“De tal palo, tal astilla” o de “casta le viene al galgo” son algunas de las máximas sobre el testigo recogido por Luis Miguel García de Mora Reguillo ‘Lumigarmo’ de su padre, Miguel García de Mora Gallego, considerado uno de los grandes cronistas de La Mancha.
La pasión por la escritura es una afición que nació en él de ver de niño a su padre frente a la máquina de escribir “siempre en el comedor”, de manera que, “en vez de estar estudiando por ejemplo ese día Geografía, me fijaba en sus crónicas recién elaboradas o le leía las que acababa de publicar en el Lanza, La Vanguardia u otros periódicos o revistas”.
Siguiendo los pasos de su padre, cuya sección en Lanza se denominaba ‘Caminar y contar’, continuó redactando crónicas bajo ese machadiano título en el semanario ‘Puerta de Toledo’ cuando se desplazó a Alcalá de Henares, trabajos del que nace su segundo libro ‘Caminando y contando’, en el que reúne, además de fotografías, sesenta crónicas que son retratos desde la sencillez y la naturalidad de lo cotidiano, historias reales que se ha ido encontrando.
Si su padre se recorrió la provincia de Ciudad Real, además de media España y otros países, de los que salieron multitud de artículos que publicaba en siete periódicos y cinco revistas, Lumigarmo, acrónimo de Luis Miguel García de Mora, hace lo propio visitando desde localidades próximas a Alcalá de Henares como Torrejón de Ardoz o Santorcaz hasta otras comunidades como la gallega y la andaluza, sin olvidar su estrecha vinculación con Ciudad Real capital, La Solana -su pueblo natal- y otros municipios como Almagro y Manzanares.
Habla en su selección de crónicas del quiosquero ciudarrealeño Esteban y el 75 aniversario del diario Lanza; de personajes populares solaneros como Agustín Delgado -conductor de La Sepulvedana-, el fotógrafo Pedro Carranza y la tienda de la Buena Moza; saca a la luz las vivencias de personas centenarias como María Santiago que bailó con Lola Flores; narra cómo los vecinos de la urbanización La Cardosa, próxima a Alcalá, aportaron los materiales para construir por ellos mismos una ermita; conversa con actores como José Rubio; y describe a personas que han dedicado toda una vida a ser, por ejemplo, maestras, boticarios, pasteleros, niñeras o carteros.

Luis Miguel García de Mora “escribe de manera muy coloquial. Es muy oral, espontáneo, ocurrente y con sentido del humor”, además de soler incorporar sus amplios conocimientos en el mundo del cine, aprecia su hermana Gloria, encargada de uno de los cuatro prólogos de este libro, segunda parte de ‘Crónicas de un manchego en Alcalá’.
Es también muy machadiano, hace real que se hace camino al andar y “también al contar”, estando muy presente en sus escritos la nostalgia por “un mundo que desgraciadamente ya se ha ido y que amaba y muchos amábamos”.
“Luis Miguel García de Mora es albacea de aquellos contadores de pequeñas grandes historias, a caballo entre trovadores y periodistas, henchidos de entusiasmo y preñados de altruismo”, señala en otro de los prólogos Aurelio Maroto, periodista de Lanza y La Gaceta de La Solana. Se trata de “un caminante incansable que, ojo avizor, transforma aquello que pasa desapercibido por el ciudadano de a pie en un artículo digno de ver la luz”, expone en otro de los prólogos el escritor y poeta Sergio P. Delgado.
Este libro es “un gran tesoro, lleno de nostalgia y evocación”, aprecia Val Marchante Leganés, miembro de la Asociación de Escritores de Madrid, en el cuarto de los prólogos del libro, cuya puesta de largo en Ciudad Real capital contó con la participación del poeta solanero Santiago Romero de Ávila, quien resaltó la “verdad pura y escueta” de sus semblanzas, envueltas en un “lirismo insospechado” sin pecar en vulgarismos y con una prosa rítmica, cadenciosa y armónica.
“Con un estilo sencillo, ameno y natural, nos ofrece su mirada cercana y costumbrista al mundo circundante en una gran variedad de ambientes rurales y urbanos, de personas y personajes de todo tipo, de su tierra y de tantas tierras, con una visión colorista, simpática, llena de espontaneidad y sabor local”, agrega Gloria.