Ciudad Real celebra este sábado el Voto, como cada 25 de mayo, por la aparición de la Virgen del Prado, que este año cumple su 936 aniversario y que se conmemorará de forma especial con la bajada de la Virgen para un besamanos, por primera vez en esta fecha. Además, Esta celebración coincide con otros hitos importantes, concretamente tres centenarios.
En 2024 se cumple cien años del estreno del himno de la Virgen del Prado, así como de la consagración de la ciudad a la Virgen. También hace un siglo justo que la Virgen cambió su procesión claustral para llegar al centro de Ciudad Real. Es, por tanto, un año marcado por las efemérides y que sirve como estreno para la nueva y unificada Real e Ilustre Hermandad y Corte de Honor de Nuestra Señora la Virgen del Prado Coronada de Ciudad Real.
Antonio Tercero, del Grupo Joven de la Hermandad de la Virgen del Prado, conversa con Lanza para relatar parte de esta historia. Además, el Boletín Oficial del Obispado de Ciudad Real sirve para ofrecer una visión detallada de estos momentos que han marcado la historia de la ciudad y su fervor religioso.
Una procesión histórica y la consagración a la ciudad
El 15 de agosto de 1924 es una fecha que los habitantes de Ciudad Real recuerdan con especial cariño. Por primera vez, la Virgen del Prado dejó su recorrido claustral tradicional para procesionar por el corazón de la ciudad, un evento que revolucionó la forma en que la población vivía su fe y devoción. Antonio Tercero nos relata cómo este cambio se debió en gran parte al obispo mártir don Narciso Estenaga y Echevarría, quien, en respuesta a la petición de un grupo de hermanos, decidió darle un carácter más popular a la procesión.
La Virgen salió de la Catedral y recorrió calles emblemáticas como la Calle de la Azucena, la Plaza del Carmen, la Estación Vía Crucis, la Calle Toledo, la Plaza de la Constitución, hasta llegar a la Plaza Mayor. En esta última, según los registros del Boletín Oficial del Obispado, se congregaron unas 14.000 personas, un número impresionante para la época que muestra la profunda devoción del pueblo.
Uno de los momentos más significativos de esta primera procesión fue la consagración de Ciudad Real a la Virgen del Prado. Desde el balcón principal del Ayuntamiento, don Narciso pronunció una alocución que encendió los corazones de los presentes, quienes respondieron con vítores a su patrona. Esta consagración no solo reafirmó la fe del pueblo, sino que también estableció un vínculo especial entre la ciudad y la Virgen, que perdura hasta nuestros días.
El estreno del himno
El mismo día, la capilla de música de la Catedral estrenó el himno de la Virgen del Prado, una obra que rápidamente se ganó el corazón de los fieles. La letra, escrita por Cristina de Arteaga, hija del Duque del Infantado, fue acompañada por la música del sacerdote y compositor Julio Valdés.
Este himno, originalmente titulado ‘Cantigas en loor a la Santísima Virgen del Prado’, se convirtió en un símbolo de la devoción mariana en Ciudad Real. Cristina de Arteaga, quien posteriormente se haría monja jerónima y actualmente está en proceso de beatificación y canonización, dejó una huella imborrable en la historia de la hermandad con esta composición.
En los cuatro versos de la primera estrofa se ven reflejados miles de ciudarrealeños cada vez que se canta en la Catedral que lleva el nombre de la Virgen: «Santa María del Prado / Reina de Ciudad Real A quien siempre han invocado / Tus hijos de fe filial; ¡Líbranos de todo mal!» Porque si algo tienen muchos habitantes de la ciudad es fe a la Patrona.
Desde aquella primera procesión en 1924, el recorrido de la Virgen del Prado ha mantenido su esencia, aunque ha experimentado algunas modificaciones a lo largo de los años. Inicialmente, la Virgen solo procesionaba el 15 de agosto, pero posteriormente se añadió también el 22 de agosto. En los años 50, se amplió el recorrido para incluir las calles Calatrava, Paloma y Cuchillería, para acogerse al crecimiento de la ciudad y el aumento de la devoción popular.
«Sin distinción de clases, se llenaron las calles para acompañar a la Patrona»
El impacto de aquel 15 de agosto de 1924 fue profundo y duradero. Las crónicas de la época destacan la unidad del pueblo, que sin distinción de clases, se volcó a las calles para acompañar a su patrona. El Boletín Oficial del Obispado subraya cómo la procesión, a pesar de su novedad, se desarrolló con un entusiasmo desbordante, con las calles llenas de gente y la Virgen recibiendo los vítores y plegarias de los fieles.
Cuando la Virgen llegó a la Plaza Mayor, el himno nacional sonó mientras se inauguraba el alumbrado eléctrico del Ayuntamiento, marcando el día como un evento inolvidable en la memoria colectiva de Ciudad Real. Este fervor, transmitido de generación en generación, ha mantenido viva la tradición de la procesión, que sigue siendo uno de los eventos más esperados y concurridos del calendario litúrgico local.
Antonio Tercero comenta que la Hermandad de la Virgen del Prado está trabajando en diversos proyectos para dar un carácter extraordinario a la celebración de este año. Aunque aún no se han cerrado todas las ideas, se planean varios eventos y actos que rendirán homenaje a los tres hitos que se conmemoran: la primera salida procesional, la consagración de la ciudad y el estreno del himno.
Entre las propuestas, se barajan actividades culturales, musicales y religiosas que no solo rememoren aquellos momentos históricos, sino que también refuercen el sentido de comunidad y devoción que caracteriza a los fieles de la Virgen del Prado. Antonio destaca que la hermandad está comprometida en mantener y revitalizar estas tradiciones, asegurando que sigan siendo una parte fundamental de la identidad de Ciudad Real.
La historia de las figuras Claves en la historia de la Virgen del Prado
Para hablar de la Virgen del Prado, es necesario hacerlo de Narciso Estenaga y Echevarría, conocido por muchos ciudarrealeños como don Narciso. Fue el obispo mártir el que impulsó la popularización de la procesión, fue una figura determinante en la historia de la Virgen del Prado.
Su vida y obra dejaron una marca imborrable en la diócesis de Ciudad Real. Nacido en 1882 en Toledo, fue nombrado Obispo-Prior de las Órdenes Militares en 1923. Su dedicación a la fe y a su comunidad le llevó a tomar decisiones que profundizaron la devoción mariana en la ciudad. Fue martirizado en 1936 durante la Guerra Civil Española y beatificado en 2007, siendo recordado cada 6 de noviembre.
También es importante mencionar a la autora del himno, Cristina de Arteaga y Falguera. Nació en 1902 en Zarautz, Guipúzcoa, en una familia de la alta nobleza española, pues era hija de Joaquín de Arteaga y Echague, Duque del Infantado y Marqués de Santillana.
Se licenció en Ciencias Históricas con premio extraordinario y participó activamente en la vida intelectual y religiosa de su tiempo. Tras componer el himno, ingresó en la Orden Jerónima, donde desempeñó un papel crucial en su reforma y expansión durante la posguerra. Su proceso de beatificación está en curso, y su legado espiritual y literario sigue siendo una fuente de inspiración para muchos.
El compositor del himno, Julio Valdés, nació en 1877 en Vitoria. Su carrera musical estuvo marcada por una profunda espiritualidad y dedicación a la música religiosa. Estudió en la prestigiosa Escuela Ceciliana de Ratisbona y ocupó el cargo de organista en la iglesia de los Santos Juanes de Bilbao. Su contribución al himno de la Virgen del Prado, una obra de gran misticismo y perfección formal, es parte integral de las celebraciones litúrgicas de Ciudad Real.
El año de las efemérides en la Virgen del Prado
La celebración del centenario de la Virgen del Prado es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de las tradiciones religiosas en la vida de una ciudad tan marcada como Ciudad Real. La devoción a la Virgen del Prado, manifestada en la procesión, la consagración de la ciudad y el himno, ha sido y sigue siendo un pilar fundamental de la identidad de Ciudad Real.
La hermandad, junto con todos los fieles, se prepara para rendir homenaje a estos cien años de historia con una serie de actos con los que mirarán al pasado con gratitud, y con los que también proyectarán hacia el futuro el legado de devoción y unidad que la Virgen del Prado representa. Dice Antonio Tercero, este 15 de agosto será un día para recordar y celebrar con el mismo fervor que aquel de 1924, reafirmando el compromiso de la ciudad con su patrona y su fe. Y es que Ciudad Real es de la Virgen del Prado.
