Los agentes de la Guardia Civil que participaron en la detención y traslado de Ramón, José y Manuel Cádiz Castro, los tres hermanos que están siendo juzgados en la Sección Primera de la Audiencia provincial como autores de planificar y asesinar presuntamente a Diego Flores hace tres años, confirmaron que Ramón se autoinculpó de manera espontánea en las horas posteriores a la comisión de los hechos, tras ser detenidos en Linares.
En la segunda sesión de la vista, hasta nueve guardias civiles de la policía judicial y de Tráfico y dos policías de Linares que participaron en la detención en esta localidad jiennense, coincidieron en señalar que el principal encausado asumió con total claridad su culpabilidad y exculpó a sus hermanos, aunque la versión de los acusados, sobre todo de Ramón y Manuel, que fueron los que más se abrieron a los agentes, fue análoga al relatar las circunstancias que acabaron con la vida de Flores, con un cambio radical sobre la pertenencia de la escopeta.
Así, si en la primera jornada del juicio los tres hermanos señalaron que el arma estaba escondida en un habitáculo en la parte trasera del BMW en el que el 23 de junio de 2014 se trasladaron desde Linares a Torralba y Daimiel y con el que protagonizaron una persecución en la carretera, y un posterior accidente en el acceso a Carrión de Calatrava, donde se produjeron los disparos, los efectivos policiales declararon que los Cádiz les comunicaron que fue Carmen V., la viuda y testigo directo del trágico suceso, la que llevaba el arma que después Ramón le quitó para acabar con la vida de su marido.
Al parecer, según les trasladaron los detenidos, éstos se limitaron a responder a las provocaciones de Diego Flores y su mujer, pues ésta en la autovía les esgrimió la escopeta por la ventanilla del furgón y por ello, Ramón Cádiz aceleró hasta alcanzar los 180 k/h y lo golpeó por detrás, y posteriormente lo esperó en el desvío, donde ambos vehículos volvieron a impactar y a chocar contra elementos de la calzada que les hizo saltar bruscamente.
Todos quedaron aturdidos, pero seguidamente, según la versión que dieron los acusados a Guardia Civil y Policía, Ramón se acercó al vehículo de Diego e iniciaron una pelea a puñetazos y con piedras, momento en el que Carmen se bajó de la furgoneta con la escopeta en la mano, incluso alguno comentó que disparó sin éxito, y Ramón se la arrebató.
Igualmente, les contaron que Manuel, que en el plenario dijo que tardó en bajarse del coche porque quedó inconsciente unos momentos, “salvó la vida” a la mujer, pues fue quien hizo desistir a su hermano de que la tiroteara “para no tener problemas con otra familia”.
Los agentes ratificaron los atestados y las investigaciones oculares y analíticas de los vestigios del suceso, documentación en la que aparecen frases entrecomilladas por la literalidad de las manifestaciones voluntarias que recogieron de los detenidos.
Explicaron que no se trató de un accidente común, que en el BMW no había un compartimento estanco para esconder el arma, y que había mucha sangre, al igual que en la furgoneta del fallecido con sangre salpicada proyectada por los disparos. La escopeta, según aseguraron, tenía un tercer cartucho cargado en la recámara, tras detonación de los dos que se dispararon.
Denuncia
Una de las novedades que se hicieron públicas fue que la búsqueda de los presuntos asesinos en Linares fue certera a raíz de la denuncia que hizo Rafaela Flores, exmujer de Ramón Cádiz, pocas horas después del suceso. Al parecer, habló por teléfono con éste y tras conocer la muerte de su familiar, cogió un taxi a Jaén y denunció los hechos ante la Policía Nacional, cuyos efectivos se pusieron en contacto con los de Ciudad Real y montaron el operativo de búsqueda.
Precisamente, los agentes de Linares explicaron por videoconferencia que tras localizar el bloque de la vivienda del primo a donde se dirigieron los procesados, organizaron una “vigilancia discreta” y cuando subieron al piso a primera hora de la mañana del 24 de junio, abrió el propietario y ellos se entregaron pacíficamente.
Precisamente, durante el viaje de vuelta a Ciudad Real, con parada en el Hospital de Valdepeñas, para ser atendidos de las lesiones sufridas con el coche el día anterior, fue cuando los procesados revelaron algunos de los detalles del suceso. Señalaron que Ramón no mostró arrepentimiento y que comentó que “por más que le daba, se se moría”.
Registro
Los agentes ciudarrealeños relataron que también registraron el piso de Torralba de una hermana Cádiz para buscar a los presuntos autores, y que un vecino de esta mujer había visto el BMW en el barrio días antes, que luego se encontró por casualidad en la carretera el día del suceso.
Los Flores y los Cádiz llevan años enfrentados por una custodia, y en el juicio que este jueves acabará con los peritos y las conclusiones de las defensas, acusación y el fiscal, se enfrentan a entre 33 y 34 años de cárcel para cada uno e indemnizaciones de más de 550.000 euros, además de responsabilidad civil a la compañía aseguradora del coche con el que cometieron los hechos.