Un parado “desesperado” (lleva tres años sin empleo desde su último trabajo en un plan municipal) que se ha obsesionado por el deporte, pero no un malhechor. Este es el perfil según sus padres del hombre de 40 años, vecino de Valverde, que el lunes fue reducido por varias patrullas de la Policía Local, alertadas porque supuestamente estaba causando daños con una barra metálica por varias calles del centro.
“Mi hijo no atacó a nadie con una barra de hierro, ni la tenía ni ha aparecido, venía sofocado de hacer deporte y se alarmó cuando la policía lo llamó por su nombre”. Es lo que cuenta su progenitor que, sentencia en mano (el caso se resolvió al día siguiente en un juicio rápido), se siente molesto por el trato que recibió su hijo por parte de los policías (dos de ellos sufrieron heridas leves).
No entienden la supuesta alarma
Los padres todavía no entienden quién se inventó que su hijo llevaba una barra de hierro, ni el revuelo que se armó en pocos minutos, y esgrimen la sentencia del juzgado de instrucción número 3 de Ciudad Real, de guardia esta semana, como prueba de que lo único que pudo hacer mal es resistirse a la policía.
Aficionado a levantar piedras
Muy corpulento (es aficionado a levantar piedras) sus padres creen que la gente se pudo alarmar porque esa mañana, sobre las once y media y tras hacer una sesión de deporte en un parque de la capital, iba corriendo sofocado a buscarles a la plaza del Pilar. A la altura de la calle Carlos Vázquez “los agentes lo llamaron por su nombre y forcejeó con ellos. Es posible que le hiciera daño a uno de ellos, pero a mi hijo también lo golpearon”, recalca la madre.
El caso, en el que no ha aparecido la barra por la que fue alertada la Policía Local según su versión, se resolvió el martes en un juicio rápido y de conformidad entre la defensa del acusado y la fiscalía.
Se resistió a los policías
El juez considera probado que el acusado, si antecedentes penales, “estaba vociferando con aspavientos alarmando a los usuarios de la vía” (la calle Carlos Vázquez de Ciudad Real) sobre las once y media de este lunes, cuando fue requerido por una de las patrullas que bloquean el centro como medida antiterrorista. En vez calmarse, se enfrentó a los agentes: “A quien se acerque a mí lo reviento”, les dijo.
La sentencia recoge literalmente que “pese a las órdenes directas, terminantes y claras de la fuerza policial”, el acusado persistió en su actitud y propinó una fuerte patada a uno ellos, que cayó al suelo, y siguió golpeando a otros policías que acudieron a inmovilizarlo.
550 euros de indemnización
Por estos hechos el acusado ha sido condenado como autor de un delito de resistencia a la autoridad, en concurso con dos delitos leves de lesiones, a dos meses de prisión. También se le condena a abonar una multa de veinte días con una cuota de 5 euros, con responsabilidad personal en caso de impago, y a indemnizar a uno de los agentes agredidos con 300 euros y al otro con 250.