Y es que, tras el triduo desarrollado desde el pasado miércoles 8 al viernes 10 de este mismo mes, se ponía el “broche de oro” con una misa, que comenzaba a las seis de la tarde, en la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva, donde se encuentra enclavada canónicamente la corfradía, y posterior desfile procesional por el centro de nuestra ciudad.
La función eucarística, en la que participaron representantes de otras cofradías de la Virgen de la Cabeza, procedentes de Córdoba, El Carpio, Bujalance, El Toboso, Almodóvar del Campo, Daimiel, y por supuesto la anfitriona, y de cuya parte musical se ocupó el coro de la Parroquia de San Pedro, de nuestra capital, estuvo presidida por Antonio Ruiz Pozo, párroco de la referenciada comunidad parroquial.
Homilía
Tras la proclamación del Evangelio, y posteriores palabras de reconocimiento y agradecimiento por parte del presidente de la cofradía de nuestra ciudad, Pedro Camacho, Ruiz Pozo hizo una breve pero intensa homilía en la que invitó a reflexionar sobre cinco puntos.
En primer lugar nos invitaba a dar gracias a María por su proximidad, exhortándonos a sentir su permanente mirada. “Madre, danos tu mirada”, continuaba el sacerdote, con el deseo de que esa sea la oración, en todo momento, que aflore en nuestros labios cómo devotos de ella y cómo cristianos.
Un tercer momento bien pudo ser el pedirnos que aprendamos a mirarnos unos a otros con la mirada de María sin abandonar, cómo hermanos que son, a los que más nos necesitan.
Un cuarto “punto” sería el pedirnos la fuerza suficiente para que nadie, ni nada, nos la oculte, nos la borre.
Cómo conclusión, decía el presbítero, nuestra confianza en su mirada tiene que llevarnos a Dios.
Asistieron a la celebración litúrgica diversos miembros del PP, así cómo “números” de la Guardia Civil, -participando también en el desfile procesional, por ser la Virgen de la Cabeza copatrona de este cuerpo de seguridad.
Procesión
Una vez concluida la celebración eucarística comenzaba el desfile procesional, -en el que se produjeron extraordinarias “petalás”-, que saliendo de la precitada iglesia parrquial, proseguía su discurrir por los paseos del parque de Gasset para recorrer Plaza de la Puerta de Alarcos, calle Alarcos, Plaza del Pilar, calle General Aguilera, calle de Bernardo Mulleras, Plaza Mayor, calle del Mercado Viejo, calle Feria, calle Alarcos, -ya de regreso-, Plaza de la Puerta de Alarcos, y Parque de Gasset, retornando al templo de salida al filo de las nueve y media de la tarde-noche.
Tras la Cruz de Guía iniciaban su caminar los representantes de las distintas cofradías de la Virgen de la Cabeza anteriormente citadas así cómo otras hermandades ciudadrealeñas de Pasión y Gloria, tales que San Juan Bautista, Nuestra Señora del Pilar, Nuestra Señora de Los Ángeles, Dolorosa de Santiago y Nuestra Señora de la Soledad.
A continuación aparecía el trono que hacía avanzar a la Virgen con el paso cadencioso de los costaleros, presentando un exorno a base de rosas y otras variedades de flores, en frescos tonos primaverales, y una artística iluminación natural a través de seis candelabros de guardabrisa, escoltado por miembros del benemérito cuerpo fundado por Francisco Javier Girón, segundo Duque de Ahumada, el trece de mayo de 1844, hace por ahora ciento setenta y cinco años.
Cerraba el cortejo la Agrupación Musical “Santísimo Cristo de La Piedad”, de Miguelturra.