Los bomberos del parque de Ciudad Real han vivido una tarde de no dar abasto por los daños provocados por una tormenta de granizo, anunciada pero no con la intensidad, virulencia y tamaño de las piedras de granizo que han caído, comparables a bolas de ping pog.
Hasta 36 avisos han tenido que atender desde las seis de la tarde hasta casi la madrugada de un martes que deja una marca histórica de vehículos abollados o con las lunas rotas o dañadas por los efectos del granizo. Pocos de los turismos que estaban hoy aparcados a cielo abierto en la capital se salvan de los efectos del ‘bombardeo’, entre ellos los de los siete bomberos del turno de esta tarde en el parque de la capital.
No ha habido daños personales
Lo único menos malo es que no ha habido que lamentar daños personales graves, y los más peligroso a efectos de seguridad ciudadana ha sido la amenaza de caída de algunas tejas y cornisas, entre ellas un edificio de la calle General Rey.
Las inundaciones por atasco de hojas caídas y hielo han sido también destacables, pero ninguna de ellas graves. La tormenta deja también claraboyas destrozadas, entre ellas la cúpula acristalada del hotel Cumbria, y daños parecidos en edificios de titularidad municipal.
En este ocasión han sido los bomberos de Ciudad Real los que han tenido que pedir refuerzos al parque de Puertollano, además se les ha estropeado una autoescala.
Todo el día en aviso naranja
Las tormentas que han mantenido todo el martes a Ciudad Real y Castilla-la Mancha en aviso naranja (riesgo importante) por lluvia, viento y granizo, comenzaron a descargar con timidez desde primera hora de la mañana. Entre las cuatro y las cinco también cayó un chaparrón, a medida que la DANA (Depresión Aislada en Altura) iba barriendo la provincia.
A sido impresionante. pic.twitter.com/S0igJUE4ae
— @ntonio (@Matruck) August 11, 2020
Una nube negrísima
La granizada a lo bestia ha venido precedida de una nube negrísima, de las que dan miedo en cualquier película de terror, que se ha ido formando encima de Ciudad Real capital a las seis de la tarde. La descarga ha empezado con un estruendo (caída de un rayo) e inmediatamente se ha desatado el diluvio en forma de pelotas de granizo. No han sido más que seis minutos, los suficientes para sembrar el pánico por sí algún incauto circulaba a esa hora por la ciudad, a pie o circulando. Después ha sido el momento de pensar en los vehículos propios y ajenos y los destrozos.
En total las tormentas dejan 10,6 litros por metro cuadrado de precipitación acumulada hasta las 20.00 horas. No está nada mal para un 11 de agosto.
Solo entre las nueve de la mañana y la una y media de la tarde se estima que ha habido 15.200 descargas eléctricas en España, de las que 4.000 se han contabilizado entre las 9.30 y las 13.30 horas en la zona centro, según la Agencia Estatal de Meteorología.