La Semana Santa 2023 toca a su fin con excelentes cifras de cofrades, penitentes y público siguiendo las procesiones en Ciudad Real, y una inclemencia meteorológica que no estaba prevista: el excesivo buen tiempo. Cofrades que otros años son noticia por las lágrimas que provocan las lluvias de abril que impiden procesionar, se han cocido en esta ocasión bajo sus pesadas túnicas, poco adaptadas para un cambio climático que se ha cebado con esta Semana Santa de temperaturas máximas unos diez grados por encima de lo normal.

Le ha pasado esta tarde de Sábado Santo a los cofrades, costaleros y resto del cortejo de la procesión de la Soledad, una cofradía que pone en la calle dos pasos portados a costal, la Virgen de la Soledad, bajo palio, uno de los tronos más altos y pesados; y el misterio que representa el duelo por la muerte de Jesús de la Virgen de la Amargura en el momento de abandonar el Calvario con la Santa Cruz, San Juan Evangelista, María Magdalena y María de Cleofás.
Escenas de mucho dramatismo y aflicción, acompañadas por mujeres de luto riguroso con mantilla española, cofrades con túnicas de sarga negra, cíngulo de tamaño considerable, y capirotes que solo dejan libres los ojos, un atuendo poco práctico para procesionar con temperaturas de más de 28 grados (algo menos cuando ha salido la Virgen de la Soledad de San Pedro, sobre las seis de la tarde) como las que se han alcanzado este sábado 8 de abril en Ciudad Real.

Sol en contraste con la negrura del conjunto
Y todo bajo un sol radiante, abrasador en los primeros momentos de la procesión, por la calle Paloma, en contraste con la negrura del conjunto procesional, acompañado por un trío de capilla, la coral de Torralba y la banda sinfónica de Miguelturra.
“Sí, vamos a pasar calor”, ha explicado un resignado Juan Carlos Martín, hermano mayor de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, antes de iniciar el recorrido procesional. Este año también tienen asumido que han faltado cofrades, “muchos se han ido a Sevilla a ver el Santo Entierro Magno, un acontecimiento único que se celebra este sábado”.

Los costaleros han echado el resto
Los costaleros han echado el resto en una bellísima salida de San Pedro de la Virgen de la Soledad, un trono al que tratan con delicadeza, hasta que la elevan al cielo de la placita, mientras suena el himno nacional.
Las novedades de este año, «pequeñas» según Martín, han sido la renovación de los exornos florales y detalles del paso del misterio, la principal que se han movido las imágenes de lugar para realzar el conjunto.