Plaza de toros de Ciudad Real. Segundo festejo de feria. Un tercio de entrada.
Se lidiaron seis toros de Passanha, reglamentariamente despuntados. Con cuajo de carnes. Demasiado parados en el último tercio.
Andy Cartagena: oreja y dos orejas.
Leonardo Hernández: ovación y ovación con saludos.
Ana Rita, que tomaba la alternativa: oreja y vuelta al ruedo tras petición no atendida.
Cartagena salió a hombros.
La de Ciudad Real parece estar convirtiéndose en una plaza escenario propicio para alternativas; en 2008 la tomó Miguel Ángel Martín, en 2018 Óscar Mota, y este año Ana Rita. Y a fe que estuvo realmente digna la amazona portuguesa en ocasión tan trascendental, clavando al estribo e intentando hacer las cosas por derecho. El de Passanha que abrió festejose dejó, si bien su ímpetu, después de dos rejones de castigo, fue de más a menos, algo que, en general, se repitió en mayor o menor medida en el resto de astados, que tuvieron la mecha muy corta.
Muy decorosa anduvo igualmente Ana Rita en el que cerró festejo, ya de anochecida y con el tedio invadiendo los ánimos, a pesar de la esquiva acometida de su deslucido antagonista, que apenas prestó atención a las cabalgaduras, teniéndose que echar meritoriamente encima la amazona portuguesa con el fin de clavar. Se pidió la oreja pero no se concedió, y sin entrar a valorar si la merecía o no, aunque valorando negativamente el que ella misma sí la solicitara, creo que el Presidente, a quien por otro lado tengo por buena persona, se equivocó. Si hay que pecar de excesivamente generoso es con aquellos que más lo necesitan, como es el caso. La faena no pudo ser brillante porque fue imposible con semejante marmolillo, pero el público, al igual que ocurrió en el segundo de Manzanares el viernes, la pidió, y una salida a hombros para alguien que ha llevado la lucha de la amazona portuguesa habría supuesto una bonita foto en su carrera. No obstante, si Ana Rita sigue así, seguirá escalando posiciones, y puede que incluso arrebatando la posición de privilegio que actualmente ostenta otra amazona (Lea Vicens) que, sin ir más lejos, el año pasado protagonizó una actuación realmente deficiente en nuestra plaza. Por tanto, muchos de los allí congregados salimos de la plaza con una sensación algo amarga por tener que ver a Ana Rita irse a pie.
El segundo de la tarde anduvo perezoso a la hora de salir por toriles, dilatándose esa acción alrededor de diez minutos. Andy Cartagena pinchó una faena en la que él puso el ímpetu del que adolecía el toro de Passanha, sobre todo en los compases finales de faena en la que hizo amagos de echarse. A pesar de los pinchazos el de Benidorm abrió su casillero.
El cuarto se apagó muy pronto, optando Cartagena por efectismos para hacer al público entrar en la faena. El eficaz rejón de muerte fue lo más lucido de su actuación, lastrada por la falta de acometividad continuada del de Passanha. Se le pidieron las dos orejas, y le fueron concedidas.
Leonardo, al igual que ocurriera en el segundo, le puso la sal a una faena a un toro apagado en la que lo más destacado llegó al clavar dos farpas atravesando de punta a punta el amplio ruedo de la plaza de Ciudad Real para clavar al quiebro. Marró con el descabello perdiendo trofeo o trofeos.
De nuevo lo más notable en el quinto llegó al clavar al quiebro de extremo a extremo de la plaza, predominando los pares al quiebro y al violín sobre las batidas puras. Se echó encima para dejar medio rejón de muerte arriba algo atravesado en primera instancia, para pinchar a continuación, perdiendo de nuevo la oportunidad de puntuar.