El testimonio de M.R.P.C, acusada de estafar más de 87.700 euros a su tía de 94 años tendrá que esperar a la última sesión del juicio que ha comenzado este martes en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Ciudad Real, y que está prevista para el próximo jueves.
Así lo ha solicitado el abogado que defiende los intereses de la acusada, quedando entonces la primera sesión reducida a los testimonios de varios de los primos de M.R.P.C y sobrinos de la víctima de la supuesta estafa que falleció el 14 de septiembre de 2018, dejando como herederos universales por partes iguales a sus 17 sobrinos, entre ellos propia acusada.
Varios sobrinos de la fallecida, entre ellos la hermana de la acusada, y una cuidadora que tuvo la anciana durante dos años han pasado por el estrado durante la mañana de este martes haciendo una composición de cómo era la vida de la anciana en los años previos a su muerte, más algunas referencias a los anteriores.
Todos han coincidido en afirmar que su tía era una mujer «sencilla», muy ahorrativa «porque no quería ser una carga en el momento que no se pudiera valer» y que no salía mucho e incluso en los últimos años de su vida se negaba a salir.
«No pisaba la calle ni para un análisis de sangre»
Para ilustrar esto varios de ellos han contado como cada vez le costaba salir más. «La teníamos que llevarla y traerla en coche si queríamos que saliera a algún sitio», han comentado varios sobrinos. Y en los años más cercanos a su fallecimiento, ha contado la hermana de la acusada, que no quería salir directamente, «no pisaba la calle ni para un análisis de sangre», ha comentado a modo de ejemplo de una ocasión que el médico le mandó una analítica.
Todos han declarado ir a visitar a su tía con bastante asiduidad, según la distancia que viven de la provincia, ya que algunos residen fuera. «Era quien unía a la familia, en su casa siempre había alguno o varios de nosotros que iba a verla y a estar con ella», ha declarado una de las sobrinas.

«No correspondían los movimientos a sus costumbres»
Este insistir en que la anciana no salía y llevaba una vida sencilla viene motivado por algunos conceptos de los cargos de las cuentas de la anciana que se corresponde con viajes o en sitios que no eran su lugar de residencia. Una vida que, según lo declarado por sus sobrinos, transcurría entre la capital y su pueblo, Piedrabuena. «No correspondían los movimientos con sus costumbres», ha afirmado uno de ellos.
Sobre el manejo que hacía de la acusada de las cuentas de la anciana una de las sobrinas ha declarado que «nadie sabia nada, la sorpresa nos la llevamos cuando falleció y lo vimos» y sobre la acusada ha asegurado que «era una prima más, muy respetada».
También se ha intentado ilustrar sobre el estado mental de la anciana en sus últimos años, coincidentes con los cargos que han motivado el juicio. Todos han coincidido en el deterioro mental de la anciana en sus últimos tres años (falleció en 2018) y es que en 2015 fue diagnosticada de principios de Alzheimer.
«Me decía que yo viera a mi madre, que ella veía a mi tía»
Sobre si la acusada cuidaba de su tía, todos han afirmado que había mujeres contratadas para eso, y a ella se la veía muy pocas veces en la casa. En este tema su hermana ha afirmado que ella no tenía constancia de que se encargara de su tía además ha asegurado que manipuló a la anciana diciéndole insistentemente que no venía nadie a verla e incluso en los últimos meses ha asegurado que provocó que no la viera. «Me decía que yo viera a mi madre, que ella veía a la tía». Otro sobrino también ha contado que un día su tía le dijo que la acusada había llevado a una notaria y que «a saber».
En las próximas sesiones le tocará el turno a los peritos y finalmente la propia acusada dará su versión de los hechos, en un juicio que ya fue suspendido en enero del año pasado sin fecha. En esa ocasión le dieron a la acusada 30 días para llegar a un acuerdo de conformidad con la acusación, el resto de herederos de P.C.G, y si este no se producía se realizaría un nuevo señalamiento y la celebración del juicio, como finalmente ha ocurrido en una primera sesión en la que se ha escuchado los testimonios de los sobrinos de la fallecida y de una cuidadora que tuvo la anciana durante dos años.
La fiscalía pide 5 años de prisión
Según el escrito del fiscal, entre agosto de 2015 y septiembre de 2018, la acusada “con ánimo de ilícito enriquecimiento, aprovechándose de la avanzada edad de su tía, así como de su precario estado de salud”, realizó una serie de movimientos en dos cuentas, titularidad de su tía, por valor de 73.708,35 euros y 14.000 euros respectivamente.
La fiscalía pide 5 años de prisión para la acusada por un supuesto delito de estafa, además de una multa de 11 meses a 12 euros por día, así como el abono de una indemnización a los herederos de P.C.G. de 181.364,37 euros.