Jovencísimos críticos literarios con grandes dosis de frescura y espontaneidad, que transmiten de forma tan sincera como creativa a lectores de sus edades la pasión por los libros que les han conquistado, se dieron cita este martes en el antiguo Casino con la entrega de premios del IV Concurso de Booktubers ‘Bibliotuber’.
En la categoría A, dirigida a estudiantes de 5º de Primaria a 2º de la Eso, Adriana Gallardo Romero se llevó el premio, de diploma y vale de 150 euros en material informático o libros, por su original recomendación, con toques relacionados con la magia y un torrente de simpatía, de ‘Los cuentos de Beedle el Bardo’, de la autora de la saga de Harry Potter, J. K. Rowling, una publicación divertida y con “muchas fábulas” de las que se extraen diversas enseñanzas.
También en la categoría A, se otorgaron accésits, consistentes en la concesión de diplomas, a los vídeos de Alejandro Perabad Vergara aconsejando no perderse ‘El club de los raros’, de Jordi Sierra i Fabra, que relata cómo un chaval tartamudo y otro disléxico crean para no sentirse solos ni inseguros ante el matón de la clase un colectivo que termina siendo exitoso; y de Laura Serrano Jiménez sobre ‘Strawberry Moon’, de Laia López, un libro sobre la sirena Diana que le “encantó” y en el que se mezclan “aventuras, fantasía, drama y romance”.
Por su parte, en la categoría B, para jóvenes de 3º de la Eso a 2º de Bachillerato, la vencedora del premio, también dotado de diploma y vale de 150 euros en material informático o libros, fue Alicia Caro Padilla por su recomendación de ‘El club de los eternos 27’, libro de Alexandra Roma que narra una “historia potente” que “te engancha” por su proximidad con la vida real. Las inseguridades, los temores, la felicidad, el amor, la superación de dificultades, la gestión de la fama e incluso cómo afectan las adiciones al entorno se tratan en esta obra “apasionante que transmite muchos valores”.
Jugo, imaginación y Aldo Méndez
Es “maravilloso” escuchar cómo transmiten a sus compañeros las lecturas que les han encantado, cómo analizan las obras y sacan “el jugo” a las historias, comentó el concejal de Cultura, Nacho Sánchez, que felicitó a la Biblioteca Pública del Estado, germen de esta iniciativa, y las Bibliotecas Municipales por el impulso a esta propuesta de promoción de la lectura en la que cada vez los participantes derrochan más imaginación en los vídeos de recomendación de lecturas.
Distinguida por el Ministerio de Cultura, es una iniciativa en la “se da la capacidad a los chicos de expresarse y comunicarnos qué están leyendo”, qué es lo que les interesa, agregó el director de la Biblioteca Pública del Estado, Francisco Javier Alonso, que destacó el optimismo reflejado en sus vídeos por los chavales y adelantó que van a crear una exposición bibliográfica con las recomendaciones que han hecho a lo largo de los últimos años.
Para la alcaldesa, Eva María Masías, es “ilusionante” presenciar los vídeos de los niños y jóvenes participantes describiendo las múltiples emociones que han sentido con lecturas que “nos forman” y transforman horas de hastío en increíbles aventuras. De las lecturas aconsejadas por los booktubers ganadores dijo tomar nota para sus propios hijos, al tiempo que recomendó para la Navidad leer algunas de las diversas obras sobre la historia de Ciudad Real presentadas en los últimos días.
El encuentro culminó con una deliciosa sesión de cuentos del narrador cubano Aldo Méndez, que describió la alegría de su abuela cuando comenzó a aprender a leer y cómo le leía el periódico, tornando las noticias malas por buenas para que en sus ojos no anidara la tristeza. Le cambiaba la guerra por la fiesta en Irak o el terremoto por el alboroto en Colombia, y su abuela le aseguró que iba a llegar lejos porque imaginaba un mundo mejor y tenía la capacidad de inventar una vida mejor para todos.
También, y a diferencia de la ansiedad sobre lo inmediato que generan las nuevas tecnologías, habló de la paciencia y la espera, palabra que viene de la esperanza, y la comunicación por correspondencia a través del cuento del cartero Tocotoc enamorado de Blanquita; para culminar el encuentro con el relato de un espantapájaros triste porque no tenía ojos para ver las aves, el sol ni tan si quiera llorar y al que su abuela le regaló la vista con dos botones de diferente tamaño, que transformaron en feliz su semblante porque “quien tiene ojos para ver tanta belleza como hay en el mundo nunca estará triste”.