Litterae 2023 ha puesto sobre la mesa un debate de rabiosa actualidad como es el generado en la convivencia entre inteligencia artificial y la propiedad intelectual.
Así precisamente se ha titulado la última mesa panel que se ha acogido en esta edición de Litterae, en la que han participado: Pedro Meseguer, del Instituto IA-CSIC; Antonio Mª Ávila, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España; Mercedes Morán de CEDRO y el escritor Raúl Herrero, que ha ejercido como moderador.

Sobre esta cuestión, el experto en IA, Pedro Meseguer ha expuesto cómo funcionan algunas de las nuevas tecnologías encargadas de generar contenido. En su composición, ha expuesto “participan millones de documentos y es difícil identificar qué pertenece a cada obra”. No obstante, ha preguntado, “¿se debería pagar por cada parte de que aparecen de los originales?”.
Ante el panorama actual, ha concluido “hay que seguir trabajando, porque quedan lagunas legales y debemos seguir avanzando en este sentido”.
Mercedes Morán ha coincidido con las explicaciones de Meseguer, abundando en los pasos que se están dando para el empleo de estas nuevas herramientas, “en un entorno más seguro para los autores originales, sobre todo cuando hay empresas que están sacando réditos económicos tan importantes sin pagar por ello”.
“Las herramientas tienen que revelar cuándo han sido alimentadas y de qué fuentes se han alimentado, porque si no, los autores no tienen respaldo para reclamar nada”, ha afirmado.
Finalmente, ha tomado la palabra Antonio Mª Ávila que ha defendido la propiedad intelectual de los autores, denunciando “la inseguridad que en este nuevo entorno tecnológico sufren, viendo como sus obras son copiadas y reproducidas sin permiso; o dicho de otra forma, han sido robadas, porque el concepto pirata es demasiado romántico”.
“Los que empezaron a robar querían robar dinero. No creo en la Agencia de Protección de datos, a ninguna autoridad española y sí en principios y Tribunales”. “Sólo con la directiva del mercado único digital se ha reconocido la responsabilidad de estas empresas que no tenían y han hecho mucho daño, con la propiedad intelectual pasa exactamente lo mismo”.
Así, ha concluido, “en la necesidad de que sean empresas transparentes”.