Sobre las 12 de la noche se congregaron cientos de personas que asistían a los toros de fuego en la calle Palma de Ciudad Real, la tradicional ubicación en la que cada año cientos de personas corren en este “encierro” delante de varias carretillas cargadas con fuegos artificiales.

Este año fueron 10 las carretillas que salían desde una representativa plaza de toros hecha de cartón entre la Avenida Torreón del Alcázar y la Plaza San Francisco, donde la entrada solo estaba permitida a mayores de edad y profesionales de la pirotecnia, quienes se encargaban de portar los toros de fuego, un tradicional encierro que antiguamente se celebraba en los aledaños de la plaza de toros.

Miembros de la Peña 19 de enero explicaban a Lanza que este es el primer año que participan. En esta ocasión, diez socios de esta peña de Puerto Lápice decidieron viajar a la capital para portar los toros de fuego ya que “tienen mucha tradición” por las fiestas de San Antón de Abad.

“Hay mucha participación, como ya ocurrió en 2019 y además hay un doble vallado para que los menores no puedan acceder” explicaba la alcaldesa, Eva María Masías, previamente a la salida de los toros. Además, recordaba que el festejo va acompañado de varias normas de seguridad para evitar posibles altercados. Esta normativa obliga a que solo sean portadores profesionales los encargados de llevar los toros de fuego. “Queremos celebrarlo con la máxima seguridad y responsabilidad”, añadía.
