A pesar de que a esas horas ya estaba bien entrada la mañana, al filo de las ocho partía del referenciado templo parroquial el Rosario de la Aurora, al que ha asistido un nutrido grupo de fieles. Durante su recorrido, por las calles Madrid, País Valenciano, Pantano del Vicario, Jesús Garrido, Javier Paulino, Cantábrico y Argamasilla de Alba, se han meditado los “misterios” correspondientes al día de hoy del Santísimo Rosario, por parte de Mariano Ureña, hermano mayor del Prendimiento, mientras que las invocaciones iniciales, letanías a la Virgen y oraciones conclusivas han corrido a cargo del sacerdote Felipe Muñoz, que junto con Juan Carlos Fernández de Simón Soriano atiende dicha comunidad cristiana.
Tras la Cruz de Guía, acompañada por dos ciriales, y un profuso grupo de acólitos, de ambos sexos, avanzaba el trono, -en este caso concreto, la “parihuela de salida”-, sobre el que a la cadencia del paso de sus treinta portadores, que se fueron turnando y relevando durante el itinerario, se mostraba refulgente la Virgen de la Salud, complementando su belleza un precioso exorno floral a base de claveles y dragones, ambos tipos de flores en tono blanco, y una artística iluminación compuesta por la correspondiente candelería y cuatro candelabros de guardabrisa, cedidos éstos por la Hermandad de la Santísima Virgen del Carmen, igualmente de nuestra capital.
Eucaristía de Campaña
Una vez finalizado el rezo del Santo Rosario, a la llegada a la residencia Andamarc, y tras ser recibida con auténtico júbilo y alegres melodías, la imagen de la Virgen de La Salud fue instalada, -con su trono-, en el centro del improvisado presbiterio y altar levantados en las zonas de esparcimiento del complejo residencial, donde a las once comenzaba la Eucaristía presidida por el delegado diocesano, -cómo antes indicamos-, de Pastoral de la Salud, Francisco Guerrero, celebración en la que la parte musical corrió a cargo de un improvisado coro formado por miembros de la propia Hermandad del Prendimiento.
Homilía
El oficiante, centró su breve pero “sustanciosa” homilía en dos puntos fundamentales. De una parte, decía Guerrero, hemos de vivir la devoción a María desde las circunstancias cotidianas de la vida, debiendo tenerla como pilar en el que encontrar la salud no solamente del cuerpo, sino también del alma, siendo conscientes de que la necesitamos para desarrollar lo que somos y lo que estamos llamados a ser. Por otro lado, continuaba el sacerdote, nos tiene que ayudar en la tarea de amarnos los unos a los otros, -recordando las palabras de Jesucristo-, cómo Él nos ha amado y nos ama. Debe ser éste un reto permanente en nuestras vidas. Si lo cumplimos nos llevará a la salud más radical, y a poner equilibrio en nuestro existir, en todos los sentidos.
Un poco de historia
Para concluir, señalar que en este año de 2019 se ha desarrollado la novena edición de dicho Rosario de la Aurora, que ha terminado en la residencia de mayores precitada, atendiendo a la solicitud de la dirección de la misma.
Reportaje fotográfico: Eduardo Muñoz