Las Tablas de Daimiel, el parque nacional del (casi) perpetuo catastrofismo, hasta que se tomen medidas drásticas o imaginativas sobre el agua, exhiben esta primavera una mejoría impensable hace cuatro meses, cuando el pleno del patronato rector accionó el botón de la batería de pozos de emergencia para encharcar las turberas (en la madre vieja del Guadiana) y evitar incendios subterráneos como en 2009.
Los pozos empezaron a bombear agua subterránea el diecinueve de diciembre y se han cerrado el quince de abril, coincidiendo con el hito ambiental del decenio: la llegada natural del río Gigüela a la isla de Algeciras, la zona al norte del parque en la que deja de estar canalizado y se expande en la llanura. No había ocurrido en once años y ha pasado este mes de abril, con un efecto inmediato en el humedal que ha sumado doscientas hectáreas encharcadas a las cuatrocientas veinte conseguidas antes de Semana Santa, con los pozos. En diciembre solo eran veintidós.

623 de 1.500 hectáreas inundables pueden parecer pocas, pero no lo son. El agua, que siempre ha sido motivo de alborozo en La Mancha, alcanza ya la categoría de prodigio en estos años veinte del siglo XXI.

Un gran balón de oxígeno
“Hay que tener en cuenta que los tablazos centrales no tenían agua desde 2018, estamos hablando de un gran balón de oxígeno que nos permite ver cómo explota la vida en las Tablas; que el parque nos demuestra su resiliencia y cómo, a pesar de todas nuestras dificultades, seguimos siendo un punto de referencia para la fauna y la biodiversidad”, apunta Carlos Ruiz de la Hermosa, el director conservador de un parque que pasa cada vez más largos periodos de tiempo en la UCI, sin agua, pero en el que nadie quiere arrojar la toalla, empezando por él mismo.
“Las lluvias de Semana Santa le han dado el impulso definitivo al río, antes de esa semana de finales de marzo el Gigüela estaba en Villarta de San Juan”, añade Ruiz de la Hermosa, que habla de “isla de vida” para referirse a la situación actual. “Lo deseable es que esto no sea la imagen de un año, necesitamos una estabilidad, somos un humedal, no podemos estar un año con agua y diez sin ella”.

La vuelta del agua a más de un tercio de la superficie encharcable ha multiplicado el censo de aves nidificantes en el humedal, con una presencia notable de las anátidas más amenazadas, como la bellísima malvasía cabeciblanca, con su característico pico azul, con cincuenta ejemplares; el porrón pardo, con una treintena de ejemplares y ocho o nueve individuos de la delicada cerceta pardilla, que se reintroduce en otros humedales de la provincia desde las Tablas de Daimiel. Todas son aves en estado crítico de extinción.

La única pareja de cerceta que crió en libertad en España
“El año pasado la única pareja de cerceta pardilla que crió en libertad en España lo hizo en las Tablas, cuatro pollos”, destaca el director. El parque nacional cuenta además con un pequeño centro de cría que empezó con cuatro parejas de cerceta cedidas por el centro de referencia de reproducción de aves acuáticas europeo de El Saler (Valencia).
Ahora hay cuatro parejas de cerceta, a las que es posible ver a poco que el visitante se deje llevar por la calma del humedal. El año pasado salieron adelante dieciséis pollos, una parte de ellos se quedaron y otros fueron al humedal de El Vicario, en Peralvillo (Miguelturra) o a la laguna de la Veguilla en Alcázar de San Juan, liberados por técnicos de la Consejería de Desarrollo Sostenible.
Por supuesto, no falta el símbolo de las Tablas: el pato colorado, “nuestra ave más emblemática con una población que oscila en torno a los ochocientos ejemplares, cifras significativas para esta especie”.
El colorado es el pato buceador más grande de la fauna mediterránea, emblema de las Tablas de Daimiel, preocupa menos su extinción que otras especies, en cualquier caso, ver el plumaje nupcial de los machos y los emparejamientos primaverales es toda una experiencia.
Webcam, la nueva ‘ventana a las Tablas”
Otra novedad de esta primavera en las Tablas es poder disfrutar de los cortejos de las malvasías o el porrón pardo, desde casa. El 29 de marzo el parque nacional abrió lo que llaman ‘una ventana a la naturaleza’, una webcam instalada en la Laguna Permanente, que retransmite la vida en directo de las aves acuáticas.
La cámara (https://www.youtube.com/watch?v=FuwGcOELZbU), similar a las que se usan desde hace años en Cabañeros para retransmitir la temporada de cría de la lechuza común y el cernícalo primilla, se ha estrenado con éxito en el primer mes. Esta webcam de las Tablas es fruto de la colaboración del Organismo Autónomo Parques Nacionales con la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife).
¿Y si pudieras aprender sigilo y camuflaje… ?🧑🎓🥷
— Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN) (@oapngob) May 2, 2024
No te pierdas este tutorial impartido por una garza imperial del PN Tablas de Daimiel… 🤯🤭
📹: Webcam de @SEO_BirdLife en la Laguna Permanente
👇https://t.co/DLWldJfSXR pic.twitter.com/HVMeNJ9Gix
Además de ver el ánade azulón o el pato colorado, desde casa podemos asistir a uno de esos increíbles amaneceres todavía fríos del parque o a los bellos atardeceres rojizos de llanura manchega. También es posible contemplar al silbón europeo, la cerceta común, la cuchara común, el ánade friso y el ánsar común.

Otras aves acuáticas que frecuentan la Laguna Permanente, dependiendo de la fluctuación de su encharcamiento, son el zampullín cuellinegro (las Tablas forman parte de la principal área de cría de Europa occidental), el zampullín común, el somormujo lavanco, el rascón europeo o el fumarel cariblanco.
Y destacan también la garza imperial, la garza real, el martinete, la garcilla bueyera, el avetorillo o el avetoro común, Ave del Año 2024 (https://seo.org/ave-2024-avetoro-comun/).
🌄 Rojo atardecer filmado por la 📹 webcam de SEO en La Laguna Permanente, PN Tablas de Daimiel 💧
— Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN) (@oapngob) April 27, 2024
Ya sabemos lo que diría Légolas…🧝♂️ 🤓
👉 Disfruta de esta maravilla al completo en el canal de YouTube de @SEO_BirdLife pic.twitter.com/WSGjb5qkEi
Otras especies escasas que con suerte será posible observar son el escribano palustre, el porrón pardo y la cerceta pardilla. La zona de monte mediterráneo del parque nacional también permite observar aves esteparias como avefrías, canasteras, gangas, alcaravanes y sisones, que acuden a los “tablazos” a beber.

La restauración de la isla del Pan
La abundancia de aves acuáticas esta primavera también es posible por la recuperación de las praderas de plantas subacuáticas en la isla del Pan, el itinerario de pasarelas más reconocible del parque nacional, en el que se centró la restauración ambiental de 2022.
Donde antes había carrizo o nada ha vuelto la masiega -la planta acuática que se está replantando con semillas de las Lagunas de Ruidera-, en pequeñas islitas en los tablazos, en una segunda fase del proyecto. La restauración que llevó las máquinas al parque en el verano de 2022 ha implicado retirada de fangos, carrizo, desbroce de especies impropias, reparación de pasarelas y bombeo de agua.
Un año y medio después, incluso en un tiempo más corto de lo previsto, “se ha demostrado su eficiencia”, asegura Ruiz de la Hermosa, criticado por esta decisión avalada por científicos del CSIC, mientras señala cómo luce la isla del Pan ahora.

Vegetación subacuática, la base del alimento de las aves
A las Tablas han vuelto las praderas de ovas y otras plantas subacuáticas que son la base del alimento de las aves acuáticas. También los anfibios, “si se viene a las pasarelas antes de las siete de la mañana, antes de la apertura al público se puede ver a seiscientos o setecientos patos, luego es más complicado, cuando empieza a llegar la gente”.

La plantación de masiega continua
“Estamos en la segunda fase del plan de restauración de la masiega, se han replantado más de cinco mil ejemplares desde que empezamos, este trabajo perdurará los próximos años tanto en la isla del Pan como en el resto del humedal”, dice el director.
La recuperación del masegar, objetivo a largo plazo, ha sido posible con semillas de esta planta traídas desde el parque natural de las Lagunas de Ruidera. Las Tablas cuentan con un pequeño vivero propio para producirla y el resto las traen del El Serranillo (Guadalajara), del Ministerio para la Transición Ecológica.

La vuelta de las visitas guiadas
La recuperación de biodiversidad implica también el restablecimiento de las visitas guiadas a un parque nacional que el año pasado atrajo a entre 107 y 110.000 visitantes. Empresas como Experiencia Calatrava, de Almagro, han vuelto a llevar a sus clientes a las Tablas de Daimiel, lo cuenta su responsable Luis Barrios, mientras guía a grupo escolar del colegio Carlos Eraña de Ciudad Real.
“Están preciosas”
“Nosotros somos una empresa de Almagro, a partir de Almagro usamos los recursos de alrededor, estos años de atrás hemos tenido muchos problemas porque ofertábamos las Tablas en fusión con Almagro, pero la gente no se animaba. Llevo diez días (desde mediados de abril) viniendo a diario, están preciosas, da gusto pasear y contemplar las aves”.
Lo efímero o no del momento lo marcará el mes de mayo y cómo de húmedo y cálido sea, “es verdad que estamos viviendo una inundación contra natura, lo normal sería haber tenido estos aportes de agua en otoño o invierno. Si tuviéramos un mayo con lluvias sería fantástico”, reconoce el director conservador.
La situación de las Tablas, cada vez más dependientes de las lluvias y las aguas superficiales, por el problema estructural de la sobreexplotación de acuíferos, ha cambiado respecto al momento crítico de primeros de diciembre, prácticamente seco y con riesgo serio de combustión de la zona de turberas. De ese punto de inflexión parte el enésimo intento de poner en marcha un plan de recuperación real, consensuado con las administraciones y el tejido social de la zona.

Centro de visitantes del siglo XXI
En paralelo a la compleja gestión ambiental, el parque nacional que cogestionan los gobiernos central y regional, está construyendo un nuevo centro de interpretación interactivo y moderno, acorde a las necesidades del público del siglo XXI.
El nuevo edificio, un proyecto de 2,4 millones de euros financiado con fondos europeos de recuperación Next Generation, como la restauración ambiental, se levanta sobre el antiguo centro de visitantes, del que se han respetado los porches característicos y la fisonomía original.
Quedan todavía meses de trabajo, aunque ya se aprecia cual será el resultado final exterior. El inmueble que está surgiendo está perfectamente integrado en el paraje (a los visitantes se les atiende ahora en el punto de información). La obra estará terminada a finales de año, queda el proyecto de musealización, diseñado pero no aprobado. “Queremos algo que explique bien cómo es este parque pero también que llame la atención de un público cada vez más exigente”, comenta Ruiz de la Hermosa.
Pese a tratarse de un espacio de los años ochenta, a todas luces pequeño, por el antiguo centro de interpretación de las Tablas pasaban unas 75.000 personas al año, con el nuevo, de mayor capacidad, se alcanzarán las 100.000. En cuanto a visitas en general este año, el director confía en conseguir las 140.000, que son algo menos de la mitad del récord del año 2010, la última vez que se inundó por completo el humedal. Ese año pasaron por las Tablas de Daimiel 300.000 personas.

Las Tablas, a los cincuenta
Las Tablas de Daimiel son un humedal prácticamente único en Europa y último representante del ecosistema denominado tablas fluviales, antaño característico de la llanura central de la Península Ibérica. Es un ecosistema complejo que mezcla las características de una llanura de inundación, producida por los desbordamientos de los ríos Guadiana y Gigüela en su confluencia (la última vez que pasó fue en 2018), con un área de descarga de aguas subterráneas procedentes de las masas de aguas subterráneas del antiguo Acuífero 23, ahora Mancha Occidental I, II y Rus-Valdelobos.
Estos desbordamientos, favorecidos por la escasez de pendiente en el terreno, llevan emparejados el desarrollo de una potente y característica cubierta vegetal que constituye un excepcional hábitat para toda la fauna ligada al medio acuático.
Con la declaración del parque nacional en 1973 se dio un gran paso en la conservación de uno de los ecosistemas más valiosos de la Mancha, asegurando así, la supervivencia de la avifauna que utiliza estas zonas como área de invernada, mancada y nidificación, creando una zona integral de aves acuáticas. El cincuenta aniversario del parque se cumplió el año pasado, pero apenas tuvo repercusión.