Manolo Rubio Caraballo nació el 20 de mayo de 1943, justo el mismo día que Lanza apareció como diario vespertino. Y su nacimiento fue en la calle Lanza de Ciudad Real. Con esas coincidencias, la vida no le podía tener guardado otro destino que no fuera este medio de comunicación, en el que fue uno de sus trabajadores durante 42 años.
Ahora, Manolo Caraballo, al igual que Lanza, cumple este sábado los 80 años. Asegura que siempre cuenta esas similitudes y recuerda cómo comenzó como cajista en 1966, por entonces en la sede de Lanza que se encontraba en la calle Comandante López Guerrero, con el primer director José Gutiérrez Ortega.
Llegó con 23 años, después de trabajar durante cuatro meses en una imprenta en Madrid, para luego marcharse a Ceuta a realizar el servicio militar obligatorio en el Cuartel Infantería Ceuta 54. A su vuelta a Ciudad Real, se casó y entró a trabajar en el diario, al que recuerda como un instrumento muy importante en Ciudad Real. “Había muchos lectores. La gente lo leía mucho en la calle, porque había interés en las noticias. Se vendían muchos periódicos y llegábamos a tirar casi 5.000 ejemplares por entonces, más todavía cuando salían los extras de Semana Santa o Navidad. Eran muchos”.
Con un contrato en prácticas comenzó Manolo Caraballo, para luego, por el fallecimiento de un compañero, pasar al departamento de confección de páginas. Sus conocimientos por entonces eran muchos, después de una buena formación en los Salesianos, en la Escuela Hogar Santo Tomás de Villanueva que también recuerda con mucho cariño.
Precisamente allí fue donde comenzó a jugar al fútbol de forma federada, su gran pasión deportiva. Por entonces, como extremo derecho con 18 o 19 años, explica que “teníamos un gran equipo. Casi siempre ganábamos” y cuenta con orgullo cómo con ese conjunto colegial él y sus compañeros estuvieron a punto de subir a la por entonces Tercera División, pero en la eliminatoria final ante el Bolañego y tras empatar en casa a uno en la ida, perdieron por 3-1 en la vuelta. “Recuerdo que el director nos llegaba a decir que no apretáramos, éramos un equipo de colegio y casi que era mejor no subir a aquella Tercera División que, sin despreciar a nadie, no es la que hay ahora. En esa época había Primera, Segunda y Tercera División y en esta había muchísimo nivel, con equipos como el Calvo Sotelo, Cacereño, Badajoz, Metálica Madrileña, Rayo Vallecano… Vaya Tercera División era”.
No todo era el balón por entonces, porque también era músico en la banda de música del propio Colegio Salesianos y también en la de Ciudad Real. Formación, fútbol y tocar la batería y los platillos, a veces la trompa, eran sus actividades diarias antes de su traslado a Madrid cuando iba a cumplir los 20 años.
En la capital siguió dándole al balón en el Rayo. Luego, durante el servicio militar en Ceuta, tuvo tiempo también de jugar en el Imperio de Ceuta B, en Tercera División. Allí tuvo una buena ‘mili’, incluso pudo quedarse más tiempo del obligado ejerciendo como músico en la banda, pero quería volver a su tierra: “Yo qué hacía allí, aquí tenía a mi novia, mis padres y a mis hermanos…”.
Se licenció en mayo de 1966, se casó en octubre con María del Pilar y poco después comenzó esa experiencia profesional en Lanza, donde estuvo toda su vida laboral. Lo compaginaba al principio con el fútbol dentro del campo, ya no como federado, hasta que decidió emprender su aventura en los banquillos.
Así iba adquiriendo experiencia como entrenador, a la par que evolucionaban las técnicas de impresión y elaboración del periódico diario Lanza, que pudo seguir a través de su actividad profesional. “Nos tuvimos que adaptar desde la linotipia, los chivaletes, las cajas, el plomo con su polvo tóxico o los componedores al nuevo sistema moderno del ordenador”, explica y señala sus múltiples funciones a realizar en toda esa evolución, pasando de cajista a confeccionador de páginas, llegando luego a tener que ajustarlas o a pasar a la rotativa que tenía Lanza y que todavía se encuentra ya parada en el sótano de su edificio para meter planchas de zinc, ajustarlas en los cilindros, equilibrar los colores y empaquetar los periódicos.
Un trabajo nocturno, en horario de 10 de la noche hasta las 4 o más de la madrugada cuando acababa, además de las horas extras vespertinas que hacía de 15 a 18 horas, y que Manuel Rubio Caraballo tenía que compaginar con los entrenamientos, porque a comienzos de la década de los 70 comenzó su labor de técnico de fútbol. “Era un sacrificio grande, pero era lo que me gustaba. Salía a las 6 de la tarde, iba a entrenar sobre las 7 hasta las 9 de la noche. Cenaba y al trabajo”, cuenta. Todo ello unido a su ‘tarea’ de marido y padre de tres hijos: Manolo, Fernando y José Luis. Aquí también señala otra casualidad en su vida: el mayor y el segundo nacieron el mismo día y a la misma, ambos el 23 de octubre con un año de diferencia.
No solo era compaginar todo eso de lunes a sábado, sino que también trabajaba casi todos los domingos, hasta el punto de por entonces sólo descansar un domingo al mes, un único día mensual al año salvo el periodo de vacaciones. Su pasión por el deporte y, también como reconoce, por las 3.500 pesetas que se pagaba por domingo, “que era mucho dinero”, le hizo acudir esos días festivos a la sede del Lanza para imprimir la Hoja de los Lunes, que salía con información deportiva casi en su totalidad.
“Se metía alguna página de Nacional o de Extranjero. Pero la mayoría de información era deportiva. El director entonces era Cecilio López Pastor y en esa Hoja de los Lunes estábamos los que queríamos y a los que nos interesaba, que éramos la mayoría. Luego tuve un privilegio, en el buen sentido de la palabra, porque de los que empezamos, se fueron saliendo y me quedé yo solo de encargado. El domingo que yo descansaba dejaba preparados la mitad de artículos y de cosas”, relata. Después de esa Hoja del Lunes y con el paso del tiempo, se pasó al suplemento Lanza Deportivo, en varias etapas de su historia.
Más de 40 años como entrenador
Más de 40 años lleva Manolo Rubio Caraballo en los banquillos. No olvida su primer equipo, el cadete del Mesón Bisabuelo, cuando no tenía todavía el carnet de entrenador que se sacó posteriormente. Después entró en las categorías inferiores del Manchego, también en los cadetes, para pasar al CD Larache, donde fue campeón. “Teníamos un equipo muy bueno, ganábamos bastantes partidos”.
El también cadete de la Peña del Athletic fue otro de sus equipos, para regresar de nuevo al CD Larache y al Manchego antes de su paso a juveniles, a los mandos del Pío XII, el Alarcos de categoría provincial, vuelta al club mancheguista y luego a Los Ángeles. En sénior dirigió a la Estrella de Miguelturra, además de al Poblete y Las Casas. A veces como primer entrenador, otras como segundo, haciendo funciones de delegado o, incluso, como técnico de los porteros, función que realiza actualmente a sus 80 años en el club casero de Autonómica.
“No he parado del fútbol y ahora todavía sigo. Lo que pasa es que ya con 80 años no puedo hacer ejercicios, no es igual que antes”, admite a la vez que muestra con orgullo que “el fútbol ha sido mi gran pasión desde pequeño, además también de la música”.
Tampoco es para él igual que antes el fútbol actual, especialmente el de las categorías que más conoce como son las de autonómica. “Antes se vivía con más pasión, tanto los aficionados como los jugadores. Ahora no veo tanta. Será porque antes no había ni videojuegos ni cosas de esas, antes se jugaba al fútbol en la calle”, asegura y sí que solo ve una importante evolución en las instalaciones, “ya que antes los campos eran casi todos de tierra. Ahora tienen ya todos césped”.
Un fútbol que le llevado a encontrar muchas amistades, a ser conocido en Ciudad Real y a llevarse muchas alegrías, como ese triunfo con el CD Larache, los pases de fase con el Manchego o las victorias en torneos con el Perchel o el Pío XII, entre otras más. Unos triunfos que contó por entonces el diario Lanza, en el que trabajó durante 42 años hasta su jubilación en 2008. Mucho tiempo ha estado compaginando la rotativa con el fútbol. Es lo que el destino parecía tenerle guardado por su afición y porque este sábado 20 de mayo de 2023, al igual que este medio de comunicación, cumple los 80 años.
