La Asamblea de Mujeres Feministas de Ciudad Real ha reunido a varios cientos de personas este 25 de noviembre en la plaza Mayor de Ciudad Real para visibilizar a las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en este 2024 en España, y a las ocho víctimas de la violencia vicaria sobre las mujeres (sus hijos), en un acto unitario del movimiento feminista, con el “hartazgo” como lema y el “negacionismo” como objetivo a batir.
Las cifras de este año, al que todavía le falta más de un mes, son muy malas, “todas lo son pero este en especial”, ha subrayado Fátima Romero, portavoz del colectivo. Y ellas, las cifras, y las mujeres e hijos con nombres que están detrás han sido las protagonistas del acto por el 25N del movimiento feminista de la capital.
2024 deja ya cuarenta y dos mujeres asesinadas por su pareja o expareja -la última una menor de 15 años en Orihuela a manos de otro menor-; ocho niños, catorce denuncias por violación al día (una cada dos horas) y un aumento del 116% de las agresiones sexual cometidas por mujeres.
“Todas las cifras que sean mayor de cero son inadmisibles, estamos hartas de todas las violencias contra las mujeres”, ha remarcado Romero. Mujeres Feministas de Ciudad Real cree que los datos están empeorado “porque ha irrumpido el negacionismo en las instituciones que invisibiliza la violencia machista, la violencia contra las mujeres, y se han recortado recursos, como aquí en Ciudad Real con la eliminación de la Unidad de Violencia de Género de la Policía Local”.
“El negacionismo es un problema, todo lo que se invisibiliza no existe y no se pueden poner las medidas y los recursos necesarios”, y ante la réplica de que solo se ha cambiado el nombre de la unidad, insiste en que “si no se nombra, difícilmente se puede combatir de una manera eficaz”.
La insoportable letanía de nombres y velas
El protagonismo en la concentración de la Asamblea de Mujeres Feministas de Ciudad Real, el acto no institucional más importante del 25 de noviembre en Ciudad Real, ha sido de las mujeres y los menores asesinados, con una escenificación muy dura de nombres y velas.
Cincuenta mujeres han depositado simbólicamente en el suelo una vela y un papel con una breve reseña en nombre de las asesinadas, por ejemplo alguien como ‘Cándida, mujer, 54 años, asesinada por su marido en Aldea del Rey el 23 de febrero. Deja un hijo. Su asesino Miguel responderá ante la justicia y ante la sociedad’. Y así una por una cada asesinada y cada menor asesinado por violencia machista, en una insoportable letanía que ha durado más de veinte minutos, con el suelo de la plaza convertido en un lugar de memoria “y de voz para quienes la han perdido”, han remarcado.
Las feministas piden “soluciones”
El manifiesto, que ha leído la periodista Celia Naharro, se ha centrado en el hartazgo “de las violencias que se ejercen contra las mujeres; de seguir contando asesinatos de mujeres; de la violencia sexual y de los disfraces que adopta”, con especial mención a la seducción, la insistencia, la manipulación o la sumisión química.
También se ha recordado a las mujeres y niñas que sufren trata con fines de explotación sexual y han reclamado “soluciones” en la concentración de protesta y denuncia
Por las mujeres afganas, palestinas y por las niñas iraquíes
El texto del manifiesto ha recordado también a las mujeres afganas, “expulsadas de la vida social y ahora negándoles la voz en público”. A las mujeres palestinas “que están sufriendo las brutalidades de una guerra que ellas no han originado y que no ampara el derecho internacional humanitario”, y han recordado que en Irak muchas niñas de nueve años son entregadas para matrimonios forzosos.
El aprendizaje de la sexualidad desde la brutalidad
El manifiesto ha denunciado también que “la juventud aprenda sexualidad a través de la brutalidad”, y han reivindicado que se ponga coto a la pornografía “que deshumaniza y trata a las mujeres como objetos sexuales de usar y tirar”. “Denunciamos la ausencia de medidas contra la violencia pornográfica y los sucesivos retrasos de la aprobación de una ley abolicionista de la prostitución”.
Hartas del negacionismo y quienes lo amparan
“La ultraderecha niega la violencia machista y la compara con otras violencias, cuando esta violencia tiene unas características específicas por las motivaciones de las que parte, por los objetivos que busca y por el contexto social en el que se reproduce. Cuando se niega y frivoliza desde formaciones políticas y medios de comunicación esta violencia, no sólo se niega la historia de cada mujer víctima, si no que se alienta una impunidad”, “demandamos tolerancia cero con los discursos machistas”.