Viernes Santo para la esperanza en Hospital General de Ciudad Real, que desde esta mañana nota menos carga asistencial en Urgencias y también en las hospitalizaciones por coronavirus, que han bajado en 66 pacientes en los últimos dos días, según datos facilitados por el Sescam.
Otro dato para el optimismo es que el jueves había ocho camas libres en UCI y el personal que no tiene inconveniente en hablar con la prensa reconoce que ha habido mejoras en la disponibilidad de material de autoprotección, “pero desde hace dos días, no mucho más”, aclaran.
Mañana «muy tranquila» en Urgencias
“Hoy se ve algo de luz, esperemos que sea una buena señal”, comentan dos auxiliares de enfermería experimentadas de una mañana de Viernes Santo “muy tranquila”, algo atípico en este mes largo de plena expansión de la pandemia.
“Ahora mismo tenemos más personal, se notan los refuerzos, pero en medios no tanto. Hasta hace dos días teníamos que reutilizar las mascarillas una y otra vez, mucha gente se la llevaba a casa y la lavaba sin saber después qué protección tenías. Ahora ya nos han proporcionado una mascarilla por turno”, comentan.
Trabajar con miedo
Reconocen que los inviernos en Urgencias siempre son duros, algunos “durísimos”, pero jamás habían vivido una situación como la este año, “por muy duro que sea un invierno tú no vienes a trabajar con miedo, y ahora sí”.
En las semanas que llevaban volcados en el virus, que ha obligado a reestructura las Urgencias (una zona para personas que llegan con síntomas y otras para el resto), estas auxiliares se han planteado si iban a disponer de medios de protección y se han tenido que negar a hacer ciertos trabajos por carecer de equipos adecuados, “y eso para un trabajador de la sanidad pública es muy doloroso”.

Dos urgencias en residencias
Juan Carlos Roncero, empleado del transporte sanitario desde hace 27 años y funerario, llega sobre las once y media de la mañana para dejar en Urgencias a una paciente con posible Covid-19, interna en una residencia de mayores. Es una paciente de alto riesgo y el transporte lo hace con un equipo de protección individual (EPI) dotado de todos los elementos de protección, que le da aspecto de astronauta, “cada vez que acudimos a un traslado a una residencia de mayores vamos así”, explica.
Deja a la señora, que está consciente y le da las gracias, a buen recaudo, y se marcha a otro aviso. “Es el segundo traslado desde las ocho que estoy de turno”, señala, en una mañana que reconoce que no es de las peores desde que la pandemia golpea España y la provincia de Ciudad Real, la más afectada en Castilla-La Mancha por el virus, que en la última jornada ha experimentado un repunte de fallecidos, tras varios días de descenso.