El joven bailarín español Manuel Pérez ha protagonizado una de las actuaciones más destacadas del Youth America Grand Prix (YAGP), celebrado recientemente en Tampa (Florida), uno de los certámenes de danza más prestigiosos del mundo. Con solo 15 años, ha logrado no solo posicionarse entre los doce mejores bailarines del mundo, único europeo en alcanzar este Top 12, sino también atraer la atención de tres de las escuelas de danza más reconocidas del continente, que le han ofrecido becas completas de formación, alojamiento y manutención para el próximo curso.
La participación de Manuel Pérez en el YAGP ha culminado un intenso año de preparación y sacrificios. En las semifinales, defendió con solidez su variación clásica del «Quijote», y brilló en la modalidad de contemporáneo, lo que le permitió acceder a la final del certamen. Allí, frente a competidores de altísimo nivel, especialmente del continente asiático, demostró madurez artística y técnica, alcanzando una posición de gran prestigio: entre los doce primeros del mundo. “El objetivo estaba cumplido. Estar entre los 25 mejores ya era un sueño. Llegar al Top 12 fue un regalo”, ha expresado su familia.
Pero los logros no terminaron ahí. Su talento ha despertado el interés de tres de las academias más relevantes de Europa: la Tanz Akademie Zurich, la Princesse Grace Dance Academy de Mónaco y la European School of Ballet de Ámsterdam, que han ofrecido a Manuel una beca integral para continuar su formación profesional en sus centros. La decisión definitiva sobre su futuro está prácticamente tomada, aunque esta semana la familia se encuentra en Mónaco, invitados cordialmente por la escuela. “En este mundo no se puede quedar mal con nadie. Los caminos se cruzan, y siempre es importante agradecer las oportunidades”, ha comentado su padre, Manuel Pérez.

Este recorrido no ha estado exento de retos. El año ha sido intenso, exigente y emocionalmente agotador para el joven artista. “Ahora entiendo cuando se habla de la salud mental de los deportistas. Desde fuera parece que lo tienen todo, pero trabajan bajo una presión enorme que puede llevarles al colapso. Es un esfuerzo físico, mental y emocional constante”, ha afirmado su padre, quien acompaña a la joven promesa en sus viajes gracias a la flexibilidad de su trabajo.
A corto plazo, los objetivos son claros: terminar bien el curso actual y continuar la preparación durante el verano, sin dejar de bailar. En los próximos meses, Manuel participará en cursos de perfeccionamiento en Génova o Milán, organizados por el propio YAGP para los finalistas destacados del Grand Prix.
Para sus padres, esta nueva etapa supone una mezcla de orgullo y tristeza. “Verlo cumplir su sueño nos llena de felicidad, pero también nos duele no poder vivir su día a día. Se va nuestro niño de 15 años, pero se va a hacer lo que ama”, comparten con emoción.
Finalmente, la familia ha querido expresar su agradecimiento más sincero a todas las personas e instituciones que han hecho posible este camino. Desde Raquel Bernaola, su profesora y guía, hasta el Conservatorio Profesional de Danza Fortea de Madrid, pasando por todos aquellos que, desde la distancia, han sostenido el proyecto. “Yo disfruto de la parte fácil: estar con él y viajar. Pero las que realmente sostienen esto son mi mujer, María Jesús, y mi hija Paloma, que desde casa sufren su ausencia”, ha concluido emocionado su padre.
El caso de Manuel Pérez es un ejemplo de talento, constancia, y también de cómo el apoyo familiar y educativo puede abrir las puertas del mundo a un joven artista. Con el horizonte europeo por delante y el reconocimiento internacional ya en su haber, el futuro de este joven manchego promete ser tan brillante como su presente.