Cuando abril se despide y la luna de mayo asoma su cara redonda y blanca, Ciudad Real se vuelve canto, calle y tradición: comienzan Los Mayos.
En la noche manchega, un antiguo ritual da comienzo: los mayos, esas coplas que son oración y cortejo, eco de devoción y suspiro de amor, vuelven a resonar en patios, plazas y rincones escondidos. No hace falta anunciar su llegada con grandes alardes, basta con el sonido de una guitarra que se afina, una voz que se alza, y el murmullo de quienes se agrupan con el alma dispuesta a escuchar.

Es entonces cuando la ciudad se transforma en un escenario íntimo, donde las tunas, las rondallas y los grupos folclóricos recorren las calles bajo la luz de los faroles, ofreciendo su canto a la Virgen del Prado, pero también a las mozas y a la primavera. Porque en Ciudad Real, cantar un mayo no es solo mantener viva una costumbre: es recordar quiénes somos, de dónde venimos y cómo, generación tras generación, se mantienen este tipo de tradiciones y lo hacen con verso y emoción.
Mayo es el mes de las flores, el mes de la Virgen, y en la provincia de Ciudad Real se les llama también así, ‘Los Mayos’, o ‘Fiesta de las Cruces y Mayos’ a uno de los acontecimientos más característicos de la sociedad manchega. A continuación, los mayos más conocidos y reconocidos de la provincia.
Pedro Muñoz, ‘Villa y Corte del Mayo Manchego’
A pesar de ser una fiesta que se celebra en toda la región, es en Pedro Muñoz donde goza de mayor tradición y reconocimiento. Con el título de ‘Villa y Corte del Mayo Manchego’, esta fiesta en Pedro Muñoz fue declarada de Interés Turístico Regional en el año 1992 y elevada a Fiesta de Interés Turístico Nacional en el año 2019.

De este modo, Pedro Muñoz se convierte en una villa de fiesta y celebración con el canto del Mayo, los vistosos trajes de las Mayeras y la ofrenda a la patrona, Nuestra Señora de los Ángeles. Calles atestadas de locales y visitantes, la ronda y los bailes tradicionales acompañan a una festividad que toma como imagen la maceta y la reja, simbolizando la ronda de los jóvenes a las mozas de Pedro Muñoz.
Villanueva de los Infantes con sus Cruces de Mayo
Fiesta dedicada a la Cruz y al misterio de la Pasión de Cristo, las Cruces de Mayo de Villanueva de los Infantes fueron declaradas de Interés Turístico Regional en 1999.

Aunque su día más importante de celebración es el 2 de mayo, la fiesta comienza el 30 de abril, cuando las rondallas acuden a las casas para cantar el Mayo a las Damas. La fiesta prosigue el 1 de mayo con la Muestra Local de Mayos en el Centro Cultural de la Encarnación. Al mismo tiempo, las personas que han hecho la promesa preparan las Cruces de Mayo que se instalan en iglesias, casas y calles con casetas destinas a tal fin.
Piedrabuena conquista con sus Cruces y Mayos

En Piedrabuena la festividad de las Cruces y Mayos da comienzo a las 12 de la noche del día 30 de abril. Es entonces cuando los grupos de mayeros locales cantan el mayo a la Virgen en la Plaza Mayor, dando la entrada al mes y a la festividad. Seguidamente se instalan cruces decoradas con flores y otros materiales en distintos puntos del municipio. Una celebración muy importante en la localidad, que prolonga esta festividad hasta el 15 de mayo y que fue declarada Fiesta de Interés Turístico Regional en el año 2017.
Fiestas de Mayo de Villamayor de Calatrava
Fiesta de Interés Turístico Regional desde el año 2014 por su alto valor artístico y cultural, comienza la última noche del mes de abril con la música de las bandurrias que acompaña a los Cantos de los Mayos.
Una tradición que data del siglo XVII y con la que cantores y músicos alaban a la Virgen en la Iglesia en un emotivo acto al que asiste prácticamente toda la localidad. Después, recorren las calles del pueblo, parándose en los hogares de las zonas solteras para cantarles un mayo personal de su enamorado.
Al día siguiente se celebra la Romería con la Virgen del Rosario, que recorre 11 kilómetros desde Villamayor de Calatrava hasta encontrarse con la imagen de San José, que viene desde la pedanía de Tiartefuera. Ambas imágenes, marido y mujer, padres de Jesús, se encuentran en medio del cauce del río, por lo que quienes cargan con las imágenes y los que les acompañan terminan empapados. En medio de la romería hacen una pausa en la que los asistentes comen las tradicionales gachas manchegas.
El 2 de mayo terminan estas festividades, y lo hacen con la Virgen paseando en procesión por Villamayor bajo los arcos de ramas tejidas de las que cuelgan naranjas. A su caso, los cazadores de la zona lanzan salvas de pólvora al tiempo que una alfombra de sal coloreada de más de 50 metros hecha por los vecinos saluda el paso de la Virgen despidiendo las celebraciones hasta el año siguiente.