Domingo de Corpus. Desde primeras horas de la mañana, algunas plazas y calles del centro de Ciudad Real se transforman en tapices efímeros, llenos de color y simbolismo religioso y local. Un año más, el esfuerzo colectivo y la colaboración de las peñas, hermandades y asociaciones han dado forma a una de las tradiciones más singulares: las alfombras de sal tintada (o serrín) sobre las que a partir de las ocho de esta tarde discurrirá la solemne procesión del Corpus Christi.
Una docena de creaciones decoran, este año, el recorrido por el que pasará la custodia y el cortejo presidido por el obispo de Ciudad Real, Gerardo Melgar, acompañado de los curas de las distintas parroquias de la capital, las autoridades locales y los caballeros de las Órdenes Militares españolas de Calatrava, Alcántara, Montesa y Santiago. Como es habitual en esta procesión, se espera una importante representación de los niños y niñas que han tomado este año la primera comunión.
“Nos vamos viniendo arriba”
Entre las distintas alfombras que en el día de hoy engalanan Ciudad Real, está la de la Peña Dinosaurio. Lourdes Ortega, una de las integrantes de esta agrupación, cuenta que este es el tercer año que colaboran con las alfombras del Corpus. “Empezamos en plan sencillo, pero nos vamos viniendo arriba. Y así de bonita está quedando este año”, dice señalando la alfombra que esta mañana elaboraban en la Calle Azucena y con la que este 2025 han querido rendir homenaje a las vidrieras que flanquean la imagen de la Virgen del Prado en la catedral. Se trata de un diseño propio en el que además del cáliz de Cristo, han incorporado los escudos de las órdenes militares, el pan, las uvas, la cruz y, por supuesto, los símbolos de la peña.

Ardua tarea
La tarea ha comenzado temprano. A las ocho de esta mañana, los peñistas ya estaban manos a la obra, con la intención de concluir el diseño hacia las tres de la tarde. En el proceso usan sal tintada con pintura que mezclan en una hormigonera “para ganar tiempo y que el color quede bien prensado”, explica Lourdes.
Aunque los que hoy estaban trabajando sobre el terreno eran unas veinte personas, miembros de de todas las edades, desde los seis años del más pequeño a los 78 de la mayor, explican que la agrupación es mucho más numerosa y que lo importante es la colaboración entre todos “y pasar un día en familia”, añade Lourdes. Porque, más allá de lo artístico y del componente religioso de la festividad, lo que las asociaciones, peñas y hermandades viven también es una jornada de comunidad y de vínculo intergeneracional.

Reafirmar la identidad
En total, este año, se han elaborado más de una decena de alfombras, principalmente obra de las hermandades de la localidad, como las del Prado, Pilatos, Misericordia o Esperanza, aunque también participan asociaciones como Mazantini, que ha realizado una impresionante composición en la explanada del Prado, La Daga Dorada y la propia Dinosaurio. Para muchas de estas agrupaciones, el Corpus no es solo una cita religiosa, sino un momento más de convivencia para reafirmar la identidad de los distintos grupos, barrios y, en última instancia, de la ciudad.
