El obispo de la Diócesis de Ciudad Real, Gerardo Melgar, ha invitado esta mañana a los fieles a mirarse en el espejo de la Virgen María, y de su advocación Nuestra Señora del Prado. “Ella es nuestra esperanza en el peregrinaje hacia nuestro destino con Jesús”, ha señalado en su homilía en la Eucaristía celebrada esta mañana en la catedral en el día de la patrona de la capital.
Ha sido el principal acto religioso que ha acogido la ciudad, con la imagen de la Virgen en su carroza al pie del altar, en la jornada central de sus fiestas mayores, tras la suspensión de la procesión por las calles con la figura mariana debido a las restricciones sanitarias e higiénicas implantadas para frenar la pandemia del coronavirus.
El prelado ha recordado la importancia de la fiesta, centrada en la Asunción de la Virgen, que fue proclamada dogma de fe en 1950 por el Papa Pío XII. El significado para los creyentes, ha indicado Melgar, va más allá de la vida en la tierra, que no es una vivencia aislada, sino “la peregrinación hacia el último destino, que es la vida eterna”.

Es la meta a la que, según ha expresado el obispo, “hay que mirar” mientras “caminamos por la vida”. “Cuando medio mundo mira a lo mediático, a lo material, nos olvidamos de esta meta final”.
Frente a “lo inmediato, lo efímero, y el aquí y el ahora” está el cultivo de «una existencia en Jesucristo”, un camino que “da sentido» a la propia vida, a veces con «momentos de dolor».
Por ello, Melgar ha invitado a “no mirar tanto al suelo” y “elevar los ojos hacia arriba, al cielo”, en el día de hoy “con el pensamiento y el corazón” en la figura de la Madre de Dios, que es ejemplo “de quien ha recorrido el camino con amor”.

El Papa Pablo VI, ha evocado el Obispo, mostró su profunda devoción a la Virgen y su importancia en la historia y en la salvación del hombre “con su plenitud y bienaventuranza”. La glorificación de la Virgen “es un anticipo de la gloria que nos espera”, ha dicho, antes de reflexionar sobre la felicidad de las personas, en el caso de los cristianos «a través de Jesús”, porque “todo termina en Él”. Por ello, “no hay que confundir el medio con el fin”, que es la eternidad tras la muerte física.
El prelado también ha saludado a los miembros del Cabildo, a los representantes de la Hermandad dela Virgen del Prado y de la Corte de Honor, a las autoridades locales, encabezadas por la alcaldesa, Eva María Masías, y al Pandorgo de hogaño, Benito Puebla, y la Dulcinea, Gema García del Castillo.

Bendición papal
En la bendición, el obispo de la Diócesis ciudarrealeña, ha dado la bendición papal con indulgencia plenaria para quienes han cumplido con los sacramentos de la confesión y la comunión, y han rezado cada día el Padrenuestro o el Credo.
La Eucaristía ha finalizado con el canto de la Salve Madre por la Asociación Coral Polifónica Santísima Trinidad de Torralba de Calatrava, al que se han unido los numerosos fieles que han asistido a la función. La agrupación coral, acompañada por el organista Pedro López Hervás, ha interpretado composiciones litúrgicas que han dado solemnidad a la celebración, a la que han asistido cientos de ciudarrealeños. Todos han guardado las medidas sanitarias y han guardado la distancia de seguridad.
Ha habido numerosos fieles que han seguido la celebración religiosa desde la calle, en concreto desde la Puerta del Perdón, en la calle Reyes, que se ha abierto en el día de la Patrona.