Tras 58 días ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital General Universitario de Ciudad Real, Fernando Casado, de 62 años de edad, vecino de la capital y extrabajador del mismo hospital, ha plantado cara al COVID-19 y el pasado jueves volvió a planta. “Tras 58 días bastante trágicos, por fin vemos algo de luz”, señala su familia.
Fernando ingresó en el centro hospitalario de Ciudad Real el pasado 23 de marzo, una semana después de que el Gobierno decretase el estado de alarma y antes de que el mundo cambiara por completo. Tras dos días ingresado en planta, Fernando empeoró y lo trasladaron a la UCI, donde ha permanecido 58 días entubado, hasta el pasado 21 de mayo.
“Todavía nos queda un largo camino por recorrer”, explica Maria del Carmen Avellano, esposa de Fernando. “Después de 58 días intubado y sin moverse ha perdido toda su musculatura y aún es pronto para que pueda empezar a andar”, destaca. A pesar de esto, “toda la familia estamos muy contentos de que haya superado este paso”.
“Han sido unos días muy difíciles, no podíamos hablar apenas con él y solo conocíamos el parte que nos daban los médicos a mediodía”, pero “por fin esta mañana llegó la noticia que todos esperábamos”, destaca.
Después de dos meses, Fernando tiene por delante un largo camino de recuperación. Los especialistas lo llaman síndrome post-UCI, una variedad de secuelas físicas y psicológicas que acompañan al paciente durante los primeros meses. Pérdidas en las capacidades motoras y cognitivas a las que, en este caso, se suman el asumir que despierta en un mundo distinto del que dejó cuando cerró los ojos.