Varios miles de fieles han participado este Lunes Santo en el tradicional Vía Crucis penitencial que se desarrolla en el inicio de la Semana Santa por el centro de las calles de la capital, presidido por el obispo de la Diócesis, Gerardo Melgar, organizado por las parroquias de la capital.
Los cristianos ciudarrealeños han vuelto a acompañar, con más participación, al Cristo de La Buena Muerte, de la Hermandad del Silencio, y han seguido con fervor y recogimiento la representación de Jesús en su camino hacia el Calvario, tras dos años sin presencia pública por la pandemia.
Entre un gran silencio, el Vía Crucis, ese año dedicado ‘del amor a la vida’, ha comenzado a las 22 horas en las puertas de la Catedral con el inicio de los rezos por parte de los asistentes, organizados en grupos, como ya es tradicional. El primero ha correspondido a las parroquias de Santo Tomás de Villanueva, San Juan Bautista y San José, el segundo a la de San Pablo, el tercero a Santiago Apóstol, el cuarto a las de San Juan de Ávila, Nuestra Señora del Pilar y Nuestra Señora de Los Ángeles, el quinto a la de Santa María del Prado, y el sexto a la de San Pedro Apóstol.
En esta disposición, los fieles han rezado y meditado en torno al Cristo de la Buena Muerte, una soberbia imagen de Cristo crucificado con la cabeza inclinada hacia delante de José María Rausell y Francisco Lloréns en 1947, que han portado a un hombro hermanos de la cofradía de la que es titular, miembros de otras hermandades, mujeres, jóvenes, o mayores. Muchos cristianos y religiosos han sido, según el lugar que ocupaban en la comitiva, los que han querido llevar sobre sus hombros a quien representa la fe, la esperanza de vivir y el espíritu de amor en su destino más trágico hacia el Gólgota.
Plegarias y cantos
En todo el recorrido, las plegarias han estado intercaladas con los cantos religiosos que están presentes en la memoria colectia de lso cristianos, como ‘Tu palabra me da vida’, ‘Perdona a tu pueblo’, ‘Alma mía, recobra tu calma’, ‘Pueblo mío’, ‘Juntos como hermanos’, ‘A ti levanto mis ojos’, ‘Victoria, tú reinarás’, o ‘Protégeme, Dios mío’.
El trayecto ha sido el habitual y ha discurrido por las calles Prado, Camarín, Caballeros, Estación Vía Crucis, Toledo, Calatrava, Paloma, Ruiz Morote, Ramón y Cajal, Plaza del Pilar, General Aguilera, Bernardo Mulleras, Reyes y Paseo del Prado.

En este 2022 ha sobrecogido especialmente el silencio y respeto de todos los participantes en la representación del Camino hacia la Cruz de Jesús, al estar muy presente el recuerdo de aquellas personas que ya no están y que murieron por la pandemia del coronavirus, o por otras causas. Los familiares los han llevado en su corazón de manera emocionada en todo el Vía Crucis.