Lucía Alonso, estudiante del Colegio San José de Ciudad Real, ha obtenido una de las notas más altas en la provincia y una de las más destacadas a nivel nacional al obtener una nota de 13,9 en la Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU). Con ella, consigue acceder a la carrera que considera su vocación, Medicina, y la estudiará en la Facultad del Campus de Ciudad Real de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM).
Lucía comparte su recorrido, los desafíos enfrentados y las claves de este resultado, ofreciendo una visión profunda y personal de lo que significa alcanzar la excelencia académica en tiempos tan convulsos para su generación.
Los primeros pasos hacia su sueño
Desde muy joven, Lucía mostró una inclinación notable hacia el aprendizaje y una determinación férrea para alcanzar sus objetivos. «A mis estudios les he dedicado mucha importancia en mi vida desde que era muy pequeña», afirma Lucía. Desde el inicio de su educación, tuvo claro que su meta era estudiar medicina en Ciudad Real, una carrera que considera totalmente vocacional. «No me interesa hacer ninguna otra carrera», declara con firmeza. Este objetivo definido fue una fuente constante de presión, pero también una motivación inquebrantable.

El Colegio San José ha sido un pilar fundamental en su formación. Lucía ha sido estudiante de este centro desde la educación infantil, y su experiencia ha sido enriquecedora y formativa. «He estado en el Colegio San José toda la vida y la familiaridad y el apoyo de los profesores han sido esenciales para mí», comenta. Contrario a algunas creencias, Lucía asegura que las altas calificaciones obtenidas no fueron un regalo, sino fruto de un esfuerzo constante y una enseñanza rigurosa: «La gente se cree que nos lo regalan, y no es así», asegura.
Un camino de sacrificio y esfuerzo
El bachillerato, especialmente el segundo año, fue un periodo de intenso esfuerzo para Lucía. «Sabía que primero de bachillerato y sobre todo segundo iban a ser la cumbre de mi esfuerzo», recuerda. Desde el inicio, tuvo que equilibrar la carga de estudiar arduamente con sus responsabilidades diarias y su vida personal. El apoyo de sus profesores fue crucial durante este tiempo. «Los profesores eran muy cercanos a nosotros. Cualquier preocupación en cuanto a estrés y ansiedad, siempre estuvieron atentos», dice.
A lo largo del bachillerato, Lucía tuvo dominar el temario, y también gestionar la presión emocional. «Lo viví como una cuenta atrás hacia lo definitivo, que era entrar en la quería que fuera mi carrera», explica. La gestión del tiempo y el enfoque en sus estudios fueron esenciales. Aunque no seguía un horario fijo, su dedicación era inquebrantable. «Sencillamente, mi horario de estudio fue hacer todo lo que podía cada día y así continuamente a lo largo de las semanas», explica.

Uno de los mayores sacrificios que Lucía tuvo que hacer fue abandonar la gimnasia rítmica, un deporte que practicaba desde los siete años. «Vi que el tiempo era limitado y, para mis capacidades, era necesario sacrificar una de las dos y yo elegí sacrificar el deporte», comenta ya con cierta melancolía, a pesar de su juventud. Aun con tristeza, reconoce que era una decisión necesaria para alcanzar su meta.
Preparación meticulosa para la EBAU
La preparación de Lucía para la EBAU fue un proceso riguroso que comenzó mucho antes del mes de junio. Su estrategia de estudio fue meticulosa y bien planificada. «Prioricé las asignaturas que más me costaban, como lengua y literatura, inglés, matemáticas y filosofía, desde el principio», explica. A pesar de los nervios y la presión, Lucía encontró la manera de mantener la calma y la constancia. «Al principio estaba muy agobiada, pero con el tiempo logré establecer un horario de estudio que funcionó para mí. Me hice una lista con todo el temario y fui tachando lo que iba estudiando», cuenta.
Durante la semana de exámenes, los nervios fueron una constante. «Los nervios esa semana fueron a más, eso sí que es cierto. Sentía una cuenta atrás, el tic-tac del reloj todo el rato», recuerda. Sin embargo, al llegar el día de la EBAU, Lucía se sorprendió por la calma que sintió. «A pesar de haber ido súper nerviosa a los exámenes de segundo de bachillerato, el primer día de la EBAU no tenía ni un solo nervio», revela.
Un logro extraordinario
El resultado de su esfuerzo fue una nota que superó sus expectativas. «Sabía que se me había dado bien, pero no tan bien hasta ese punto», admite. Obtener un 13,9 fue para Lucía «como un sueño cumplido». Este logro le permite acceder a la carrera de medicina en Ciudad Real. Pero, sobre todo, es un testimonio de su capacidad de superar desafíos y retos. «La adaptación al medio de Lucía ha sido clave», afirma Braulio, su tutor.

Lucía reflexiona sobre lo que significa haber alcanzado esta meta. «Es una sensación de alivio tremenda. Todo mi trabajo ha dado fruto. Todavía sigo en una nube, sin poder asimilarlo del todo», confiesa. Además, subraya la importancia de mantener una buena salud mental durante el proceso. «Es esencial cuidar la salud mental. No tenía sentido estar agobiada todos los días por la EBAU. Aprendí a mantener la compostura y a ser constante», añade.
Mirando hacia el futuro
Con la nota en la EBAU ya asegurada, Lucía mira hacia el futuro con esperanza y emoción. «Espero que medicina sea verdaderamente mi vocación. Siempre he sentido que lo es, pero lo sabré con certeza cuando esté allí,» reflexiona. Está preparada para enfrentar los desafíos que vengan y está decidida a dar lo mejor de sí en esta nueva etapa de su vida.
Lucía también reflexiona sobre la importancia de las oportunidades. «Me siento muy agradecida por tener la oportunidad de estudiar. No todo el mundo tiene esta suerte hoy en día. Esta perspectiva me ha ayudado a valorar lo que tengo y a darle la importancia adecuada», comenta.
La historia de Lucía puede ser una fuente de inspiración para otros estudiantes. Su éxito demuestra que, con determinación y apoyo, es posible alcanzar metas ambiciosas, aunque sólo sea en el principio del camino. «Quiero que otros estudiantes sepan que, si desean algo, deben trabajar por ello, siempre cuidando su salud mental. Se puede lograr más de lo que uno piensa», aconseja.
La trayectoria de Lucía Alonso es un ejemplo de cómo el trabajo duro, la planificación y el apoyo pueden conducir al éxito. Su logro en la EBAU es motivo de orgullo para su familia, su colegio y toda la provincia de Ciudad Real. Con su nota de 13,9, Lucía se asegura su futuro académico, y puede servir de inspiración a toda una generación de estudiantes a perseguir sus sueños con pasión y dedicación.
El agradecimiento a los que han estado con ella
Lucía atribuye gran parte de su éxito al apoyo incondicional de su familia, amigos y profesores. «Es gracias a esas personas que me han apoyado incondicionalmente, mi familia, mis amigos, mi pareja», recalca. El Colegio San José también jugó un papel fundamental en su formación. «Como he dicho anteriormente, he estado toda la vida en el Colegio San José, entonces fue un poco esa sensación de familiaridad la que me hizo quedarme allí para el bachillerato», explica.
La historia de Lucía Alonso es un relato de determinación, esfuerzo y éxito, como comenta su tutor en el Colegio San José. Su logro en la EBAU no solo marca un hito en su vida, sino que también es un ejemplo inspirador para muchos. Con su dedicación y pasión, Lucía ha demostrado que es posible alcanzar, por lo menos, la puerta de entrada a los sueños, y su historia seguirá motivando a otros a luchar por sus metas.