al hotel contra su voluntad.
En el juicio también ha testificado el policía que tomó declaración a la denunciante en el hospital y llevó la investigación para corroborar que lo que dice es exactamente lo mismo que denunció en su momento, solo que no se pudo probar que la hubieran drogado.
La fiscalía pide cinco años de prisión para el acusado y que se canjee la pena, en caso de ser condenado, por la expulsión de territorio español por ocho años.
El juicio seguirá este jueves con la declaración de varios testigos.